Cómo motivarse para escribir en medio de una crisis
Cómo motivarse para escribir. Manuel Vilas decía en un tuit que no podía escribir entre tanto horror. Y es que estamos encerrados, anonadados, pasmados, alucinados, incrédulos y muertos de miedo… Sigue tú que también te sabes este cuento porque ni en nuestras mejores/peores distopías habíamos previsto algo así. Aceptar cómo te encuentras es el primer paso para superarlo y ponerte a escribir.
Este post quiero que sirva para mandarte toda la energía que tengo, las ganas y el amor que necesitas para ponerte en marcha. Es mi granito de arena para que aproveches el hoy y recibas ese empujón de fuerza que necesitas para seguir escribiendo.
Cuando el coronavirus te impide escribir, ¿qué haces?
Sé que añoramos todo del exterior, principalmente, amigos, amantes, familia y terrazas. No sé si por ese orden. Las noticias vuelan y se estampan en nuestra cara, la cabeza no da para discernir cuál de ellas contiene algún porcentaje de verdad ni cuál es en concreto la fracción de verdad que tienen. Los niños corren enloquecidos, nuestra pareja es un gran desconocido/da. El pijama ya forma parte de nuestra piel. Que sí, que eso de vestirnos como si fuéramos a salir lo hicimos, pero duró poco. Qué necesidad hay teniendo pijamas.
El ejercicio, uff, dos días también nos duró. Eso sí la nevera va que tiembla. Resulta que podría seguir durante todo el artículo, son tópicos de esta crisis total. Tan tópicos y exactos porque le pasan a todo el mundo o a un 99% de la población (ahora que nos estamos acostumbrando a los porcentajes porque son mucho menos terribles).
No me gustan las recetas en las que se obvia el sufrimiento de la persona que lo está pasando mal a fuerza de mensajes positivos desde territorio seguro. No me puedo imaginar por lo que están pasando tantas personas a las que les ha afectado esta pandemia de mil maneras diferentes, algunas de ellas terroríficas. Si es tu caso, dentro de mis posibilidades espero que este artículo, si te apetece leerlo, te ayude en alguna medida.
Y, por supuesto, si has decidido tomarte unas vacaciones y no quieres escribir, no pasa nada. Una de las mejores actitudes, ante una situación así, es dejar la culpa a un lado. Cuanto más nos machaquemos con ella, menos vamos a rendir. El cerebro funciona así.
Cómo motivarse para escribir: no pienses en nada
Aquí es probable que me cubras de insultos (Elena Ferrante es magistral utilizando esta frase), pero tienes que controlar la mente. Sé que dirás: sí, claro, como no tienes dos hijos y una incertidumbre tremenda, es muy fácil decirlo. ¿Quién te ha dicho que no estoy igual que tú? Seguro que no. Nadie tiene las mismas condiciones que otro, porque todos somos distintos y tenemos distintos caldos de cultivo, pero la inmensa mayoría puede controlar su mente si se lo propone.
Ya sé que es muy complicado. Lo has intentado muchas veces, sobre todo, cuando te vas a la cama y no puedes dormir. Aún así, merece la pena intentarlo de nuevo. Céntrate en tu respiración. Mándate mensajes de ánimo y agradecimiento. Piensa, verás como tienes mucho que agradecer: a tu cuerpo, a tu mente, a tu vida, a tu alrededor… El resto de pensamientos son nubes que pasan sin quedarse. Si te atrapa alguno, sin culpa, vuelves a tu cuerpo y a tu agradecimiento. Practica. Hay miles de meditaciones en internet. (Aquí te dejo una iniciativa fabulosa para meditar todos los días a las 20.30 de la tarde). Funciona.
Y dirás: para qué querrá esta mujer que medite. Es fundamental para concentrarse, salir de bucles tóxicos, tener un ánimo de hierro y centrarse para escribir. Esta será la base sobre la que te sustentes. Ahora viene lo complicado.
