Cómo hablar en público sin miedo en nueve pasos
Cómo hablar en público sin que se te desactive el cerebro. A medida que perdemos el miedo a tocarnos y a vernos es hora de ir desempolvando nuestras mejores galas para presentar libros.
Cómo hablar en público sin miedo
Claro que sí, la gente está deseosa de ir a presentaciones, a cualquier sitio donde poder relacionarse con otros y hablar de sus cosas. En este caso, literatura, narrativa o ensayo, libros al fin y al cabo.
Ha llegado el momento para volver a subirte al estrado y contarle a tus seguidores, familiares, amigos, lectores y a quién se ponga por delante que tienes un libro pinturero divino.
Eso sí, no se te puede olvidar seguir las reglas de una buena presentación (pincha aquí para verlo), ser original, sin pasarte, y disfrutar mucho haciéndolo. Y en este último punto es donde vamos a incidir.
Cómo hablar en público sin nervios y con gozo
Muchos autores me dicen que les da pánico hablar en público, incluso aunque sea on line.
Uno se acostumbra a la soledad y ser el protagonista puede ser espantoso.
No porque pienses que lo que estás presentando no es bueno, sino porque no sabes cómo hacerlo para mostrar toda esa bondad y superar esa primera impresión de angustia, a veces, bastante paralizante.
La sensación de que todas las miradas están puestas en ti puede ser desastrosa y dejarte en blanco, precisamente, cuando más brillo le tienes que sacar a tu forma de ser.
Para ayudarte a que te sueltes y pierdas el miedo a hablar en público te voy a contar lo que me funciona a mi para que no me de miedo hablar en ningún caso ni bajo ninguna circunstancia. Y no es algo innato en mí ni de broma.
Me encanta estar sola y la gente me aturulla. Me cuesta gestionarlo, así que las primeras veces que tuve que enfrentarme a un auditorio, me temblaban las piernas. Hasta tal punto que me daba la impresión de que no iba a poder articular palabra.
Hablar en público siempre da miedo, aunque no lo tengas. Saber que todo lo que hagas y digas va a ser analizado por otros impresiona. Y no tiene nada que ver con que sean muchos o pocos los que te escuchan o ven.
Miedo a equivocarse
Se tiene horror a equivocarse, a no hacerlo bien, a hacer el ridículo, a caerse… Hay mil miedos más que puedes aplicar a esta situación y la única manera de superarlos es enfrentarte a ellos. Siempre que no sea algo patológico. Cuidado, si crees que tu miedo no se puede gestionar con técnicas y respirar hondo, mi artículo no te va a servir de nada. Tienes que buscar ayuda profesional.
Todos desnudos
Hay expertos que dicen que lo mejor para superarlo es imaginarse al público desnudo.
A mí esto sinceramente nunca me ha surtido efecto, porque me cuesta tal esfuerzo mental imaginarme a la gente desnuda, que me quedo fuera de juego. Así que nunca lo he puesto en práctica.
Y, por otro lado, si consigues imaginártelo, mare meua, apaga y vámonos. Cómo debe ser eso, o muy triste o muy divertido o terrible, todo depende, como bien sabes. La impresión puede ser tan fuerte que no te deje energía para darlo todo por tu libro.
Todos podemos hacer el ridículo
Creo que con este consejo lo que se quiere transmitir en realidad es que pienses que todo el mundo puede hacer el ridículo en un momento determinado y no pasa nada. No vas a quedar mal por eso, ni te van a comprar más o menos libros, porque hasta puede pasar que les des ternurilla y se produzca un efecto rebote de compra compulsiva (nunca se sabe).
De hecho, a veces, una buena metida de pata sirve para todo lo contrario. Se trabajan equívocos que no lo son para hacer campañas de marketing, solo hay que poner la tele un rato para verlo. Así que tal vez en esa patinada, esté tu suerte. Piénsalo así.
Naturalidad y sonrisa
En el peor de los casos, nadie se acordará de eso mañana. Sin embargo, si les caes bien, comprarán tu libro y lo que de verdad va a marcar un punto de inflexión será la calidad de la obra. Ahí sí que no te puedes permitir hacer el ridículo, pero presentándola, cuanto más natural te muestres, mucho mejor.
Lo mejor de tu escritura eres tú, así que es lo que tienes que mostrar tal cual.
