Cómo crear un mundo para una historia o Worldbuilding
¿Cómo crear un mundo para una historia? Aquí tienes 13 consejos para crear un mundo perfecto. Si escribes ciencia ficción, fantasía o terror, este artículo te vendrá bien y, en general, a todo aquel que necesite crear una atmósfera determinada.
Cómo crear un mundo de fantasía
En este artículo voy a hablarte sobre el worldbuinding, o lo que es lo mismo, el proceso de creación de un mundo ficticio literario. Pero ojo, porque el mundo también puede ser real, como nuestro planeta o cualquier otro conocido, y necesitar un trasfondo debido a que la historia está ambientada en un tiempo futuro, o incluso en un pasado remoto (como la era hiboria de Robert E. Howard y su Conan el bárbaro).
¿Qué es el worldbuilding?
Por norma general, el worldbuilding está intrínsecamente relacionado con la literatura de género. La calidad de una novela de fantasía o ciencia ficción dependerá, en buena medida, de la complejidad y verosimilitud de su trasfondo. El terror, en cambio, no necesitará un worldbuilding ex profeso, puesto que normalmente transcurrirá en nuestro mundo, y en todo caso solo existirá un elemento fantástico (el vampiro en Drácula, el monstruo en Frankenstein, el cuadro en El retrato de Dorian Gray…).
13 consejos para ayudarte a crear tu propio mundo
Muchos consideramos a Tolkien el padre del worldbuildingde la literatura moderna, pero la realidad es que Tolkien no creó un mundo como base para escribir una historia, sino que creó una historia para contextualizar dicho mundo. O, más bien, concibió todo un mundo (incluso universo, si tenemos en cuenta su cosmogonía) como trasfondo para una lengua: el quenya. Pero no solo el quenya, ya que en la Tierra Media se hablan diferentes lenguas más o menos desarrolladas. Tolkien era un lingüista brillante, y su faceta como escritor es una consecuencia de su pasión: la lingüística. Tolkien, más que el señor de los anillos, era el señor de las lenguas.
Pero este artículo no pretende hablar de Tolkien, sino de cómo crear un mundo en el que poder desarrollar una historia. Y lo ideal es que ese mundo esté completa y perfectamente concebido antes de que escribamos una sola palabra. Así que aquí te dejo estos 13 consejos para hacerlo:
1. El tamaño sí importa
¿Cómo tiene que ser de grande mi mundo? Bueno, eso depende de cómo de compleja quieres que sea tu historia. Si esta va a transcurrir únicamente en una ciudad, empezaremos por darle un nombre a la misma (un nombre de fuste, que se quede en la memoria) teniendo en cuenta, eso sí, que dicho nombre tendrá que tener una serie de características que, a partir de ahora, serán comunes a todas las palabras construidas en su lengua. «Eh, que yo no soy Tolkien», dirás. Vale, pues en ese caso bastará con que haya grupos consonánticos iguales. Vamos, que suenen igual.
2. Trasfondo y razas
Y ahora que tenemos el nombre de nuestra ciudad, ¿qué hacemos? Pues pensar en todo lo que vamos a necesitar. Desde lo más básico, como las razas que habitarán nuestro mundo, hasta pequeños detalles como expresiones propias del contexto sociocultural de la civilización que vamos a representar. ¿Por ejemplo? Pues, si en nuestra fantasía hay elfos y enanos, nuestros personajes pueden jurar por las barbas de un enano célebre, o por cualquier dios o dioses del panteón de su raza. Porque claro, en un mundo pseudomedieval la religión juega un papel clave, y eso tiene que notarse en todas las facetas de la vida.
3. El mapa, ¿a quién no le gustan los mapas?
¿Cómo completamos el worldbuilding de nuestra ciudad? Por supuesto con un mapa. Nuestros personajes se moverán por un espacio físico, y no podemos ir improvisando nombres de calles y lugares, ya que caeremos en incorrecciones y perderemos al lector en el laberíntico trazado de nuestras palabras. Por eso, es recomendable esbozar un mapa, el cual crearemos en función de las necesidades de nuestra historia y teniendo en cuenta las características de nuestro mundo: organización política, social, económica, religiosa…
Situar a los personajes en el tiempo y en el espacio es clave, aquí también.
4. Improvisar
Hay detalles, por supuesto, en los que no repararemos en un primer momento y después tendremos que improvisar. Pero teniendo la base bien estructurada, estos pequeños añadidos no harán sino enriquecer nuestra historia. ¿Cuál es el tratamiento de las mujeres en nuestro mundo? ¿Es una sociedad machista o, por el contrario, no entiende de género, clase social, raza…? Un buen ejemplo sería la saga de Malaz, de Steven Erikson, en la que la magia está basada en el mérito, no en el género, y que no entiende de racismo o sexismo, ni siquiera en el lenguaje. Este tipo de elecciones nos ayudan a desmarcarnos de la Europa medieval, que al ser el referente más cercano es el que suele utilizarse en fantasía, principalmente porque es un contexto que nos facilita tratar ciertos problemas que todavía arrastra nuestra sociedad.
5. Inventar
¿Y por qué no inventar? Puedes utilizar como base el Imperio romano, las civilizaciones precolombinas, o mezclar elementos de diferentes culturas. Incluso crear tu propia sociedad extraterrestre y adecuarla a las necesidades de tu historia. El atrezo y el decorado también serán claves para configurar el escenario, desde el aspecto arquitectónico de las construcciones hasta la moda imperante. Piensa en las materias primas disponibles y el grado de desarrollo de tu civilización. ¿Y qué hay del comercio? Puedes establecer rutas comerciales entre las diferentes poblaciones; este tipo de aportaciones te permitirán incluir escenas de la vida cotidiana.