Sabiendo lo diferentes que somos, voy a intentar formar seis grupos para que puedas identificarte con alguno de ellos y buscar soluciones para que te pongas a crear, ya. Ahí van.
Tienes la idea de escribir, pero nunca lo has intentado ni te has formado
Hazme caso, no escribas. Sin formación previa, sin tener ni idea de cómo hacerlo, es mucho mejor que busques información, la ayuda de algún profesional, leas ensayos sobre escritura y te prepares para hacerlo bien.
El hecho de que todo el mundo que ha aprendido a leer y escribir pueda juntar letras no significa nada. Como dice Almudena Grandes, una novela es como una casa, si está bien hecha y es fea, tiene remedio; pero si está mal hecha, se desmorona por muy bonita que sea.
Es evidente, nadie debería ponerse a escribir sin formación previa. Y si me dices que nunca lees, pero que tienes el sueño de escribir, me matas. No sé, va a sonar muy mal, pero no lo hagas por el bien de la humanidad, de verdad. Si quieres que tus hijos sepan tu historia, cuéntasela, punto. La transmisión oral hace milagros, créeme.
Pero claro, alguien que no lee, no entiende este argumento. Si no lees no amas la literatura, te da todo igual, con tal de ver tu nombre estampado (nunca mejor dicho) en el lomo de un libro. Así que te la refanfinfla que nadie te diga que sin leer no se puede escribir, ni siquiera entiendes el significado de eso. Así que voy a ser más directa. Si no quieres hacer el ridículo del siglo y que tus amigos rían a mandíbula batiente, porque alguno habrá que le guste leer, ya sabes, mantente lejos de la escritura.
—¿Te gusta leer?
—No, ¿por?
No te atreves a ponerte a escribir, aunque sí tienes formación previa
Ponte. Sé que a los miedos anteriores, se añade el pánico que tienes a ser de los del ejemplo anterior, porque a ti sí te aterra sentirte así. Amas la literatura, no podrías soportar que algo que hayas escrito tú sea tan malo que provoque carcajadas generales.
Olvídate de eso. Por muy malo que sea lo que te salga, nunca será horrible, porque amas lo que haces. Te has formado para ello, has hecho cursos, lees sin parar, tu mente tiene espíritu crítico. Sabes cribar lo bueno de lo malo. Así no va a ser tan terrible, aunque tu subjetividad te ciegue (créeme lo hará y lo hace siempre). De hecho, en este caso, lo está haciendo como resistencia a comenzar algo que te da pavor.
El miedo, en pequeñas dosis, es bueno, impide que te conformes, así que no le des más vueltas. Hazlo. Ponte delante del ordenador (o el papel, sé que hay algunos que aún escriben a mano) y desgrana esa idea que tienes en la cabeza. Pregúntale hasta la saciedad si tiene la consistencia para resistir una trama. Plantéate qué personajes debe tener, llega tan al fondo como la idea te deje.
Prepárate, documéntate. Sé que no puedes salir, pero internet hace maravillas. Y si no vas a poder informarte online, aparca esa idea y atrévete con otra. Seguro que, en todos estos años de preparación, has encontrado miles de ideas que te gustaría llevar a cabo. Revísalas. En los márgenes de aquellos cuadernos tienes alguna que podría funcionar.
Lo importante es comenzar, hasta entonces no sabes qué necesitas en muchos casos. En la cabeza todo funciona a las mil maravillas, pero cuando aquellos personajes se hacen los dueños del papel es cuando de verdad los puedes ver. Hasta ese momento, tu cerebro te engaña todo el tiempo para que te parezca impresionante, pero no te dejes engañar por él. Salga lo que salga de ese borrador va a necesitar al menos tres repasos para ser algo decente. Y aquí da igual lo que te hayas preparado.
Y hay algo muy importante que tu cerebro no te está contando ahora: hay personas que tienen un don maravilloso para la escritura. Aunque haya que corregirles, también tengan editores, todo lo que sale de su pluma tiene algo especial y se nota en le primer párrafo. De inmediato. ¿Y si eres una de ellas? Nunca lo sabrás, si no lo intentas.
