El Tintero Editorial
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Síndrome del impostor para escribir

octubre 1, 2021/por Yolanda Barambio

El síndrome del impostor tampoco es tan malo, sobre todo cuando no lo tienes, y hay otros problemas que pueden ser peores, como el efecto Dunning-Kruger.  ¿Que no conoces ningunos de los dos fenómenos? Sigue leyendo. Voy a intentar aportar mi granito a la montaña de letras que ya existe sobre el tema. Vamos allá.

Cómo superar tu síndrome de impostor, si existe.

¿Cómo superar tu síndrome del impostor?, no es sencillo, para comenzar porque en la mayoría de los casos ni sabes que lo tienes o crees que lo tienes y luego es puro postureo. A todos nos pasa alguna vez.

Para empezar, tener el síndrome del impostor no solo significa que seas una persona muy perfeccionista. Tampoco es lo que le pasa a ese compañero repelente que te da la brasa durante horas diciendo lo mal que hace las cosas, lo horrible que lleva preparado todo y luego saca la mejor nota y todo le sale bien.

La persona que lo padece no solo es incapaz de identificar lo preparada que está para hacer determinadas tareas; sino que también sabe que es una realidad que no lo esté, porque hay veces que mete la pata hasta límites estratosféricos (como todos). Y como sabe que puede pasar, la situación se recrudece.

Y es que cuando lo piensa, se da cuenta de que existe una posibilidad (en realidad, muchas) de que se caiga con todo el equipo. El día menos pensado el universo se dará cuenta de que es un fraude. Y solo de pensarlo, le dan ganas de meterse en la cama y no salir de allí.

Es como una espada de Damocles perpetua sobre la cabeza.

Y entonces sale el que dice, sí, hombre, ¿cómo trabajas o escribes con eso ahí todo el tiempo? Pues mal y con muchas posibilidades de que tus miedos se conviertan en una realidad. 

Así que en este post vamos a ver que en muchas ocasiones el síndrome del impostor o no existe o es algo bien diferente o, incluso, puede ser hasta tu amigo. Y, por último, veremos cómo superarlo en el caso de que lo sufras y te impida escribir.

El síndrome cuqui

Mira que me da rabia la gente que parece perfecta. Esos que hasta cuando dicen que tienen defectos, siempre son como cuquis y se equivocan, pero poco. A muchos de estos, les viene este síndrome divino.

Si te das una vuelta por las redes, verás un montón de personas que van diciendo que lo sienten (como excusa o solo porque piensan que es sinónimo de perfeccionista), cuando en realidad están aún encallados en esa zona de confort en la que piensas que lo haces todo de maravilla.

Muchos hemos pasado por esa etapa en los inicios. El problema viene cuando te quedas ahí a vivir y no evolucionas.

En ese punto, la persona más bien padece el efecto Dunning-Kruger que es un horror, sobre todo, para los que tiene a su alrededor. También llamado superioridad ilusoria, consiste en pensar que se es un dechado de virtudes, cuando la realidad es justo lo contrario a esa ficción golosa. Es como ser un tonto con iniciativa (hay pocas cosas peores).

En otros casos, lo que ocurre es que se ha apuntado a la moda de sacar lo auténtico a pasear. Ahora todo tiene que ser real: la comida, la vida… Y digo yo, antes qué comían, ¿poliespan? Todo tiene que ser improvisado, pero bonito. Viejuno, pero aseado. Con barba, pero que lleve mil horas de peluquería. Y así no se puede.

Si tienes un síndrome, lo tienes y lo sufres, no es bonito ni guay ni sencillo saltárselo. Te hace sufrir y te impide dar lo mejor de ti. Así que vamos a dejar de banalizar los problemas de una vez.

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—Decimos que tenemos el síndrome del impostor, pero en realidad somos pasto del efecto Dunning-Kruger

Efectos del síndrome del impostor

Nuestra mente nos juega malas pasadas de tal manera que paraliza cualquier intento de seguir adelante. 

Es una situación muy angustiosa que tiene sus raíces seguramente en la infancia de cada uno (como casi todos los problemas que acarreamos) y que llega un momento que puede ser limitante hasta extremos.

Bloqueos, falta de ganas, miedo a experimentar, terror a mostrar lo que escribes, pánico a que te lean… Y un sinfín de situaciones que van en contra de tus intereses.

El caso menos grave es cuando sientes ese miedo constante, pero lo controlas y no te impide realizar ninguna tarea. Acaba siendo un compañero de viaje, a veces, molesto; aunque, otras, es tu mejor aliado.

La mosca es tu amiga

Y es que, bajo mi punto de vista, si no es limitante, ese zumbido sordo a perpetuidad te ayuda a ser mejor cada día y, sobre todo, a ser honesto con los demás. Un aliado para evolucionar en la escritura. Ah, y no es un síndrome de nada, es que te gusta hacer las cosas bien.

Y ahora estarás diciendo: ¿en qué quedamos? Pues como todo en la vida, depende. Lo que está claro es que tener escrúpulos siempre estará bien en tu vida y para escribir.

En estos casos, la prevención te salva de situaciones que no te gustarían. Y no es que te exijas mucho; es que no tienes capacidad para hacerlo todo. Aunque quieras, no puedes.

Luchar contra las dudas es el pan nuestro de cada día. Ya lo decían dos sabios (Platón y Sócrates, ahí es nada): «Solo sé que no sé nada». De manera que sabrás que vas por buen camino, cuando tengas mil dudas sobre tu obra. Porque cuanto mas sabes, más consciente eres de que lo puedes hacer de mal a muy mal. Y, en este caso, este síndrome es bueno porque te avisa.

Lo que puedes hacer: formarte en aquellos géneros o tramas que quieras abordar y prepararte bien para que la próxima vez que te encuentres en una situación parecida tengas los recursos suficientes para hacer un buen trabajo.

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—Horas me ha costado que todo luzca así para foto de Insta, no me falta ni un detalle, hasta la bici sale, que no veas lo que me ha costado comprarla, ¿pero a que parezco real?

Combatir el síndrome del impostor

Así que una vez que tenemos claro qué no es este síndrome, vamos a combatir lo que sí es.

Lo primero es distinguir la situación en la que te encuentras. Lo más grave que tienes que abatir es la parálisis. El miedo a que no esté bien lo que estás escribiendo te ayudará a mejorar.

Así que vamos a ver algunos casos o situaciones reales en las que puedes sentir esta parálisis y cómo solucionarla.

Hoja en blanco

A veces, esto te sucede nada más tener la idea, sin comenzar a escribir siquiera. En este caso hay diferentes formas de combatirla:

  • Piensa que en literatura todo tiene arreglo y lo importante es tener cosas que contar.
  • Analiza tus impulsos a la hora de escribir.
  • Si escribes porque tienes una pulsión irrefrenable por transmitir algo es una señal inequívoca de que lo estás haciendo bien. Es el primer reflejo del buen camino.
  • Documéntate a fondo y sigue adelante, no pienses en nada más. Ya verás luego.

Mal de moda

Has decidido escribir dejándote llevar por las modas, pensando en que vas a vender más y te encuentras como un elefante en una cacharrería.

  • Tranquilidad. No hagas nada hasta formarte en el tema que quieras tratar.
  • Analiza tus carencias y busca la manera de solventarlas.
  • Después, ponte a escribir.

En medio del charco

Estás a mitad de escritura. Te has preparado bien, te sale de dentro escribir esa historia, pero no hay manera de quitarte esta sensación de encima, siempre piensas que todo está mal. Te cuesta seguir escribiendo y ya no digamos ponerte.

  • Piensa que siempre habrá profesionales que te ayuden después.
  • Por muy mal que esté es lo que quieres contar y solo hay una persona en el mundo que le puede dar los matices precisos: tú.
  • Piensa en todas las horas que has empleado en formarte y prepararte.

La brújula y sus consecuencias

Eres de brújula. No me cuentes más, seguro que sabrás que la alergia a los mapas se paga con este tipo de situaciones. Y no es que vea mal que te inspires así (yo, a veces, también lo hago), sino que esta forma de escribir tiene inconvenientes, como todas. Uno de ellos es un síndrome del impostor más agudizado.

  • Asume que tu forma de escribir tiene este problema. A veces te lleva a callejones sin salida.
  • Intenta tomarte esta sensación como una forma de superarte.
  • Aprende a mitigar esta sensación formándote en todo aquello que te salga al paso.

El horror está fuera

No hay manera de que consigas salir de tu zona de confort porque piensas todo el tiempo en el fracaso que va a suponer para ti.

  • Experimenta, no va a pasar nada. Lo peor es que aquello se quede en un cajón. El resto de posibilidades no tienen mucha importancia. Todos nos equivocamos.
  • La única manera de aprender es buscar nuevos caminos para contar historias. El reto de escribir no está en el qué, sino en el cómo.
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—Lo importante es seguir aunque no lo hagas muy bien, al final, sale. Eso sí, si no llego a ver ese tutorial, no sé yo…

Resumen

Lo que vaya a suceder no durará mucho tiempo. Nada es tan grave. No vas a operar a nadie a corazón abierto. Todos los escritores tienen obras fallidas y no se acaba el mundo por eso. Escribir es una carrera de fondo que implica meter la pata muchas veces.