6. Salir de la ciudad
Pero ¿y si queremos ir más allá? Si nos gusta concebir a lo grande, tendremos que tener en cuenta variables que nos dificultarán la tarea, pero que, si aprendemos a dominar, enriquecerán nuestro mundo hasta el punto de hacer de él un organismo vivo que se desarrollará por sí solo sin que nos demos cuenta.
Lo primero que necesitaremos es un mapa. Pero en este mapa tendremos que definir algunos aspectos que no eran necesarios en el mapa de la ciudad. Las distancias, por ejemplo, para lo que sería recomendable incluir una escala; una rosa de los vientos para situar los puntos cardinales, o una división territorial. Los territorios, por su parte, tendrán unas características comunes y otras propias, además de diferentes lenguas dependiendo de la distancia que los separe, distancia que habrá que rellenar con pueblos, ciudades, y accidentes geográficos que también necesitarán nombres.
7. Extras
Pero no vamos a profundizar en el mapa, ya que nos llevaría un artículo entero, así que regresemos a nuestra historia. Ahora es más grande, muy grande, y probablemente nos exigirá un sistema monetario, un sistema métrico (siempre podemos utilizar el nuestro; el lector lo agradecerá), un calendario e incluso fases lunares, si es que nuestro mundo tiene un solo satélite (cuidado con las rotaciones y traslaciones si nos da por incluir varios soles o satélites, que no somos astrónomos, ¿o sí?).
8. Contextualización
Nuestro mundo, además, estará contextualizado en una época concreta, y eso significa que antes ha habido una historia que lo ha configurado, y que nuestros personajes, a su vez, serán consecuencia de esa historia, la cual conocerán. Puedes señalar los acontecimientos principales en un eje cronológico que te ayudará a situar la narración dentro de la historia. Todo, cualquier detalle cuenta, y hasta la flora y la fauna dependerán de las condiciones climatológicas de un ecosistema. Flora y fauna que, si nos atrevemos, también podemos crear como Brandon Sanderson ha hecho en su saga El archivo de las tormentas.
9. ¿Cuándo acaba el worldbuilding?
¿Nos dejamos algo en el tintero? Sí, todo. Porque nosotros somos los hacedores de nuestro mundo, y este será tan grande y complejo como queramos; la imaginación es el límite. Eso sí, si hay algo que no tenemos claro cómo funciona, mejor pasarlo por alto o dejarlo tal y como funciona en nuestra realidad. Todas las civilizaciones tienen puntos en común, y no pasa nada por que en nuestro mundo haya elementos de nuestra cultura; ayudarán al lector a meterse en la historia.
10. La voz de la experiencia
¿Qué recomendaría yo como autor? Bien, si te atreves con una gran historia, antes dibuja un mapa, apunta un buen número de nombres para no tener que inventarlos cada vez que un personaje nuevo aparezca, y escribe un pequeño compendio de los aspectos más importantes de la sociedad que vas a representar: historia, cultura, religión, política, organización militar, magia… La magia es otro punto a tener en cuenta, y el sistema de magia, suponiendo que la haya, necesitará sus propias reglas, pero eso también merecería un artículo aparte.
11. Exceso de información
Sea cual sea el trasfondo de tu historia, este tiene que mostrarse en su justa medida. No hay que aturdir al lector con explicaciones innecesarias, sino dejar que la información fluya de manera natural en las descripciones, los diálogos, en libros o documentos… siempre que sea pertinente y signifique una aportación sustancial. Cuidado con el infodumping o información basura.
12. Ciencia ficción
Aunque este artículo se ha centrado en la fantasía, la creación del mundo será básica en la ciencia ficción, e incluso en el terror y en cualquier otro género. Toda literatura, por realista que sea, no deja de ser fantasía, y tenemos que dominar el mundo en el que nos movemos para no incurrir en errores que tiren nuestro trabajo por la borda. La ciencia ficción, en concreto, es literatura de anticipación, y tendremos que tener en cuenta los últimos avances científicos, sobre los que construiremos la ciencia y tecnología de nuestro mundo, además de todas las leyes físicas que rigen nuestro universo. Si ciertos aspectos escapan a nuestro conocimiento, siempre podemos olvidarnos de la ciencia ficción dura y centrarnos en escribir space opera.
13. Lo importante es disfrutar
Lo importante, por encima de todo, es disfrutar, y la creación de nuestro mundo debe estar siempre al servicio de la historia. Si no disfrutamos creando el mundo y sí escribiendo, lo mejor es simplificar y crear el mundo hasta donde nos sintamos cómodos. Al fin y al cabo, solo vamos a pasar en él el tiempo que dure la historia.
Caminé junto a Conan el cimmeriano por la Calzada real de Aquilonia cuando yo era adolescente, y marché a través de las estepas de Nemedia, camino de Zamora para salvar a la princesa Chabela.
Y luchando espalda contra espalda en lo alto de una colina junto a Conan, contra los esbirros de Estigia y centenares de criaturas de la noche y los demonios no muertos.
Escapé de las Amazonas en mitad de la selva donde estaba el circo de de los árboles carnívoros y pude escapar del dios sapo del templo en la isla perdida, atravesando el infierno verde, y de Zaronno saltando desde su barco corsario de negra panza de brea.
Para mí no es fantasía, ocurrió en la realidad. Conozco cada una de las rocas de Hirkania, cada celda de las mazmorras de Khoraja.
Conozco cada rincón de Valusia como si fuera Ítaca si yo fuera Ulises.
Aún tengo los mapas y los planos de las ciudades dibujados a plumilla. Pero me falta la Corona Cobra….
Sí, confieso que disfruté.
Genial, Fran, la mejor manera de crear un universo en la mente del lector es conociéndolo tan bien cómo conoces tú este. A por esos mundos. Un abrazo
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