¿Por qué leer literatura clásica? ¿Cuántos muebles tienes en la cabeza?
¿Por qué leer literatura clásica? ¿En serio te haces esta pregunta? Está claro que una editora no te va a decir que no leas a los clásicos. Son obligados para escribir y en este post te cuento por qué.
Por qué leer a los clásicos
La respuesta se contesta sola, pero aún así me encuentro gente que lo cuestiona o que escribe tan pichi sin haber leído nunca a Dostoyevski o a Cervantes, ni a Lope de Vega o Balzac, nada de Proust o Flauvert, nada de Joyce (bueno, vale, este tampoco pasa nada, ya sé que se hace bola); pero nada de Tolstoi o Pérez Galdós, ¿en serio? Madre mía, deja de escribir ya, hazle un favor a la humanidad y a ti.
Que por qué soy tan dura, ahora te lo explico. Siete razones por las que debes leer a los clásicos. Ahí van.
¿Por qué leer literatura clásica? Amuebla tu cabeza
Si no lees a los que han construido la literatura que ahora tú conoces, cómo vas a saber construir la tuya. Si no eres capaz de diferenciar qué fue antes y después, tu cabeza estará vacía de muebles donde sentarte. Tus personajes vagarán por ese desierto haciendo eco.
La inspiración no lo puede todo y si solo tienes como referencia la literatura contemporánea, no vas a tener las suficientes herramientas para contar todo lo que se te ocurre.
Los clásicos lo son por algo, todos han puesto un granito de arena en la historia de la Literatura para llegar hasta aquí, miles de formas de crear diferentes y muy efectivas, tanto que son universales.
Sus obras resisten el paso del tiempo, lo aguantan hablando de temas que en muchos casos son de rabiosa actualidad, pero el secreto no está aquí. La razón que las hace esenciales para escribir bien es el cómo, dónde ponen el foco o quién cuenta esa historia, entre miles de originalidades más.
Si nunca o casi nunca has leído a los clásicos, ponte a ello y luego me cuentas.
¿Cómo sabes qué está bien o mal escrito?
Si no tienes buenas referencias, no sabrás distinguir cuándo una obra está bien escrita o no. Aquí no estoy hablando de gustos.
Te puede gustar más o menos, pero saber si una obra está bien escrita requiere de mucha lectura, de todo tipo, pero es fundamental que se haya pasado por los clásicos, entre otras cosas porque ellos son referencias claras.
El paso del tiempo ha hecho que sobrevivan porque aportan un valor añadido, en ocasiones, casi infinito, que los textos actuales no tienen.
Por dónde comenzar
Puedes empezar por aquellos que tengan que ver con tu forma de escribir, hay miles de referencias para que los encuentres y comiences por ahí. Si escribes romántica, debes leer a Jane Austen, por ejemplo, también a Goethe, aunque solo sea para saber cómo ha evolucionado el género y las diferencias abismales que hay entre los llamados románticos del siglo XIX y lo que hoy se vende como romántica.
Multigénero
Como no solo escribes dentro de un género, puesto que las buenas obras los mezclan necesariamente, no arrincones el resto. Haz una buena lista, bien surtida y abre bien los ojos.
Escribir es contar la vida y esta no tiene un género determinado. Los mezcla todos. En un mismo día puedes pasar del terror a la risa o del amor a la intriga.
Además, hay clásicos en todos los géneros y de todas las condiciones. Puede no gustarte un clásico, por supuesto, todos tenemos una pila de libros que por lo que sea no hay manera de poder leerlos, pero al menos, tienes que saber por qué es clásica esa obra y cómo la ha construido el autor.
Cuántas más herramientas tengas para crear, mejor. Siempre.
Argumentos de venta
Al hilo del punto anterior, sobre todo, en el caso de los autores autopublicados que no tienen mucho asesoramiento detrás y tendrán que viajar solos en más de una ocasión, hay que decir que la cultura es el valor más preciado.
Escribir, en este caso, no es solo contar una historia. Detrás de un libro publicado hay mucho trabajo y muy diverso. Así que si no conoces los movimientos literarios que te preceden, ni sabes distinguirlos, será complicado que puedas tener buenos argumentos en todo el proceso de posescritura: creación de sinopsis, propuestas literarias, presentaciones, entrevistas…
Tu bagaje cultural va contigo a todas partes, si te resientes ahí, también será manifiesto y por muy buena que sea tu obra, la deslucirá tu desconocimiento del medio en el que te mueves.