Aunque eso sí, quítate de la cabeza eso de que practicando mucho, vas a aprender más. Si nadie te dice lo que estás haciendo mal, para lo único que sirve practicar es para perpetuar los errores y que tu fraude particular esté cada día más cerca.

Y si acabas abandonando la escritura porque no es lo tuyo, enhorabuena, estás más cerca de encontrar tu lugar en el mundo.

En todos los casos, necesitas a un profesional, antes o después, pero no escatimes ahí, porque estamos para descubrir qué te pasa y buscar una solución.

Si estás empezando con el libro, te ayudará a seguir adelante. Y si ya has terminado de escribir, lo peor que te puede pasar es que te saque mil defectos, pero es la única manera de solucionarlos.

En conclusión, este síndrome se pasa (o al menos se mitiga), con formación, paciencia, asunción de tu propia forma de crear y buscando un profesional indicado para cada caso.

¿Has sufrido alguna vez este síndrome? Cuéntamelo.

¿Está preparada tu obra para mandarla a editoriales?

septiembre 9, 2021/por Yolanda Barambio

Cómo presentar un libro a una editorial. ¿Está preparada tu obra para mandarla a editoriales? ¿Qué señal te indica que puedes seguir adelante?

Cómo sabes que ha llegado el momento de enviar un libro a editoriales

La primera señal es que haya pasado, al menos, por dos profesionales. Un lector cero y un corrector ortográfico. Ambos son imprescindibles y de ellos depende que sepas si tu obra puede estar entre las que engrosan el catálogo de la siguiente temporada de una editorial.

Y de hecho, lo ideal es que busques un editor profesional que revise la obra y haga un editing contigo; que después pase por un lector cero profesional y, para terminar, contrates una corrección de estilo y ortográfica. Entonces, tu libro está listo para buscar editorial.

Y no creas que te lo digo por hacer un agujero de dimensiones estratosféricas en tu presupuesto, ni mucho menos, pero es evidente que escribir requiere de servicios añadidos. Un libro es una de las obras de arte más colectivas que existe.

Un ejemplo gráfico: qué pensarías de un cliente que va a una tienda de bicicletas a montar un pollo porque la que acaba de comprar, esa que le costó un ojo de la cara, no sube sola las montañas. A que no lo ves, ni aunque sea eléctrica.

Pues lo mismo pasa con tu libro, puedes tener una materia prima de primera, pero luego hay que acompañarla. Todo no se puede. No le pidas peras al olmo. Ese árbol no da peras ni nada.

Si quieres que una editorial apueste por ti, necesitas una buena obra. Por consiguiente, tendrás que trabajar para conseguirla y eso requiere contratar otros ojos expertos, sí o sí. Te pongas como te pongas.

Cómo presentar un libro a una editorial_lector cero
—Les voy a montar la marimorena, pues no he tenido que subir hasta aquí pedaleando, con la pasta que me ha costado este trasto.

¿Ha pasado por varios profesionales?

Así que la pregunta es de rigor. Antes de ponerte a escribir piensa que en soledad no vas a poder alcanzar una editorial, a no ser que se dé alguna de estas situaciones o las tres juntas (el mercado editorial es muy complicado). A ver si tienes suerte:

  • Eres familia cercana de algún editor.
  • Tienes millones de seguidores en las redes sociales.
  • El cactus que tiene el dueño de la editorial en la estantería se le cae en la cabeza y se queda tan tonto como para meter en su catálogo una obra que a todas luces solo ha pasado por las manos del autor (créeme cuando te digo que se nota a la legua).

Qué, cómo ha ido el test, ni una, verdad, pues vamos a ver cómo lo hacemos.

Ah y no creas que eso de que se nota que solo has trabajado tú la obra es una paparrucha mía. Para nada, ni te estoy diciendo que tu libro no tiene ni pies ni cabeza, ni mucho menos. No tengo ni idea de cómo es, pero después de más de diez años trabajando como editora, sé que por mucho que lo hayas corregido; tú y todos tus compañeros (véase familia y allegados), a la obra sigue faltándole madurez y ojo clínico.

Además de que se te han escapado mil cosas y no has sabido sacarle el potencial a otras mil. Lo veo todos los días y le pasa a los más grandes. O te crees que no tienen varios editores (de contenido, de mesa o como quieras llamarlos. Vamos, alguien como yo) para ellos solos.

Así que me gustaría que, de una vez por todas, los escritores se convencieran de que solos no pueden y que para que su libro tenga el éxito que merece deberá pasar por manos expertas (ah, y no solo para buscar editorial, si quieres publicarlo por tu cuenta, también).

Caso práctico

Estoy terminando una novela que, aunque es corta, llevo mil años corrigiendo. Y a pesar de todo lo que sé, de que soy editora, periodista, lectora compulsiva y me formo continuamente; sería incapaz de publicarla por mi cuenta y riesgo. Esas páginas van a pasar por todas las manos expertas que puedan tener, para que cuando lleguen a ti sean lo más perfectas posible dentro de sus posibilidades.

Mi idea no pasa por publicar con una editorial, pero aún así invertiré en ella sin importarme el rendimiento que le sacaré después, porque no escribo para hacerme rica (olvídate de eso, por favor). Escribo porque quiero contarte algo de la mejor manera posible, para que te diviertas, para que te encuentres, para que descubras, para que disfrutes, solo por eso.

Entonces, si quieres que una editorial apueste por ti (lo mismo sucede con un agente editorial), tienes que ser muy exigente contigo y, al mismo tiempo, buscar profesionales que saquen de tu obra lo mejor que tiene. Esa maravilla que nadie más que tú le va a contar al lector. Para que cuando lo lea un editor piense que es una pasada y que está tan bien hecho que encaja en su catálogo y va a apostar por ti. Se va arriesgar a no ganar un duro contigo, pero espera petarlo, porque tu obra está en su punto, con la cocción perfecta.

Elige bien la editorial (o el agente)

Otro detalle que tienes que tener en cuenta es que debes valorar bien a qué editorial envías la obra, si no aciertas aquí, ya puedes invertir la vida en ella porque no va a dar resultado.

Las editoriales tienen sus propios planes y unas reglas, generalmente, claras para aceptar manuscritos. Debes respetarlas escrupulosamente.

Si tienes una novela de ciencia ficción, por mucho que te empeñes, no la va a publicar una editorial que se dedica al ensayo o a la novela contemporánea. Así que afina bien. Hazte una buena base de datos e infórmate de a quién le envías la propuesta (ya sabes que la obra no se envía nunca hasta que te la pidan).

Después, cumple con las características de la propuesta que exijan y ve a por ello. Nunca desoigas las instrucciones de cada una de ellas o todo se habrá perdido.

Cómo presentar tu libro a una editorial_Editora
—Fantasy number one: Estoy en la ruina, todas las habitaciones de mi casa tienen repartidos los 10.000 ejemplares de la última tirada, pero me voy a arriesgar a perderlo todo con este autor Juan Palomo, yo me lo guiso…

Investiga

Esto es muy importante, no solo tienes que buscar aquellas que estén en línea con tu obra, también debes investigarlas para proponerles un proyecto que les pueda interesar.

Saber qué busca la editorial a la que quieres seducir, será fundamental para que te elija. Es la única manera de enfocar tu apuesta (en este enlace te cuento algunos errores).

Además, debes hacer una buena investigación del mercado editorial, para indicar cuál es tu público objetivo que, por otro lado, deberá estar en línea con la editorial.

Y si consigues contactar con la editorial antes de terminar la obra, por si le va a interesar lo que estás escribiendo, ya es un triunfo. Me consta que muchos autores que ya tienen contacto con las editoriales, les mandan propuestas de libros que pueden escribir para que la editorial elija el que encaja con su catálogo. No me gusta mucho, porque le quita verdad a los textos, pero es una opción.

Cumplir con el perfil adecuado

Esto no significa que debas tener millones de seguidores, como decía antes, que si los tienes es genial, desde luego. Aún así, cuando hablo de tu perfil, me refiero a las posibilidades que tienes para promocionar la obra.

Es decir, características básicas a cumplir:

  • Te mueves bien en las redes.
  • Puedes hacer una buena presentación.
  • Tienes recursos para promocionar tu propia obra (no solo económicos, los otros cuentan bastante más: don de gentes, aunque sea una pizca; capacidad creativa, de improvisación y grandes dosis de paciencia).

Por mucho que, de vez en cuando, salga un autor de culto que no sabe hacer la o con un canuto en las redes o es un engendro social; es mejor que no vayas por ahí. Hazme caso.

