Entrevisto a Aroa Moreno por su novela La hija del comunista
Aroa Moreno habla de la novela La hija del comunista, publicada bajo el prestigioso sello de Caballo de Troya y Premio Ojo Crítico de Narrativa en 2017.
Aroa Moreno: «Escribo desde que sé escribir»
Fue una delicia conocer a Aroa Moreno, lo mismo que es leerla y entrevistarla. Y estas maravillosas fotos se las debo a mi querido Herme Cerezo 🙂
Aroa Moreno es periodista y La hija del comunista es su primera novela. Tiene en el mercado editorial ya dos poemarios: Veinte años sin lápices nuevos (Alumbre, 2009) y Jet lag (Baile del Sol, 2016). Además de dos biografías: una sobre Frida Kahlo, llamada Viva la vida, y La valiente alegría , basada en la vida de Federico García Lorca (ambas en Difusión, 2011).
En La hija del comunista, desde una perspectiva original, nos cuenta una historia poco transitada, a pesar de lo paseado que está el momento histórico en el que se enclava (Segunda Guerra Mundial, Guerra Civil, exilio…). Esta es una novela que tiene de fondo el conflicto, fuera y dentro de los personajes. Tal y como anuncia su sinopsis es una trama revelada con la fuerza y el metraje del recuerdo. En la que Katia, hija de exiliados españoles, crece en la Alemania del Este. En una ciudad en alerta.
Si esta es tu primera incursión en Aroa Moreno, después de estos datos, estoy segura de que correrás a leerla. Si necesitas más: fue la novela con la que se estrenó Lara Moreno como editora residente en Caballo de Troya en 2017 y ya va por su quinta edición.
Además, si estás escribiendo una historia larga y no sabes cómo contarlo todo, este libro puede ser fundamental. Aroa Moreno también tenía mucho que contar, así que decidió llevar a cabo una estructura basada en fragmentos bien elegidos. Una forma de crear que está muy bien rematada en este libro.
Para que conozcas más a Aroa Moreno y su novela La hija el comunista, te dejo sus respuestas.
¿Qué se va a encontrar el lector cuando abra el libro?
Se va a encontrar una novela que contiene una historia contada de forma bastante tradicional. Aunque creo que tiene un estilo propio marcado por mi forma de estar en el mundo. Es una historia que ha sido poco contada, había poca información al respecto y estoy contenta por eso. Primero, por haberla acabado. Segundo, por haber dado un poco de luz a algo que no se conocía como es el exilio en la Alemania del Este. Tercero, porque me lo he pasado muy bien escribiéndola e investigando.
¿Cómo has trabajado los personajes y la protagonista?
Yo tenía muy claro, desde el principio, que quería que fuese una persona no especialmente política, aunque la novela parezca que tiene un contenido político fuerte porque está en unas coordenadas históricas potentes. Quería que se viese arrastrada siempre por las circunstancias históricas. Que su vida más íntima, sus decisiones personales se vieran empujadas por el momento en el que le toca vivir. Así fui trazando su perfil. Me ayudó mucho entrevistar a hijos de exiliados en la Alemania de Este. Ellos me contaron su forma de vivir en ese Berlín que yo no contemplaba. Así le fui dando forma a Kati, a la que nunca he sabido dibujarle la cara. Sabía como eran sus rasgos, pero no era capaz de dibujarle un rostro.
Luego, había otro personaje, que era su padre, que también tenía muy claro cómo quería que fuera, que también es protagonista porque su sombra se alarga a lo largo de toda la novela. Él quería que fuera muy recto en su convicción. Una persona muy segura de sus ideales, pero que ve cómo se quiebran porque cuando la familia no está completa, se quiebra hasta el ideal más alto. Luego hay un personaje que lo he trabajado como resorte. Es Johanes, que es el hombre por el que ella se marcha de la Alemania del Este. Lo he maltratado un poco, porque quería que estuviera ahí para representar el cliché del alemán del otro lado. Alguien muy recto, con las cosas muy claras, pero que cuando se rompen sus esquemas no sabrá manejarlo.
¿Cómo surgió la idea?