En realidad presentar un libro es como una misa, hay toda una liturgia detrás de cada gesto, la gente está acostumbrada a ir y aburrirse con los típicos rituales, pero si cambias el escenario o el guion puede ser algo fresco y natural.
Sé que esto que te digo te estará sonando a chino mandarín, porque pensarás que si tienes miedo de hablar en público cómo vas a poder ser natural y ni te cuento sonreír.
Sencillo, haciéndolo. Punto. Sonreír es muy sencillo, cualquier cosa que cuentes con una sonrisa, será bienvenida. Fingir también es importante. Ensaya delante del espejo las veces que haga falta.
Puntos de concentración
En yoga cuando haces una postura de equilibrio, te concentras en un punto y tu cuerpo parece que se estabiliza y adhiere mucho más al suelo. Te aconsejo lo mismo.
Cuando hablo en público, elijo a diferentes personas, desperdigadas por la sala, y mientras hablo, voy alternando mi atención a cada uno de ellos. Así atiendo a todos los flancos y, al mismo tiempo, testo cómo caen las cosas que digo y esto me permite recapitular.
Aunque esto último es muy peligroso, porque, en ocasiones, al salir de una presentación pensando que mis elegidos se han aburrido como ostras o que no les ha gustado, esas mismas personas han venido a felicitarme una detrás de otra. Que digo yo que alguno puede ser más falso que un ADSL a máxima velocidad, pero todos, no creo.
Lo importante es que sigas el guion marcado y no lo varíes a no ser que tengas ya mucha experiencia.
Así que hazle mucho caso al siguiente punto.
Prepárate muy bien
Para enfrentarte a un miedo, lo mejor es prepararte a fondo. Cuanta más seguridad tengas en todo lo que vas a contar, menos ruido habrá en tu cabeza.
Debes hacerte un guion con esas ideas que sí o sí tiene que extraer el auditorio de ti y de tu libro. Guionizarlas y leerlas hasta que se te caigan los ojos.
Hay gente que dice que es mejor no aprendértelo de memoria, pero para mí es fundamental, porque si solo anoto tres o cuatro ideas sin guion, luego me voy por los cerros de Úbeda en menos y nada, porque a mí me pasa que aunque en mi vida real soy más bien calladita (puedo estar horas y días sin soltar palabra, literal), si me pongo a hablar y fluyo (por ejemplo, cuando hablo de narrativa y literatura) soy capaz de estar horas sin cansarme.
Y eso también da miedo, no creas.
Así que yo lo guionizo todo, a medida que me voy aprendiendo el guion, voy introduciendo la naturalidad en el discurso, hasta que lo interiorizo tan bien que, pase lo que pase, sabré contar todo lo que tengo que decir.
Llévate el papel
Y ese guion va contigo a todas partes, lo pones encima de la mesa, atril o donde sea para que esté a mano cuando hables.
Si te quedas en blanco, a nadie le va a extrañar que leas. Porque antes que decir tonterías o no saber por dónde tirar, es mucho mejor leer lo que tienes escrito y bien guionizado, sin lugar a dudas.
Esa seguridad hará que los nervios se atemperen y comiences a perder el miedo a enfrentarte al auditorio.
Aunque tengo que decirte una cosa, siempre hay un miedo inconsciente, unos nervios que te mantienen en tensión y eso es bueno, significa que quieres dar lo mejor de ti. Y cuando quieres y te has preparado, lo das.
No se puede gustar a todo el mundo
Y, desde luego, no estoy diciendo que debas encantarle a todos. Ahí está el quid de muchos de los miedos a hablar en público, querer gustar a todos. Tienes que saber que eso es imposible, aunque lo bordes.
Es importante contar con que tal vez nadie se interese por lo que digas, pero siempre aprenderás de ese ejercicio y mejorarás para la siguiente vez.
Y, sobre todo, piensa que nadie de los que están ahí saben lo que vas a hacer y pase lo que pase, estará bien.
Disfrútalo
Así que céntrate en disfrutarlo, sí, parece mentira, pero el subidón que vas a experimentar después va a merece la pena, es como una corriente de energía que te deja en las nubes.
Almacena esa energía que vas a gastar a raudales y siente la alegría de presentar por fin esa maravilla que te ha costando tanto traer al mundo. ¡Venga, a por todas!
Si quieres seguir leyendo sobre el tema, te dejo un artículo muy interesante.
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