Tampoco funcionan demasiado bien los pseudónimos, solo para los enchufados de las editoriales, ya que tendrán que invertir un montón de dinero en ellos, porque es muy difícil promocionar un libro sin una carita sonriente detrás. Y eso de presentarte tú, con otro nombre, en fin, no es muy aconsejable. Le crea un rollo raro a tu círculo social más cercano que, por otro lado, será el primero que acuda a tus presentaciones. Eres libre de hacerlo, pero yo me lo pensaría.

En resumen, ponte las pilas con las redes, al menos para que tengan una pinta decente, busca aquellas más acordes con tu obra y proyecta una buena estrategia. Es cuestión de ponerte, programar acciones y llevarlas a cabo (en este artículo te doy algunas ideas). Hoy en día son fundamentales para que una editorial apueste por ti.

Como ves, llevar un libro a una editorial no es tan difícil, aunque tiene su trabajo.

5 libros ideales para leer en verano

agosto 6, 2021/por Yolanda Barambio

Libros para leer durante el verano. Todos los años me sucede lo mismo, llego a Agosto que no soy persona, así que me quedan escasas palabras para escribir post, mínima imaginación y poca inspiración. En estos casos, recurro a lo que siempre me salva, los libros. De manera que te dejo cinco que harán de este mes una delicia. Vamos allá.

Libros para el verano

Que esté agotada no significa que no piense en ti y quiera ofrecerte lo mejor que tengo, así que he hecho esta selección desde el amor por la narrativa y la lectura. El objetivo es que disfrutes a base de bien con estos cinco libros. Los he escogido pensando en ofrecerte lecturas de ensueño para las largas tardes de agosto, en las que además puedas aprender. Ya te veo en la tumbona, frente a las olas, con uno de estos; mientras te trasladas a ese universo tan bien hecho. Así que sin más voy a ello.

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La hija del sepulturero, Joyce Carol Oates

Partiendo de la base de que Joyce Carol Oates es poderosa y capaz de escribir sobre cualquier cosa, con cambios de tono impensables y hacerlo bien, tenemos una maravilla en esta novela.

Cuenta la historia de superación de una mujer que va reinventándose de la nada y salvando obstáculos incansablemente. Un personaje que en la prosa de esta escritora se convierte en oro.

La capacidad de Oates para emocionarte hasta la médula en un segundo es única y merece la pena adentrarte en este mundo del que no te voy a contar mucho más porque debes descubrirlo tú.

No te pierdas esta novela tierna, dura, terrible y luminosa.

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Amor intempestivo, Rafael Reig

Para mí, Rafael Reig es un fetiche, todo lo que escribe, lo leo, sé que me va a gustar. Su maestría a la hora de narrar es única y es la muestra viviente de que no es importante el qué, sino el cómo.

Este autor es un deleite continuo. Su forma de contarnos hace que muchos de sus párrafos sean para enmarcar. Tiene un dominio de la prosa que en algunas obras alcanza el máximo. Si nunca has leído nada de Reig, ya estás tardando en hacerlo.

En este caso, te recomiendo su último libro, pero puedes elegir cualquiera, no te va a decepcionar.

Si ya has leído más de este autor, este libro te va a encantar porque habla de parte de su vida. Se abre en canal sin ambages, sin miedos. Si quieres saber cómo se llevan nuestros literatos más afamados, en este libro encontrarás el caldo de cultivo de alguno de ellos.

Un imperdible, como cualquier cosa que escriba Reig.

lectura fácil de Cristina Morales sinopsis

Lectura fácil, Cristina Morales

Me acerqué a este libro esperando encontrarme algo complicado de leer, porque apoyándose en el título, muchos lectores me habían dicho que de fácil no tenía nada. Esa prevención me duró lo que tardé en terminar la primera página.

La prosa de Cristina Morales, la estructura y, sobre todo, la originalidad del enfoque y sus personajes, te deslumbran.

El enamoramiento es inmediato y va acrecentándose a medida que vas conociendo a estas cuatro mujeres que, por suerte o desgracia, viven con una discapacidad intelectual, según la administración y la sociedad, porque para el lector son simplemente maravillosas.

Estas cuatro amazonas luchan con saña para que se las tenga en cuenta. El respeto y la dignidad aflora en cada página.

Un cambio de perspectiva que se acerca a este campo de batalla a pecho descubierto y pone el foco en lo importante, con una estructura impecable.

Es que, además, si escribes, no te puedes perder este libro porque vas a encontrar grandes recursos y te darás cuenta de eso que no me canso de repetir: en literatura nada es imposible y no existe la tontería esa de que todo está inventado.

Escribir es crear, siempre. Morales lo sabe y lo practica en esta novela que no tiene dueño ni amo. La libertad a todos los niveles se escapa cada vez que abres sus páginas.

Así que después de leer esta obra, ha sido unas de las últimas, no podía dejar de ponerla en esta lista.

No me extraña que le dieran el Premio Nacional de Narrativa, también por la perspectiva que utiliza en algunos temas y el sesgo que se escapa de otros. Con todo, es una magnífica obra, digna de este premio.

Siempre el mismo día de David Nicholls sinopsis

Siempre el mismo día, David Nicholls

Para aligerar un poco, te dejo esta novela suave, divertida y original que habla de lo que les pasa durante veinte años a dos personas que se conocen un 15 de julio. El autor pone el foco en ese día durante todos esos años para seguir sus vidas y sus anhelos.

Es una historia de amor divertida y conmovedora que utiliza una prosa rápida y clara. Empatizas al instante con los personajes y está muy bien escrita.

De hecho, con esta novela he disfrutado de leer, sin más. El buen hacer de David Nicholls me proporcionó una aventura sin paradas, sin análisis. Y, créeme, cuando ocurre es como pisar el séptimo cielo para mí y solo por eso está novela se ha ganado su lugar en esta selección.

Si quieres disfrutar y olvidarte de todo, lee esta novela. Luego, puedes volver sobre ella para ver cómo lo ha hecho este autor para desbancar a todos esos que dicen que la novela romántica es de segunda. En fin, ya les gustaría a muchos escribir tan bien como Nicholls.

Lector in fabula resumen

Lector in fabula, Umberto Eco

El nombre completo es: Lector in fabula, la cooperación interpretativa en el texto narrativo y es una exquisitez difícil de encontrar, lo sé. A mí me la dejó un amigo, porque Lumen lo publicó en 1979 hasta su tercera edición (que yo sepa) y está más que agotada. A ver si se anima alguien a volver a editarla o reimprimirla.

La prosa es muy dura en algunas ocasiones, pero todo lo que nos cuenta Eco en este libro es un lujo y un placer. Además de ser una pieza clave para entender cómo funciona el imaginario colectivo y la semiótica.

Para este semiólogo, filósofo, escritor y tantas otras cosas, el lector siempre ha sido una preocupación, se puede comprobar leyendo sus apostillas a El nombre de la rosa, que tampoco tienen desperdicio.

El caso es que aquí, Eco parte de la importancia de tener un lector objetivo durante el proceso creativo de cualquier obra y profundiza en el tema hasta sus límites que por supuesto los tiene, y muchos. Analiza la relación entre el texto y el lector. Al mismo tiempo, indica cómo el autor puede hacer que se lleven bien teniendo en cuenta las particularidades del modelo de lector objetivo que elijas.

A mí me ha emocionado descubrir en Eco muchas de las ideas que vengo practicando desde hace años.

Si te gusta ver detrás del texto y cae en tus manos, no puedes dejar de leerlo.

Y con esta rara avis, me despido. Si esta selección te ha sabido a poco, aquí tienes otra que te puede servir.

Y otra.

Cómo publicar con una editorial tradicional. Luis Zurriaga. Casos de éxito

julio 9, 2021/por Yolanda Barambio

Cómo publicar con una editorial tradicional. En este artículo me centraré en el caso de un autor novel que lo ha conseguido y en la editorial que lo ha elegido para iniciar su andadura en el mercado. Ya que Luis Zurriaga fue el primer autor inaugural de la editorial Niña Loba. Vamos a ver cómo sucedió.

Luis Zurriaga: «El rechazo es el estado natural del escritor»

Los asiduos a este blog saben que Luis Zurriaga colabora de vez en cuando conmigo para escribir unos magníficos artículos sobre terror y fantasía, su especialidad. Y es que su afición por la escritura viene de lejos, así que cuando tuvo terminada una novela corta y varios relatos protagonizados por un bandido muy original llamado Lutven Karena, comenzó su búsqueda editorial.

Cómo publicar con una editorial tradicional

Él tenía claro que iba a apostar por aquellas editoriales que más leía. “Creo que cada obra tiene una editorial en la que puede encajar. En mi caso, suelo buscar editoriales que conozco porque las he seguido en redes durante mucho tiempo, me gusta su catálogo y su línea editorial. Y que, por supuesto, consumo como lector”.

Cómo publicar en una editorial tradicional. Luis Zurriaga
Compra aquí el libro

Aunque la suerte lo llevó por otros caminos, porque vio que acababan de abrir una nueva editorial en el sur del país, llamada Niña Loba Editorial y algo en ese nombre lo atrajo. “Contacté por primera vez con Niña Loba porque acababa de abrir sus puertas y buscaba manuscritos, y ese siempre es un buen momento para acercarse a una editorial. Tiene sus desventajas, claro; no conoces su método de trabajo, todavía no tiene reputación ni recorrido, y cabe la posibilidad de que sea una editorial pirata más, pero quien no arriesga no gana». 