Así que ponte y punto. Deja a tu familia en el salón. Busca el momento más propicio. Aunque sea media hora todos los días, pero estás en el momento ideal para hacerlo. Ni te cuento si vives en soledad o no tienes hijos. Es tu momento, aprovéchalo, sin presiones, solo para ver qué sale. Ánimo, seguro que puedes.
Estás comenzando a escribir
A ti te ha pillado a pleno rendimiento, pero estás muy plof con todo esto. El sector de la cultura está fatal, esto te ha hecho reflexionar y piensas que dónde vas, nadie va a leer lo que tú escribas. Y puede ser. O peor, puede que lo lean y no les guste nada. O rían hasta caer rendidos en el sueño (como seguro les va a ocurrir a los de arriba, si pasan de todo y se ponen a escribir). Cambia de pensamiento. Escribes porque solo tú puedes mostrar al mundo eso que llevas en la cabeza. Nadie lo va a hacer por ti.
En un directo, estos días de encierro, Rosa Montero decía que para escribir, debes tener esa pulsión de contarlo. Tienes que escribir sobre algo que necesites contar, pensar o analizar. Algo que debes transmitir y lo sientes en las tripas. Si sientes eso, tienes que hacerlo. Ella decía que es la señal de que lo que escribas va a ser bueno. (Siempre teniendo en cuenta las miles de correcciones que necesitará después, claro)
Eso sí, para saber que vas por buen camino. Revisa todos los detalles. Recapitula si lo necesitas. Vuelve al inicio y ponte a leer todo lo que llevas, revisa la estructura que tenías hecha (espero que también seas de estos) y ve despacio, no hay prisa. Nunca hay prisa en la escritura. Si escribes deprisa, revisa el sistema que utilizas porque tiene agujeros, muchos, seguramente.
Aún hay materias que requieren todo el tiempo del mundo y que la rapidez solo enturbia su belleza, la escritura es una de ellas. Así que despacito, pero sin pausa, ponte a ello.
En el momento en que entres de nuevo en contacto con la historia volverás a fluir, dejarás el mundo exterior a un lado y te sumergirás en ese hábitat que estás creando. Si escribes fantasía o distopía, esta es una ocasión ideal para hacerlo. Vives en una realidad con todas las características de ambos géneros, por no hablar del terror.
La angustia no hay manera de combatirla a no ser que ocupes tu cabeza. Así que ¿a qué esperas?
Tienes una novela a medias
Sigue adelante. Procura encerrarte (nunca mejor dicho), enfréntate de nuevo a la historia, revisa y en cuanto conectes medio segundo con ella, ya estarás de nuevo on fire. Si ves que en ese primer contacto se desinfla. Tienes un problema. Revisa bien qué ha podido fallar. Algunos supuestos:
- Preparación: formación, documentación…
- Puesta en práctica: no tiene la estructura que requeriría, los personajes no encajan, lo que cuentas ahora te parece ridículo…
Hay mil casos de parón serio. Uno de los más comunes es que aquello no te cuadra nada ahora. Dicen que si nos vemos con 10 años menos la vergüenza está asegurada. Y es buena señal. Hemos evolucionado. Cuando paras de escribir durante algún tiempo, puede pasar que vuelvas a la historia y te parezca lo peor. Y así, quién se anima a seguir escribiendo en plena pandemia. Nadie, lo entiendo. En este caso, revisa los casos anteriores.
Si vuelves a enchufarte y, de repente, piensas que cómo has podido desperdiciar tanto tiempo sin escribir, no necesitas que te diga nada más. Lo tienes, continúa.
Estás terminando un libro
En tu caso, no te preocupes, con un esfuerzo mínimo lo vas a conseguir, no necesitas tanto empuje porque estás tan cerca de publicar que eso hace que no haya nada que te impida seguir escribiendo.
