Claves para usar las acotaciones en los diálogos
Las acotaciones son fundamentales cuando se escriben diálogos. Entre otras razones, porque aportan vida al texto. En ellas se encuentran los matices y gestos que ayudan a que la escena sea más orgánica. Además, intervienen de manera determinante en la percepción del lector sobre la novela.
Siete claves para usar las acotaciones
Ya sé que muchas veces has leído que sirven para distribuir las voces entre los personajes y que el lector no se pierda, pero desde luego ese es su uso más baladí y, bajo mi punto de vista, el menos importante.
En muchos diálogos si no se dice quién habla en cada frase no pasa nada; la marcha misma del diálogo indica quién está hablando, de manera que el lector lo integra divinamente sin complicarse la vida. Mucho mejor que aburrirse entre dijo y dijo y dice y contesta y responde y pregunta…. Fantasía sideral del aburrimiento.
—Es que ya está bien, si noto un «dijo» más, me levanto y me voy.
Verbos dicendi
Y siguiendo este hilo, vamos a comenzar por los verbos dicendi. que no son otros que la retahíla que te acabo de echar en el punto anterior. Todos esos que pasan desapercibidos para el lector; los ve tantas veces que casi ni se da cuenta de que los está leyendo.
Son fundamentales, pero como digo arriba, hay que pensárselo bien para no llenar el texto con ellos. Y aún más, si se los quiere sustituir por otros más rebuscados (por aquello de demostrar que poseemos un registro lingüístico estratosférico), el diálogo perderá su razón de ser: parecer natural. Y como consecuencia, el lector saldrá de la escena irremediablemente.
Y no es que estos verbos no sean importantes, por supuesto que lo son, además de imprescindibles, pero para hacer buenos diálogos, además, deberás conocer muchas más técnicas.
Saber cómo usar los verbos dicendi se da en primero de diálogos, para que te hagas una idea.
No siempre van unidas al verbo dicendi
Otro secreto de las acotaciones es que no siempre se usan utilizando verbos dicendi, puedes incluir solo el gesto. Es mucho más orgánico que repetir todo el tiempo dijo, imprecó o recordó.
Por ejemplo:
—Tráeme manzanas del mercado —le pidió su madre.
—Dime cuántas quieres —le preguntó mientras le enseñaba la lista de la compra.
—Un kilo.
Mucho mejor así:
—Tráeme manzanas del mercado —le pidió su madre.
—Dime cuántas quieres — mientras le enseñaba la lista de la compra.
—Un kilo.
La segunda acotación sin verbo dicendi es mucho más rápida y efectiva.
Naturalidad
Las acotaciones aportan ritmo, tensión y naturalidad, consiguen que veas la escena con claridad en tu cabeza y que el personaje deje de ser R2-D2 en sus movimientos. Además de aportar datos fundamentales para la trama y la escena en concreto que sin ellas perdería parte de su profundidad y sabor.
No es lo mismo:
—María, trae los pimientos que voy a pelarlos.
—Madre, no crees que sería mucho mejor que los guardáramos.
—Para qué, hija.
—Para cuando venga padre, que le gustan mucho.
A esto:
—Trae los pimientos que voy a pelarlos—se volvió Carlota con la olla en la mano.
—Madre, no crees que sería mucho mejor que los guardáramos—. A su novio le encantaban.
—Para qué, hija.
—Para cuando venga padre, que le gustan mucho —mintió.
Sitúan al personaje
Además, también sirven para delimitar escenas, ayudan a situar a los personajes dentro del espacio y el tiempo. Lo que consigue que el lector siga leyendo de manera confortable sin perderse nada.
En este caso, ahorran muchos disgustos, porque no hay nada peor que una narración que adelanta un diálogo con la misma información que nos da la voz de los personajes.
Por ejemplo. Sebastián está en un entierro, se han juntado en la casa de sus tíos un montón de gente y hace un calor horrible en la estancia. ¿Cómo expresas el agobio del personaje y cómo reacciona a esta sensación?
Hacía mucho calor en la habitación y Sebastián dijo:
—Hace mucho calor, vamos a abrir las ventanas.
¿Qué ves aquí? Más que situar al personaje, se está repitiendo información. Esto sucede tan a menudo el algunos textos que parece el Día de la Marmota. Sería mucho mejor hacerlo así:
El ambiente era sofocante.
—Por favor, abrir un poco, aquí no se puede respirar.
Y mucho mejor aún:
—Por favor, abrir un poco, aquí no se puede respirar.
Y divino:
—Por favor, abrir un poco, aquí no se puede respirar —explotó Sebastián yendo hacia la ventana.
Con solo esta frase lo dices todo de una manera rápida, fluida y completa. Utilizas al personaje para mostrar cómo es y al mismo tiempo lo que hace, lo sitúas en el espacio.