«Al principio solo envié La Lágrima del Mediodía, que es una novela corta bastante transgresora pero cuyo humor y agilidad te engancha rápido, y el editor me dijo que me la publicaba si retocaba un par de detalles. A partir de ahí empezamos el proceso de edición. Los primeros trámites siempre son delicados. Vas con pies de plomo, pero poco a poco ambas partes cogimos confianza. Es algo así como una primera cita. Por suerte hubo química y el proceso resultó muy fluido. La comunicación es vital, y hay que plantear todas las dudas y hacer todas las sugerencias que tengas”.

A Zurriaba le gustó la rapidez y la honestidad que destilaban. Además, concretaron que para complementar la primera edición, esta incluiría los relatos que Zurriaga tenía escritos en ese momento con el mismo protagonista. Así que firmaron el contrato y la editorial se puso en marcha.

Proceso de edición

Según la experiencia de Luis, el proceso de edición fue el ideal en este tipo de publicación tradicional y la editorial se encargó de todo: “Edición de los textos, corrección, maquetación, diseño, ilustraciones… Y fui partícipe en todo momento. Se tuvo en cuenta mi opinión, y creo que eso es importante porque el trabajo en equipo genera una sinergia de la que se beneficia el resultado final. Como se suele decir, el todo es mayor que la suma de sus partes”. Y así, a los pocos meses se publicaba su primeras novela: La Lágrima del Mediodía y otras aventuras de Lutven Karena.

Según me cuenta, Luis Zurriaga tenía muy claro que se iba a andar con mil ojos para no publicar con editoriales que acabaran siendo un fraude: “Ya que lo normal es recibir decenas (incluso cientos) de rechazos hasta que alguien dice «sí». Y, por eso, ese «sí» solo tiene valor cuando viene de alguien que quiere publicarte porque cree en tu obra, y no porque quiere sacarte el dinero. Es decir; si quieres control total, autopublica, y mejor aún si es con ayuda de profesionales, pero que sea una decisión meditada y no forzada por una autoedición encubierta”. 

La visión de la editorial

Por otro lado, siempre es interesante saber por qué apostó la editorial por esta obra, así que contacté con Niña Loba Editorial y Darío Méndez, su editor, y esto es lo que me contó: «Decidí publicar a Luis porque su manuscrito tenía trabajo, es decir, estaba pulido; y porque tenía personalidad, es decir, contaba una historia original y con un estilo (tanto en lenguaje como en estructura) no tan asido a los moldes habituales. Su libro, en fin, era una obra orgánica y bien trabada».

Según Méndez la importancia de la calidad del manuscrito es más relevante de lo que pudiera parecer. «Al final, las editoriales publicamos libros, y buscamos los mejores para nuestro catálogo. La experiencia de trabajar con Luis estuvo genial; fue nuestro primer autor publicado y nosotros también aprendimos mucho de él.»

Reedición ampliada

En definitiva, una gran experiencia que como resultado ha dado que se agotase la primera tirada del libro y que acaben de publicar una reedición ampliada. «Algunos lectores me animaron a continuar con Lutven, y al final me animé. Cuando tuve varios relatos más escritos, hablé con el editor, y justamente él estaba pensando en reeditar el primer libro, así que barajamos varias opciones y decidimos que lo mejor era publicarlo todo junto: la reedición y los nuevos relatos. Al final, no se trata de dos libros independientes, sino de un conjunto de relatos, y lo mejor era que todo estuviera recogido en un nuevo volumen». Así que la segunda edición del libro será más extensa y promete nuevas aventuras de hecho se llama Las aventuras de Lutven Karena.

Por otro lado, en este segundo proyecto se dejó llevar mucho más: “Con este segundo libro, el proceso ha sido directamente divertido. Ya había confianza, y me propuse disfrutarlo al máximo. Y así ha sido”. 

Cómo publicar con una editorial
Primera novela de Luis Zurriaga

Argumento de Las aventuras de Lutven Karena

Y si después de conocer todo el proceso por el que ha pasado este libro, te pica la curiosidad de qué te vas a encontrar en sus páginas, Luis te lo cuenta: «El libro, como he dicho antes, es un conjunto de relatos (y una novela corta) sobre una banda de ladrones. Lutven, el líder de la banda, tiene una personalidad muy carismática, aunque sus correrías plantean gran cantidad de dilemas morales. Sin embargo, no todo son robos propiamente dichos, ya que tenemos toda clase de aventuras, desde resolución de misterios hasta suplantaciones de identidad pasando por espionaje, infiltraciones, investigaciones… Creo que la variedad argumental es una de sus virtudes, ya que no hay dos historias iguales». 

En cuanto a la selección y el orden que se han decidido para los relatos, Luis me cuenta que «los relatos están ordenados cronológicamente, y eso permite ver la evolución de los personajes. Hay, por lo tanto, un gran hilo argumental que se entreteje con las historias menores, así como personajes recurrentes además de los secundarios. Es, en definitiva, un ciclo de relatos de aventuras, fantasía y humor con un toque pulp y una ambientación pseudovictoriana. Si alguien quiere saber más, le remito a la reseña del editor.«

Planes de futuro

Según el autor, tiene un par de proyectos en marcha que no tienen nada que ver con Lutven. «Me gusta escribir cosas diferentes, incluso géneros distintos, porque me interesa explorar todas mis posibilidades narrativas. Últimamente estoy muy metido en el terror, y no creo que salga de ahí en mucho tiempo. Con Las aventuras de Lutven Karena creo que ha quedado cerrada la saga, aunque nunca se sabe.»

Aviso a navegantes

Cuando le pregunto por un consejo para aquellos que acaban de comenzar en este mundo, Luis sonríe y me dice que lo mejor es tener paciencia. «Todos hemos creído que nuestra primera obra era el nuevo best seller, y lo más normal es que sea auténtica basura. Así que aconsejo paciencia, asumir que el rechazo es el estado natural del escritor, y entender que un rechazo no significa que una obra no sea buena. En cualquier caso, la primera publicación de muchos escritores de renombre ha sido su séptima, octava, o decimotercera novela, así que hay que saber desprenderse de los proyectos antiguos para alcanzar nuevos horizontes».

Cómo promocionar un libro. Puntos esenciales

junio 4, 2021/por Yolanda Barambio

Cómo promocionar un libro, la pregunta clave para venderlo. A lo largo de mi trayectoria como editora, he visto cómo se han promocionado muchos libros y los resultados de esas promociones (algunos desastrosos, todo hay que decirlo), por eso me he decidido a aglutinar en un post los datos más importantes, bajo mi punto de vista, de este paso fundamental en la vida de un libro.

Ideas para promocionar un libro

Las promociones editoriales son muy complicadas, todos estamos de acuerdo en esto. Hay una competencia brutal y cada día es más difícil llamar la atención del lector. Recibe demasiados estímulos, así que hay que ingeniárselas muy bien para que se quede con el tuyo. Y si no tienes un presupuesto considerable, tendrás que tirar de creatividad y empeño.

Y no me vengas con eso de que tú no vas a autopublicar, porque todos los autores deben promocionar bien sus obras, aunque fichen por una editorial tradicional. Así que aunque tu obligación es escribir cada vez mejor (porque si encima la obra es un patata, no hay promoción que valga ), es fundamental que tengas nociones, aunque sean pocas, pero buenas y efectivas, de cómo hacer para publicitar tus libros.

Vamos allá. ¿Cómo promocionar tu libro? En primer lugar, leyendo y contratando a profesionales que sepan lo que hacen. Busca expertos en marketing, como Ana González Duque, y déjate aconsejar por ellos.

Y dirás, pues ya estaría, si me dices que tengo que contratar a un profesional para qué necesito leer este post, ni ninguno, pues porque aunque contrates a alguien, sobre todo si no tienes demasiado presupuesto, tendrás que guiarte en muchos momentos por tu intuición y sentido común. Y cómo consigues todo esto: estudiando para saber, al menos, qué no debes hacer bajo ningún concepto.

La mayor parte de los autores que conozco se atragantan cuando oyen la palabra promoción, pero como decía antes. tal y como está montado el mercado, si quieres vender libros, debes buscar la manera de que alguien sepa que escribes y se te da muy bien. Tanto como para hacer disfrutar a otras personas mientras te leen.

Y aunque mi abuela dice que el buen paño en el arca se vende, si dejas la prenda en el baúl, ahí se queda para siempre hasta que las polillas la encuentren. Así que no queda más remedio que ponerte a ello.

Acciones mátame camión

De hecho, solo hay una cosa peor que no promocionar tu libro: hacerlo mal o rematadamente mal, que también pasa. Así que voy a enumerar tres de las acciones más horrorosas que he tenido la desgracia de presenciar. Una sola te cataloga como lo peor a todos los niveles: persona, escritor y lo que sea. Y una más que no es tan mala, pero no ayuda.