En caso de que no puedas escribir por la situación o porque algo no te cuadra en lo que llevas escrito, puede ser que tengas miedo de haber hecho algo mal y que se te desmonte tanto esfuerzo. Tranquilidad, busca a un profesional o a varios. Hazles consultas, pregúntales, puedes buscar alguna consultoría para salir de dudas. Es la mejor manera de cribar cuál de ellos será el elegido más tarde, como editor, lector cero o corrector.
En el tramo final, debes tener en cuenta cómo mantener la tensión, cerrar todos los flecos que tengas sueltos en la trama y saber poner el punto final a tu historia. No estaría demás que antes de ponerte a escribir, comiences a leer desde el inicio y vayas apuntando todo lo que consideres que debes retomar al final para conseguir que la obra sea redonda. Luego, a escribir con todo eso en mente, El simple hecho de ver cuánto tienes que hacer, será suficiente para que te pongas.
Mucho ánimo, no te queda nada y estos días son perfectos para conseguirlo.
No sé ni dónde estoy
Si tu caso no está ni en un sitio ni en otro, igualmente, consulta con un profesional que te ayude. A veces, con una hora de consultoría resuelves más problemas en en diez meses solitarios dándole vueltas a la misma historia. Tu cerebro tiene las trampas bien puestas, siempre serán las mismas y es muy difícil descubrir cuáles son.
En mi trabajo, es el pan nuestro de cada día. No puedo dar casos concretos, esto es como el secreto de confesión, aunque sí puedo decir que en cada sesión de consultoría la persona que tengo al otro lado se queda con la boca abierta al menos una vez. Aunque suelen ser más. No puede creerse que en tan poco tiempo consiga dar así en el clavo. Que viene a ser: desmontar la novela, ordenarla hasta que tenga sentido, reconfigurar un personaje o taponar cañonazos en la línea de flotación. Y menos aún se cree que me sobren argumentos para justificarlo.
Y no soy superdotada ni nada por el estilo, hay muchos profesionales magníficos que lo hacen también. El secreto es que no hemos escrito esa novela, llevamos años trabajando en esto, leemos sin parar, nos hemos formado para desarrollar lo que hacemos y tenemos un don innato para hacerlo.
Olvídate de eso de las 10.000 horas dedicadas a una materia para ser experto en ella, yo llevo ya muchísimas más a bordo y sigo aprendiendo.
El secreto está en amar lo que haces.
¡Ánimo! ¡Tú puedes!
¡Y toda la fuerza para todos aquellos que no pueden estar encerrados en sus casas! A lo mejor les gustaría estar escribiendo. La incertidumbre es mucho mejor que la certeza en muchos casos. Piénsalo y no pierdas más tiempo.
¡Hasta el próximo artículo!
Se dice que hay más escritores que lectores…
Se afirmaba que para ser buena escritora antes había que ser periodista. Realizar artículos, entrevistas, reportajes…
Y como le dijeron a Mercé Rodoreda: antes de ponerse a escribir, tiene que vivir. Buenos días éstos para leer, meditar, vivir y escribir.
Hola, qué gusto tenerte por aquí, desde luego para escribir antes hay que prepararse y leer sin parar, eso seguro. El otro día estaba viendo un directo de Rosa Montero y hablaba de todo lo que leía y era algo desorbitante. Para ser un experto en algo hay que practicarlo y estudiarlo. Un abrazo enorme.
He sido siempre un apasionado de la lectura, y como tal me sentía decepcionado conmigo mismo por no saber crear por mí mismo lo que tanto me gustaba: un libro. Al final me decidí hacerlo, sin preparación y conseguí hacerlo; pero la ayuda la he necesitado después para mejorar mi obra y sobre todo mejorar yo como escritor, que es lo más importante.
Hola, fue fantástico trabajar contigo, y lo sabes. Aún echo de menos a Lucas, un gran protagonista, y esa historia tan fabulosa. Un abrazo enorme.
Gracias por tu aportación. Feliz semana.
Gracias a ti por leerme. Un abrazo