Pues no me he encontrado yo reseñas o sinopsis diciendo que el autor o autora había revolucionado el género por algo que se había descubierto hacía cien años. No voy a poner nombres porque no me gusta hacer escarnio público, los que me conocéis lo sabéis, pero a esto me refiero cuando digo que es fundamental conocer a los clásicos.
—No lo dices en serio, verdad, Manolo.
—Sí, claro.
El placer de la lectura
Hay libros que han marcado mi vida, que me han enseñado la maravilla de escribir y leer, sin ellos no sería editora. El placer de leerlos fue tal que aún recuerdo las sensaciones.
Con Crimen y castigo, comencé a darme cuenta de que las novelas tenían debajo un entramado endiablado que las sostenía. Cada vez que la léia veía nuevas perspectivas, cada vez aquella escena era diferente, cada vez el personaje se transformaba. La sola idea de intentar descubrir cómo llegó a escribirla Dosyevski, fue suficiente para seguir dándole vueltas. A partir de esta novela, nunca fue igual leer.
Poco a poco, fui viendo más entre líneas, conectando más con el autor, descubriendo los andamios que sostenían las tramas, recorriendo el arco de los personajes o encontrando los datos esenciales y cómo habían sido priorizados.
Leer a los clásicos ha sido y es, porque nunca se acaba de leerlos, una fuente infinita que placer y saber. Para mí, todo cambió aquella mañana fría de enero, en un pueblo diminuto de Cuenca, cuando abrí Mujercitas. Mi mundo se expandió sin límites. Encontré la pócima contra el aburrimiento, la tabla de salvación, el paraíso, la luz…
No forzar
Si después de todo lo que ya te he dicho, sigues pensando que te da pereza, creo que aún así deberías buscar uno y comenzar. Si así no hay manera, pues qué puedo decir, tal vez seas la excepción que confirma la regla.
Lo que está claro es que si te fuerzas a leer algo y no encuentras placer en ello, no vas a extraer ni aprovechar todas las enseñanzas que estos libros tienen que mostrarte. ¿Qué le vamos a hacer? Pero, en este caso, mucho cuidado con lo que escribes. El que avisa…
¡Hasta la semana que viene!
Estoy de acuerdo con lo que comentas en el post. Los clásicos son fundamentales, es algo indiscutible para mí. Sin embargo hay muchos clásicos que se me han atragantado por traducciones mediocres. Quiero hacer un llamamiento público para felicitar a aquellos traductores que nos han llenado de felicidad con su trabajo y para reivindicar más clásicos traducidos y de calidad!
Gracias!
Saludos
Sí, tienes mucha razón, me da rabia no saber tantos idiomas como para poder leer al autor tal cual, siempre me pregunto cómo sería leer el texto original, estoy convencida de que en muchas ocasiones sucede lo que dices; y no quiero ni pensar en las versiones que se hacen para adaptar las obras a los distintos niveles educativos, eso ya es para echar chispas por los ojos. En fin, menos mal que hay traductores maravillosos, como bien dices, sino estaríamos perdidos y nos perderíamos mucho bueno. Un abrazo enorme.
Hola Yolanda, siempre es un gusto leerte y aprender de ti. Me parece fantástico lo que propones, siempre he tenido claro que esto hay que hacerlo, pero me encantaría tener una lista en orden de cuáles serían los libros clásicos y cuál es el orden recomendado para leerlos. No sé si sea mucho trabajo para ti, pero sería fantástico. Gracias nuevamente y un abrazo,
Hola, Adriana, gracias por tu comentario, respecto a la lista, es algo muy personal, dependiendo de cómo sea la persona, a qué se dedique o el proyecto que tenga entre manos, le convendrían unos clásicos u otros, en este caso, creo que lo mejor es que eches un vistazo a las listas que hay por ahí y elijas en función de lo que necesites. De todas formas, me lo apunto para hacer un post o ampliar este con una lista de los que a mí me parecen irrenunciables, aunque hoy no lo he hecho porque siento que cada uno debe hacer la suya. Un abrazo.
Me alegra pensar que compartes el gusto por uno de mis escritores favoritos: Dostoyevski
A mí también. Te mando un abrazo enorme 🙂