  • No mandes spam como si todo el mundo estuviera deseando leer tus obras Es muy molesto. Así que procura que lo primero que sepa tu público objetivo es que vale la pena leerte. ¿Qué vas a conseguir si mandas enlaces, textos en PDF o cualquier otro reclamo, a todas las cuentas que tocas, sin que nadie te pida nada? Plantéatelo, de verdad.
  • No sigas a gente en las redes solo para que te sigan, y nada más hacerlo, abordarlos para que le den a me gusta o compren tu libro o te lean. Pasa lo mismo que en el punto anterior, solo generas malestar y poca comprensión (por decirlo suave) hacia tu persona; ni te cuento hacia tu obra.
  • No postees tu libro todo el tiempo, con las mismas frases recurrentes y tu cara. Una y otra vez hasta el infinito. No estás aportando valor alguno a tu seguidores. Nadie va querer leer el libro de alguien tan pesado, porque eso se transfiere a la calidad de la obra. Y aunque esté feo prejuzgar por detalles como este, se prejuzga. Mucho. Así que trabaja bien las redes, busca cómo aportar valor a tus seguidores, muestra empatía y compórtate como un ser que transmite positividad, como mínimo.
  • El que viene no es tan grave, pero sirve para bien poco. No vayas a golpe de mala conciencia. No tienes ni idea de por dónde empezar y pones lo primero que se te ocurre, por hacer algo. Esto lo único que te acarrea son acciones que no van a ningún sitio y un gasto de energía que no genera la recompensa que debe. Crea una estrategia que puedas seguir y planea tus acciones para conseguir tus objetivos. No hay otra forma de hacerlo.
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Terapia de grupo para superar la recepción de enlaces masivos de autores desaforados

Teniendo en cuenta el último punto horroroso, es necesario plantearse unos objetivos a corto, medio y largo plazo. Y que se puedan alcanzar de una manera asequible.

Pasos a seguir para promocionar un libro

Esos objetivos desembocan en que quieres vender libros. Así que voy a desgranar los pasos que seguiría yo, con todo lo que sé.

Formación, lo primero y más importante. Como decía antes, busca profesionales y libros que te instruyan en la mejor manera de promocionar tu obra. Busca los perfiles de autores a los que admires (que tengan características parecidas a las tuyas) y fíjate cómo promocionan sus obras. Qué hacen.

Plantéate una estrategia y una serie de acciones encaminadas a conseguir implementarla. Por ejemplo, piensa en el apoyo social que tienes; si conoces a gente en los medios de comunicación, en las editoriales; si te mueves bien en las redes; revisa el número de seguidores y busca la forma de aumentarlos de una manera lo más orgánica y leal posible. No te sirven de nada 50.000 seguidores que son huevos. No van a leer tus libros.

Cuanto tengas todo lo anterior claro, revisa las posibilidades de promoción: online y offline. Ambas son imprescindibles.

Cómo se promociona un libro offline

Respecto a las acciones offline, son todas aquellas que se hacen de una manera presencial. Aunque vivimos en la época de la videoconferencia, sobre todo, después de la pandemia, las acciones a pie de calle son muy importantes. Cuánto más novel seas, más necesarias son.

Es más fácil convencer a alguien para que compre tu libro, si lo tienes al lado y puede ver esos ojitos que pones. In situ puedes contar mucho mejor lo que necesites con la ayuda de tu lenguaje no verbal, que comunica alrededor de un 95% del mensaje, no lo olvides. Esos gestos no los tienes en las redes (ya sé que existen videos, GIF y toda esa mandanga, pero no es lo mismo). Así que prepárate bien para lucirte y darlo todo en estas acciones presenciales. Sean las que sean.

Y las hay variadas: presentaciones (aquí te dejo un post sobre cómo hacerlas sin que al público se le caiga la cabeza), firmas de autores, asistencia a ferias, congresos o cualquier acción que te lleve a relacionarte con tus posibles lectores. Todas son importantes. A veces, una feria artesanal en el culo del mundo te ayuda a vender más libros que estar de plantón en la feria del libro más pinturera. Nunca se sabe. Y en estos casos lo único que tienes seguro es tu saber hacer.

Así que analiza qué ofreces a tus lectores en estos actos presenciales. Siempre dentro de tus posibilidades, no estoy diciendo que seas la alegría de la huerta todo el tiempo. Sobre todo, si lo haces de manera tan forzada que pareces RoboCop.

Cada uno tiene que medir sus fuerzas. Basta una sonrisa y ser amable con los demás, no hace falta ponerse a gritar que me lo quitan de las manos. Aunque si eres capaz de hacerlo, seguro que funciona mucho mejor. Siempre que seas consciente de lo que estás mostrando, cuál es tu público objetivo y cómo le venderías mejor tu obra.

Cómo promocionar un libro en internet (online)

Nuestro mundo es cada vez más online y aunque pueda parecer que las promociones presenciales son más engorrosas porque requieren de tu presencia, en la mayoría de las ocasiones, son mucho más sencillas. Te preparas lo que vas a decir o hacer; vas allí y lo sueltas. Sanseacabó.

La promoción online requiere de una estrategia más clara y trabajada, precisamente, porque no cuenta con tu presencia (que ya hemos dicho que comunica un alto porcentaje del mensaje). Aunque está claro que para los que, como yo, somos de una especie parecida a los hurones, tal vez esto tenga sus ventajas, pero requiere de tiempo, planificación y mucho esfuerzo.

Lo importante es tener claro qué redes son las tuyas, estúdialas con cuidado y revisa otros perfiles que encajen con el tuyo a ver qué hacen y cómo se mueven. Imita todos los comportamientos que están dando buenos resultados. Y ponte a ello.

Hay dos formas de estar en las redes. De forma profesional: solo compartes contenido relacionados con tus obras y tu profesión. Y personal: también posteas momentos y detalles de tu vida personal. Elige en qué ámbito te mueves bien y qué necesita tu obra para encontrar a sus lectores. Ninguna de las opciones son malas, siempre que se sepa manejar qué contenido se publica.

Hagas lo que hagas, piensa siempre en los demás; la paella de los domingos puede resultar graciosa un día aislado; si la pones siempre, acabará cansando a tus seguidores. Teniendo esto en cuenta, vamos a ver qué puedes utilizar en estos dos ámbitos.

ideas para promocionar un libro
Autora justo el día antes de que comience su campaña de promoción

Promocionar contenido personal:

  • Gustos y hobbies.
  • Opiniones sobre determinados temas (sin meterte en demasiados jardines ni con nadie en particular).
  • Apostar por causas sociales.
  • Posicionarte políticamente (no soy nadie para desestimar esta forma de hacerlo, aunque tiene sus haters y muchos).
  • Airear la vida de tus amigos cuando quedas con ellos (mira a ver si ellos se dejan).
  • Por supuesto, la paella de los domingos, el pan que haces, lo que corres, cómo te lavas los dientes y postureos varios (si te funciona y no le haces mal a nadie, perfecto. Aunque ten cuidado).

Si apuestas por contenido profesional, tienes también mucho dónde elegir:

  • Ofrece ayuda a lo demás en los temas que más dominas.
  • Lecciones magistrales.
  • Debates y concursos relacionados.
  • Hacer directos sobre mil variantes de tu trabajo, dependiendo de la red social. Las posibilidades son infinitas: desde entrevistas a otros autores o profesionales, a presentaciones, pasando por consultorios o clases de todo tipo. Cada red tiene sus formatos y respetándolos, te ofrecerán buenas oportunidades de promoción de tu libro.

Conclusiones para la promoción de un libro

Como conclusión, diré que lo peor que puedes hacer para promocionarte es no ser tú.

La mejor manera de hacer marketing es analizarte y saber qué es lo mejor que puedes dar. Todos tenemos virtudes y podemos aportarles a los demás nuestros saberes. Incide por ahí. Con tu forma de ser y tus capacidades.

Aquellos que solo ponen la portada de su libro en redes, con frases recurrentes, caen en este error terrible porque piensan que no tienen nada más que ofrecer o no quieren darle más vueltas. Creen que un mensaje mil veces repetido acaba incrustándose en la cabeza de sus seguidores. Y es así cuando estudias bien el mensaje y a sus receptores. Todos estamos expuestos a este tipo de publicidad. Pero no creo que te vaya a funcionar a ti. Sería bonito, pero lo veo complicado. Así que trabaja una buena estrategia y a por ello.

Para terminar, te dejo un artículo de Gabriella Campbell que vale oro.

El arte de contar la vida cotidiana: Adela Castañón. Dame mi nombre

mayo 21, 2021/por Yolanda Barambio

El arte de contar la vida cotidiana en literatura. Adela Castañón lleva buscando la perfección en la escritura desde hace mucho. Esta es su primera novela, pero tiene callos en los dedos de darle a la tecla, siempre buscando cómo plasmar la vida.