Y cada palabra contiene las connotaciones justas para el momento. Desde cómo se expresa el personaje (con vehemencia, pero con educación), a cómo lo muestras (explota, porque no puede aguantar más y se dirige a la ventana porque tiene más iniciativa que nadie en esa habitación).
El lector es capaz de componer todo esto con una sola línea, en un segundo. Un buen ejemplo de economía comunicativa.
—Por favor, dile al narrador que no repita más lo que dices que es agotador, cariño.
Mejor si solo son para el personaje que habla
Una de las claves para usar las acotaciones (de lo más peligrosa) es saber a quién atribuírselas cuando se dialoga.
En muchas ocasiones, veo que en la intervención de un personaje se atribuye la acotación a la reacción de otro que va a hablar de inmediato. Entiendo que se quiera hacer todo de manera cronológica (que es como debe hacerse), pero en estos casos es mucho más sencillo atribuir la acotación al personaje que habla para no crear confusión.
Ejemplo:
—Paula, no me hables así —dijo acercándose a ella.
—Ni se te ocurra tocarme —dijo mientras su marido la miraba con estupefacción.
—Estás siendo muy injusta.
No está mal, pero está infinitamente mejor si lo pones así:
—Paula, no me hables así —se envalentonó su marido.
—Ni se te ocurra acercarte —lo atajó cortante.
—Estás siendo muy injusta— dijo asombrado.
La naturalidad manda en estos casos, siempre. Y en casi todos en literatura.
—Duele mucho que te apropies de mis emociones u mis gestos, son mías.
Saber cuándo ponerlas
Es importante saber cuándo debes utilizarlas o dejar que el diálogo fluya sin ellas. Solo se deben usar cuando la narración te lo pida.
Si puede haber confusión respecto a quién habla, cuando hay un diálogo entre más de dos personas, por ejemplo, o si se necesitan dar detalles de los gestos o cómo se está comportando el personaje respecto a lo que se está hablando. Es decir, qué gesto tiene o qué hace mientras habla o cómo se mueve.
No deben ser largas
Por otro lado, también es importante saber cuándo hay que utilizar una acotación o cambiar de párrafo.
Las acotaciones deben ser lo más escuetas posibles.
Si el personaje hace muchas cosas después de hablar o lo que hace se puede intuir fuera de la escena, hay que colocarlo en un párrafo diferente para marcar el paso del tiempo.
Es decir:
—Me voy a sacar la basura —espetó Juan que cogió la bolsa y salió por la puerta sin decir adiós.
Es mucho mejor así:
—Me voy a sacar la basura —espetó Juan.
Cogió la bolsa y salió sin decir adiós.
Como ves, se lee mucho más rápido y tu mente lo procesa mucho mejor.
Como conclusión a estas claves para usar las acotaciones en los diálogos, ahí va esta pequeña lista:
- Pensar en la emoción o el gesto que hace el personaje mientras habla,
- No anticipar lo que dice o no repetir lo que se dice en el diálogo.
- No cortar la fluidez del diálogo sin justificación.
Excelentes recomendaciones. Las acotaciones aportan credibilidad a los diálogos. ¡Muchas gracias!
Hola, Sigfrido, qué gusto verte por aquí. Espero que estés de maravilla. Mil gracias por el comentario.
Un abrazo enorme y, siempre, gracias a ti.
Excelente; siempre aprendo de usted. Gracias
Hola, Ramón, me alegro mucho de que te haya gustado. Un abrazo enorme y gracias por tu comentario.
Me ha parecido muy interesante el artículo. Me ha servido para refrescar los diálogos.
Sin duda alguna, las acotaciones, muestran emociones, gestos, sitúan al personaje en un lugar.
Me gusta muchísimo trabajarlas bien, porque me ayudan para describir la personalidad de los protagonistas, sin necesidad de acudir a las descripciones. Que serán necesarias en su momento.
Hola, María José, haces muy bien; es una herramienta valiosísima si se sabe usar. Un abrazo enorme y mil gracias.
Muy importante tu aporte con las acotaciones. He tropezado con tus observaciones por casualidad.
A pesar de que todo mi trabajo lo has convertido en un barrizal.
Pero es más importante corregir que seguir en el error.
Gracias por aclarar mis diálogos.
Hola, Vicente, suele ser el efecto que produzco en las obras ajenas, por suerte, qué sería de mí como editora en caso contrario. Los textos se deben revolucionar a mi paso. Me ha encantado cómo has utilizado la palabra barrizal. Usar la palabra adecuada en un determinado momento consigue milagros. Mucha suerte con esas acotaciones, si necesitas una mano, aquí me tienes. Un abrazo y a por ello.