Yo siempre ando con la oreja abierta, es una deformación de periodista. Estaba trabajando con Marcos Ana, el poeta, que es el preso que más tiempo estuvo en las cárceles franquistas y él me cuenta que cuando sale de la cárcel, el Partido Comunista lo saca clandestinamente de España y lo lleva en plan trofeo a visitar todos los países donde había exilio republicano. Entre otros países, lo lleva a la RDA y allí conoce a un grupo muy reducido de familias españolas. Entonces, descubro que también hubo exiliados en Alemania. Y empecé a investigar a partir de ahí. Me pareció que era muy interesante. Era algo que no se había contado y esa gente había vivido la Guerra Civil, el exilio, la Segunda Guerra Mundial y la Guerra Fría. Habían visto cómo se construía el muro. Me pareció que había tema para una novela.
¿Cómo ha sido el proceso de documentación?
Comencé a escribir antes de terminar con la documentación que fue un proceso lento y arduo. Escribí casi toda la primera parte, simplemente, cogiendo pequeños datos históricos.
Cuando acabé esa primera parte, volví a empezar otra vez. Entonces, comenzó la verdadera documentación. Archivos, libros, novelas, documentales… Leía todo lo que tenía que ver con la RDA. De ahí siempre sacaba algo, aunque fuera un pequeño dato. Aunque, de nuevo, la documentación me estaba frenando para avanzar. No sé si era un impedimento que yo misma me estaba poniendo para no tirar de la novela o realmente estaba sabiendo ya demasiado. Llevaba mucho tiempo documentarse, por ejemplo, saber cómo eran los nombres de las calles en Berlín, no era una tarea fácil, no se llamaban igual en la época soviética que en la actualidad. Buscar todo eso era muy complicado. Me tiraba una mañana buscando cosas que en realidad no necesitaba. Entonces, pasó algo que lo cambió todo. Entrevisté a personas que prácticamente habían vivido la vida de la protagonista. Ellas me hicieron introducir el capítulo 3, a raíz de cosas que me contaron dinamizaron el proceso y, también, tuve que cambiar algunas cosas.
¿Cómo te planteas la estructura de la novela?
Me hice miles de cronologías de la vida de los personajes. De cómo iba a afectar la historia con mayúsculas a lo que quería contar. Me tracé un guion. Quería contar muchos años y mi pulso a la hora de escribir no es largo. No tengo un aliento largo escribiendo. Entonces, tuve que recurrir a la elipsis. No sabía si iba a funcionar. Estaba contando pequeñas escenas de la vida de alguien de la que tal vez tenía que narrar mucho más. Así que cuando terminé la novela, me quedé pensando si tenía sentido que hubiera hecho así la estructura. Me lo plantee como una forma de contar la vida de una persona, a través de sus recuerdos, que al final son escenas.
Yo recuerdo así mi infancia. Cuando mi madre hizo tal cosa, una escena en la que estaba en la puerta de mi colegio, una con mi abuela… Y lo quise contar así.
¿Para ti qué tiene que tener un buen libro?
Hay libros que los cierras y piensas que te gustaría haberlos escrito a ti porque te han contado una historia especial que te ha mantenido en vilo. O porque tienen un estilo que aporta una mirada nueva sobre algo. Yo me agarro mucho a la forma de contar. Creo que casi todas las historias han sido contadas y, al final, creo que tienes que aportar una mirada original sobre las cosas.
¿Siempre has tenido esa pulsión de escribir?
Escribo desde que sé escribir. Nació mi hermana, nos llevamos ocho años, y le escribí miles de poemas en un cuaderno. Siempre me ha encantado. Siempre lo he hecho. He guardado miles de páginas en un cajón y no encontraba con quién compartirlas durante la adolescencia. Al final, acabas publicando por suerte, porque de pronto alguien refrenda lo que estás haciendo. Apuestas por ello.
¿Qué te gustaría que pensara el lector cuando acabe de leerlo?
Me gustaría que sintiera emoción. Que se contagiara un poco de la emoción de la novela. Creo que conmover al lector es muy bonito.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!