Adela Castañón y su obsesión con mostrar la realidad

En esta reseña me centraré en analizar algunos aspectos fundamentales de su trama. Para que no solo sea una posible nueva lectura para ti, sino que si estás escribiendo aprendas cómo conseguir plasmar determinadas técnicas y qué resultados se obtienen con ellas.

Así que comenzamos.

Adela Castañón
Puedes adquirir el libro aquí

La prosa de Adela Castañón se caracteriza por intentar abarcar todos los matices posibles, por eso Dame mi nombre es una novela en la que se ven reflejados un crisol de sentimientos encontrados.

Esta novela demuestra que nuestras vidas, a veces, aburridas, pueden dar un giro inesperado y brutal, si el destino se lo propone.

Pablo, Ana, Andrés, Verónica o Juan Luis recorrerán las distintas fases de un drama que aunque parezca imposible, sucede. Constelaciones familiares que se van cruzando y convierten la vida de estas cinco personas en un chocar constante de reproches, enseñanzas y evoluciones personales.

Un complicado mapa sentimental que en Dame mi nombre está medido y cuidado hasta el extremo. Con el fin de que su lectura sea una delicia y emocione a sus lectores desde las primeras páginas, porque se sienten reflejados a pesar de, en su mayoría, no haber vivido nada de lo que se cuenta. Ese es el objetivo. En realidad lo es en todos los libros. Y en aquellos dedicados a la vida cotidiana, hay que medir bien esta sensación.

El arte de contar la vida cotidiana y sus técnicas

Si te acercas a este libro para aprender, te diré que en él se han utilizado muchas de las técnicas dedicadas a plasmar escenas vividas, para ello se ha elegido y trabajado un narrador en tercera persona omnisciente, aunque cercano a los personajes, para poder ir mostrándole al lector qué siente cada uno de ellos, poniendo el foco en aquellos aspectos que de verdad iban a destacar esa vida cotidiana en cada caso con sus peculiaridades específicas.

Adela Castañón desechó la primera persona porque un solo personaje, no podía contarlo todo. Y en el caso de usar varios narradores, el juego de voces que se establecía no encaminaba la lectura a esa cotidianeidad fluida.

El cambio constante de narrador le viene bien a obras que quieren profundizar al máximo en los personajes. En este caso, ese era uno de los objetivos, pero lo más importante era la interacción entre todos, sus relaciones, y que el lector fuera un espectador lo más objetivo posible, de ahí el narrador omnisciente.

El arte de contar la vida cotidiana: Adela Castañón. Dame mi nombre 1
Adela Castañón

Y como uno de los objetivos de Castañón con este libro era reflejar también ese sentir de los personajes en cada momento de la trama, se opta por esa tercera persona muy cercana, como se ha dicho antes. Y al mismo tiempo, se trabaja para calibrar bien el ritmo y medir la contención de cada escena. Por eso era fundamental no dejar ir la imaginación, si esto suponía irse de la realidad, tan contenida y sorpresiva como es. Así que en las correcciones posteriores al proceso creativo, la autora ha ido siguiendo todos los hilos que recorren este tipo de escenas para cerciorarse de que cada una estaba en su sitio.

Diálogos orgánicos

Además, otra variable enmarcada en el arte de contar la vida cotidiana y que se ha medido hasta el extremo en Dame mi nombre, son los diálogos. Adela se ha preocupado de que cada personaje tuviera un tono propio y que la naturalidad invadiera cada intervención, teniendo en cuenta que en literatura que algo parezca orgánico es lo menos natural del mundo y requiere un sin fin de horas de trabajo.

Otro elemento que se ha estudiado con mimo es la selección de las escenas: cuándo mostrar y narrar. Una estructura bien determinada y pensada para que el lector pueda seguir la lectura mientras su mente va fabricando escenas que se desarrollan de la mejor manera posible. Una selección que hace avanzar la trama en todo momento.

Para concluir, Dame mi nombre es una novela trabajada y mimada. Un puñado de vida cuyo principal objetivo es que disfrutes de la lectura.

Espero que la reseña te haya revelado un nuevo libro que añadir a tu lista de lecturas y que si estás en medio de la escritura de una novela, el ejemplo te haya servido para mejorar tu proceso creativo. Ya me cuentas si es así. Estoy deseando leerte.

Carles Brotons o cómo construir una trayectoria especializada. Casos de éxito

mayo 14, 2021/por Yolanda Barambio

Carles Brotons ya tiene cuatro libros publicados. Además de un alma libre, se toma muy en serio la escritura y lo que puede transmitir con ella. Es un apasionado de la montaña, las motos y viajero empedernido. Aunque lo que de verdad le gusta es volver. Y dicen que lo mejor es escribir sobre lo que te apasiona.

Carles Brotons y sus viajes

En este artículo nos vamos a centrar en dos de sus obras: Viaje a Nepal y Dos ruedas y cuatro continentes.

Ambas cuentan experiencias viajeras: el primero se centra en un viaje a Nepal muy especial en el que el autor se vio cara a cara con la muerte; y el segundo es un libro de relatos muy sui generis, en el que cada parte es un viaje diferente en moto. Un recorrido divertido y muy interesante por Latinoamérica, Europa, Asia o África.

carles brotons_dos ruedas
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En definitiva, Dos ruedas y cuatro continentes encierra nueve aventuras en las que participarás en la vibrante Man, intentarás no congelarte en  Elefantentreffen o viajarás hasta el reino de Mustang en Nepal. Cruzarás la frontera más terrorífica y recorrerás Chiapas, Gambia, El Salvador y Honduras a lomos de diferentes motos.

Todo con el santo y seña de Carles Brotons: una prosa sencilla y clara.

A continuación, te dejo la entradilla y la entrevista que le hice al autor cuando publicó Viaje a Nepal que es un cuaderno de bitácora emocionante, repleto de paisajes y noches heladas, donde la aventura se vive a flor de piel y la naturalidad invade las páginas. Si quieres hacer un buen viaje a las montañas de este país sin salir de casa, este es tu libro.

Carles Brotons o cómo construir una trayectoria especializada. Casos de éxito 2
Si quieres vivir la experiencia, pincha aquí y compra el libro

En 1998 dos amigos emprenden un viaje a Nepal con prácticamente lo puesto y muchas ganas de vivir la experiencia. A veces, los impulsos pueden costar caros y el protagonista de esta aventura te lo contará desde tan cerca que sentirás la nieve bajo tus pies.

Con una prosa sencilla y limpia, Brotons te invita a una lectura apasionada, repleta de contenido, diversa y llena de momentos irrepetibles.

Sherpas, ascensiones, paseos de ensueño, las múltiples posibilidades del aprovechamiento de yak y entrañables compañeros de viaje. Carga tu mochila y vamos a recorrer este libro de la mano de su autor. Con él te dejo.

La entrevista:

¿Qué te llevó a escribir Viaje a Nepal?

Tenía ganas de explicar mi experiencia en ese país y esas montañas. He estado varias veces en Nepal y ha cambiado mucho desde esa primera visita, hace casi 22 años. Me apetecía explicar cómo era en esa época.

Carles Brotons en uno de sus momento de este viaje a Nepal
Uno de los momento en los que se comenzó a gestar este libro

¿Qué se va a encontrar el lector cuando abra este libro?

En su momento fui escribiendo un diario de viaje, en una libreta sobre el terreno y sobre esa base se ha ido desarrollando el libro.

Aquí cuentas algunas historias muy crudas, ¿todo eso sucedió en realidad?

Absolutamente todas son ciertas, aunque en realidad no me parecen tan crudas. Quizá sea porque el tiempo pasado le da otra perspectiva.

¿Cómo ha sido tu proceso creativo?

Sobre todo, muy divertido. He disfrutado rememorando situaciones y paisajes. Para ello he tenido que documentarme también en las fotos que hice durante el viaje.

Por lo que dices, tomas notas durante el viaje, ¿cómo lo haces?

Antes no salía de viaje sin una cámara fotográfica, una libreta y unos cuantos bolígrafos, de hecho tengo unas cuantas libretas guardadas de diferentes viajes. Lo que hacía era tomar notas sencillas, de lo que iba pasando sobre la marcha, y en cuanto tenía un momento más tranquilo lo ordenaba un poco, todo en la misma libreta. Desde hace un tiempo, ya no llevo libreta y lo hago todo desde el móvil. En él tomo notas escritas o de voz sobre la marcha, además de sacar fotos. Me baso mucho en las fotos para recordar situaciones y momentos, y transcribirlos después.

¿Qué es lo que más te ha gustado y lo que menos de la experiencia de escribir Viaje a Nepal?

Lo que más me ha gustado es darle forma, ver como el texto va creciendo, va ganando personalidad. No hay nada que no me haya gustado, pero por decir algo, tal vez, tener que deshacer algún nudo, el esfuerzo de repensar y darle vueltas a un texto, para desatascarlo, pero en definitiva es parte del proceso creativo.

Carles Brotons viajes nuevo libro
Carles Brotons en busca de su próximo libro

Como sé que eres motero, cuenta qué tres accesorios son imprescindibles para vivir una buena aventura en moto. 

Lo único imprescindible es la moto. Con cualquier moto, por pequeña o vieja que sea, puedes llegar a donde tú quieras, sólo es cuestión de tiempo. Lo importante no es lo material, sino tener una actitud positiva y mentalidad abierta. Y sobre todo estar dispuesto a aprender algo todos los días, de la gente que se cruza en tu camino y del lugar en sí.

Como conclusión, decir que Carles Brotons en sus inicios se centró en aquello sobre lo que no tiene que documentarse demasiado, porque ya es un experto y desde ahí ahora comienza a expandirse a otros géneros, de hecho, recientemente publicó una novela llamada Lorem Ipsum. Y antes de Viaje a Nepal, ya tenía en el mercado otro libro de viajes, llamado Viaje a Bosnia, que ha sido traducida a varios idiomas. Si te interesa visitar la página del autor, pincha aquí.

Diferencias entre mostrar y contar. Ejemplos prácticos

mayo 7, 2021/por Yolanda Barambio

Diferencias entre mostrar y contar. Miles y variadas. Muchos autores piensan que solo hay que mostrar, pero solo consiguen contar. Y a la inversa, que haberlos haylos. En realidad, hay que mostrar y contar. Debes saber hacer las dos cosas y elegir el momento oportuno para cada una de ellas.

Mostrar o contar, he ahí la cuestión

Mostrar y contar son las dos caras de una misma moneda. Y es tan importante saber contar como saber mostrar. No existe una supremacía en este sentido.

Cuánta más técnica tengas en ambos sentidos, mejor sabrás escribir. Así que primero me voy a centrar en qué es mostrar o contar y cómo hacerlo de la mejor manera posible; luego, veremos algunos ejemplos; más tarde, cómo elegir el momento ideal para una u otra técnica; a continuación, los errores más comunes y, por último, algunos recursos que te ayudarán a ver que no es tan complicado. O sí, a saber.

Como ves, tenemos mucho que hacer. Vamos allá.

Mostrar para vivir

Qué es mostrar. En literatura mostramos cuando queremos hacer partícipe al lector de aquello que exponemos, queremos que sea él quién juzgue esos hechos o a ese personaje. Y el lector, generalmente, adora que le muestren porque se siente libre, no encorsetado en algo que ya le han impuesto.

Para saber cómo hacerlo, primero vamos a ver cómo se hace. Generalmente, tiene que ver con los personajes, son ellos los que con su voz, acciones, gestos o pensamientos muestran aquello que, tal vez, contándolo solo se necesitaría una par de líneas, pero que el lector no lo viviría igual.

El hecho de mostrar hace que el lector pueda vivir las escenas en su cabeza de una manera vivida, como si estuviera en una película dirigida por él, en la que tiene la libertad de jugar con sus gustos y apetencias.

Es la manera de activar sus sentidos, aunque estos también participan cuando cuentas, no lo olvides, lo que pasa es que no de una forma tan directa o forzada, según cómo se mire.

Así que cuando quieres que de verdad el lector viva lo que le estás contando, crearas escenas que muestren y no cuenten.

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—Pues yo era un jaguar, pero tanto mostrar, tanto ir y venir y ahora soy un caracol, col, col. El lector hace horas que se fue

Contar para entender

Y, como ya he dicho, contar es esencial. La obsesión de algunos por mostrar sin tiento, los lleva a plagar sus novelas de escenas sin narración que las una. El hilo conductor que supone contar es fundamental para unir significados en una novela, que solo mostrando no conseguirías hacerlo.

Por ejemplo, en un documental, mostrar serían las imágenes, los sonidos y las entrevistas que se han grabado; y contar sería la voz en off que le da argumento a lo que se cuenta. En un buen documental, aunque hay mil corrientes, es importante que la voz en off no sea una constante, sino que se haya planificado tan bien la grabación de los brutos, que luego se pueden ir uniendo sin apenas tener que ensamblarlos con la voz del narrador.

Es un buen ejemplo, aunque la diferencia con una novela es que en ella el narrador lo hace todo: cuenta y muestra. Construye las escenas y al mismo tiempo resume, construye, analiza y ensambla. Además de un sin fin de funciones sin las que una novela no sería un todo redondo.

Además, en una novela puede haber más narradores, no solo uno. Así que más variables que usar para que el conjunto comunique absolutamente todo, tal y como lo tienes en la cabeza.

Casos prácticos

Lo primero que necesitas para mostrar es saber qué quieres mostrar. Obvio, pero no tanto. Requiere de una estrategia medida para que los pasos de los personajes hablen por sí solos, para que el autor no tenga la necesidad de poner el nombre exacto a eso que está pasando.

No cabe duda que es mucho mejor decir:

«Ana daba vueltas por la casa buscando una solución. Llamó a su madre, pero como siempre su cháchara intrascendente la disuadió de contarle qué le pasaba. Después de colgar fue al baño y se lavó por enésima vez las manos. Volvió al salón y cogió un libro, pero no podía concentrarse, así que fue a la cocina para emprender una buena limpieza, a pesar de que todo estaba impoluto. Mientras frotaba con saña la encimera, sonó el teléfono fijo y dio un salto. No sabía si cogerlo o dejarlo sonar hasta que se cansarán, ahora se arrepentía de no haber decidido comprar aquel modelo que dejaba ver la llamada entrante. Además, quién podría ser si ahora ya nadie llamaba a los fijos de las casas. Solo podía ser él o su amiga Sonia. Incapaz de decidir, el teléfono dejó de sonar. Inmediatamente, cogió el móvil para llamar a su amiga. Sonia contestó de inmediato, asustada.

—No te pongas así, solo quería saber si me acababas de llamar.

—Cómo quieres que me ponga, sabiendo cómo estás y lo que tienes encima, cada llamada tuya me asusta, no lo puedo remediar y más si me dices si te acabo de llamar, claro que no.

—Ya, es que ha sonado el teléfono de casa.

—Haz el favor de ir a la policía, esto no se puede aguantar.

—Lo sé, pero solo de pensar en la que se va a liar, no puedo, él tiene un prestigio en el cuerpo, no me van a creer.

—Ana, haz el favor de no esperar más. Voy ahora mismos a tu casa y te acompaño. «

Que decir:

«Ana estaba muy nerviosa, sabía que tenía que denunciar a su marido por violencia de género, pero no se atrevía porque él era policía. Su amiga Sonia la empujó a hacerlo de una vez por todas.»

Evidentemente, es mucho más rápido esto último, pero no expresa ni la milésima parte de los matices que el texto de arriba, en el que se hace partícipe al lector de lo que está viviendo Ana a tiempo real que aún sin decir concretamente lo que le está pasando ya se va atisbando cuál es la situación.

El primer ejemplo genera mucho mas ritmo y tensión que el segundo, sin duda, pero deberás pensar qué necesita el texto en cada momento para optar por una de las dos opciones.

No es lo mismo decir:

«Lidia era muy guapa y simpática.»

Que:

«Lidia salía a calle con una sonrisa cada mañana. Después de saludar al frutero, se detuvo un segundo a preguntarle a su vecina del cuarto cómo estaba de su recaída. Todos los días sabía que iba a llegar tarde al trabajo, pero no podía evitar alguna parada si se encontraba con algún conocido. Y su vecino del quinto lo agradecía porque verla era una delicia».

En ambos casos, se cuenta lo mismo, pero en el segundo texto, además, se introduce una nueva perspectiva que es la del vecino del quinto y esto hace que la visión de Lidia sea mucho más vivida, solo por ese detalle y no solo porque la hemos mostrado.

Con esto quiero decir que cuando mostramos, podemos usar diferentes herramientas que ayudan a que nuestras escenas sean mucho mas cercanas al lector; y en consecuencia las interiorice mucho mejor, aunque sean más largas.

Siempre que le demos recursos para que una bien las piezas en su cabeza el texto fluirá y será mucho más sencillo que siga leyendo sin cuestionar nada.

Y, por otro lado, parece que me estoy contradiciendo, ya que para mí la economía comunicativa es una religión, pero cuando escribes una novela, además de decir todo lo más rápido y claro posible, con el menor número de palabras y todas bien elegidas, también se debe pensar en cómo se dice y en la cadencia que se le quiere dar a cada parte del libro.

En muchas ocasiones, contar es mucho mejor porque te ayuda a moldear los hechos a tu gusto y consigue que avance la trama de una manera más rápida y concreta. Tal como antes decía que mostrar es tender muchos hilos para que el lector los vaya recogiendo y acoplándolos en su cabeza y sacando sus propias conclusiones; cuando quieres contar algo de una manera concisa, debes narrar e ir lo más al grano que puedas.

Ejemplo:

«Lucía se despierta sobre las seis de la mañana todos los días. Se prepara un café con leche muy calentito y un par de tostadas. Después, se calza unas deportivas y sale a correr bordeando el parque en dirección a la torre, por la calle del Cencerro y vuelve por la Gran Vía.»

Mucho mejor:

«Lucía es madrugadora y le encanta correr por las mañanas.»

o

«Lucía madruga, desayuna y corre todas las mañanas.»

En caso de que al lector toda la liturgia que hace Lucía por las mañanas le importe un pimiento. Así que si no va a hacer avanzar la trama, o sea, no tienes datos nuevos que aportar, cuéntalo rápido y claro.

Ese es el indicador para saber qué debes hacer en cada momento. Y ya no solo en este tema, sino en general. Siempre que te pongas a escribir hazte esta pregunta: ¿qué aporta esto a la trama? ¿Avanza? ¿Qué datos nuevos estoy dando?

Si no tienes una respuesta satisfactoria pasa de puntillas por ahí, lo más rápido posible y, en el peor de los casos, que no te duela no ponerlo.

Lo importante en una novela es que todo aporte, comunique y haga avanzar la trama. Así que elegirás contar o mostrar dependiendo de lo que necesite el libro en cada momento.

Cómo elegir qué hacer

Si con todo, no tienes claro cuándo apostar por una técnica u otra; la respuesta te la dará el propio texto, qué necesita el lector en ese momento, qué pide la historia para que se entienda mejor, qué requiere el ritmo. Contesta a estas tres preguntas antes de decidir qué hacer.

Es evidente que tienes que elegir aquello que necesita saber el lector. Revisa tu trama, piensa en el arco de tus personajes y en lo que necesitan. Ya sé que no vas a estar a cada momento preguntándote si debes mostrar o contar, no terminarías de escribir nunca, pero es importante tener presentes estas cuestiones.

Generalmente, tu cabeza se lo pregunta por ti, sin que te enteres siquiera, y te van saliendo las escenas una detrás de otra, mostrando aquello que tu mente ya ha barruntado antes; así que el mejor momento para platearte esta disyuntiva es en la corrección posterior o, cuando dudes acerca de lo que necesita la trama.

Tu mente te avisará cuando piense que no está haciendo las cosas bien, entonces, es cuando tienes que sacar la artillería pesada y preguntarte si fueras lector qué necesitarías saber y cuándo. O desde tu punto de vista, qué giro requiere el momento.

Un ejemplo, monólogo interior:

«Pues no le ha gustado que haya encontrado trabajo, me ha puesto una cara muy rara. Dice que va a ser una pena porque en las promociones no van a encontrar a ninguna que esté tan buena como yo. Me han dado ganas de levantarme. Es como si esta noche lo oyera de verdad y entendiera las barbaridades que dice. Me ha cansado tanto que ni siquiera me he ido a su casa y entonces sí se ha cabreado. Que ya está mayor para aguantar niñerías. Lo he mandado lejos, pero me he llevado un berrinche que no me merezco un día como hoy.»

Aquí se ha optado por elegir la opción de darle voz a la mente del personaje agraviado. Mostrar la escena completa habría llevado páginas y páginas; pero lo que se iba a decir ya lo sabe el lector en realidad (que el hombre es imbécil y machista, solo aprecia el físico de la protagonista, que trabajan juntos y que, por supuesto, no se va a alegrar por nada bueno que le pase a la chica). De manera que no avanza la trama y no es necesario cansar al lector con ello.

En estos casos, es mucho más recomendable que se afiance la personalidad de la protagonista y se diga entre líneas lo que ha sucedido para avanzar. Incluso aunque se evite una escena que puede ser esperada por el lector: por fin la heroína le dice cuatro verdades a este imbécil. Ya, pero si no avanzamos, no se muestra, punto.

Claro que tienes que tener en cuenta en qué momento estás. En este caso, este párrafo lo he sacado de un momento bastante avanzado en la trama, por lo que ya han salido muchos de los datos que se iban a mostrar, así que no merece la pena incidir y es mucho mejor dejar que el lector se la imagine con la saña que quiera.

En una novela siempre hay mil detalles con los que hacer avanzar la trama, en este caso, se opta por un cambio en el arco de la chica porque es por ahí por donde se avanza.

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—Pues se suponía que yo estaba cansado, pero tal y como me está mostrando el autor parece que me va a dar un dolor al riñón

Errores comunes de mostrar y contar

Uno de los errores más comunes es pensar que solo se puede hacer una de las dos cosas.

Otro es no saber cuándo hay que hacer una cosa o la otra, como escribir diálogos banales que no hacen avanzar la trama ni un milímetro o pasarse de frenada con narraciones que atraviesan diferentes clímax en un segundo, sin darle tiempo al lector ni a paladearlos.

No darse cuenta de lo que significa cada uno de los recursos y qué añade al momento narrativo. Por ejemplo, contar siempre añade acción, rapidez y es mucho más plástico respecto a lo que quiere contar el autor. Es decir, cuando necesitas que todo avance o contar algo de una manera eficiente y asegurarte que el lector se va a enterar de lo que va a suceder, optas por contar.

En el caso de que necesites un poco más de aire o evocar aromas, sonidos, tactos… Vamos, despertar los sentidos del lector, debes mostrar sin duda, aunque ralentices la trama. En este caso deberás tener muy en cuenta lo que estás haciendo y asegurarte que comunicas aquello que debes.

En muchos casos el autor se emborracha de su propia prosa y comienza a darle vueltas a temas que no son prioritarios o a describir como si fuera Clarín y el lector prefiere la muerte, sin duda.

Recursos para mostrar y contar

Para terminar y que veas que esto no es tan complicado como parece, te voy a listar estados de ánimo y diferentes formas de mostrarlos.

Lucía está contenta

  • Se siente ligera y ve el mundo de color de rosa
  • Sonríe sin motivo
  • Tararea una canción con ojos soñadores
  • Se pone a bailar

Antes decía que cuando muestras no siempre es fácil dar en el clavo; y aquí tenemos un ejemplo. Todas las formas de mostrar la felicidad o que un personaje está contento, también valen si está enamorado, por ejemplo, por eso elegir bien cómo muestras es tan importante para que el lector sepa leer con exactitud aquello que le quieres mostrar. La clave está en los matices y, por supuesto, en el contexto.

Lucía está triste

  • Se le ensombreció la cara
  • Le costaba levantarse de la cama
  • Sentía una imperiosa necesidad de llorar
  • No podía evitar las lágrimas

También sirven para mostrar angustia o depresión.

Lucía está nerviosa

  • Se mueve de un sitio a otro como un tigre enjaulado
  • Se retuerce las manos y no para ni un momento quieta
  • Mira la hora cada minuto
  • Está sentada y no para de menear el pie

También sirven para mostrar prisa o estrés

Lucía está enfadada

  • Parecía un tejón furioso (esta se la he robado a Lisa Kleypas, me encantó. Y sí, claro que leo romántica, por supuesto)
  • Echaba chispas por los ojos
  • La tensión en su tono de voz me hizo huir
  • Apretó los puños de tal manera que los nudillos perdieron el color
  • Se clavó las uñas en las palmas de las manos
  • Dio un portazo que aún retumba en mis oídos

Como ves, cuando muestras no puedes ser tan eficaz y, además, la forma de evocar siempre implica otras connotaciones que tienes que tener en cuenta para no mostrar sensaciones, emociones o hechos que no cuadran ni con el arco de tus personajes ni con lo que tiene que suceder en la historia.

Conclusión

Mostrar y contar es la alternancia que teje y construye una novela, una de las primeras artes que tienes que dominar para saber transmitir aquello que quieres al lector. Es importante tener siempre en cuenta qué requiere cada momento: furia, rapidez, evocación, sensaciones, emociones… Cada pasaje requiere un tratamiento y en elegir el adecuado está la clave.

Eso sí, lo que está claro es que no hay una ciencia exacta al respecto y que en literatura siempre hay opciones. Huye de los consejos tajantes que devalúen alguna de estas técnicas porque las dos son fundamentales.

¿Te ha servido el artículo? ¿Tienes alguna idea que a mí se me ha escapado? Cuéntamelo en los comentarios. Me encanta que aportes tu punto de vista.

Cómo escribir novelas de terror: la atmósfera

abril 23, 2021/por Luis Zurriaga

Cómo escribir novelas de terror. Empecemos por la atmósfera. Crear el ambiente adecuado es fundamental para trasmitir miedo. Sin una buena atmósfera costará sumergirse en la historia y sentirnos como uno de sus protagonistas. Vamos a ver cómo conseguirlo.

Cómo crear una atmósfera adecuada para tu novela de terror

En este artículo voy a dar unas cuantas ideas para crear una atmósfera adecuada para una historia de terror.

Antes de nada, vamos a tratar de definir qué es exactamente la atmósfera. Según una de sus acepciones en el DLE, la atmósfera es el «espacio a que se extienden las influencias de alguien o algo, o ambiente que los rodea». Por lo tanto, estamos hablando de un concepto abstracto, de algo que no es físico y transmite emociones.

El terror puede tener una causa tangible, pero para transmitírselo al lector hará falta algo más que describir dicha causa. No basta con decir que hay una situación de peligro, sino que, mediante la palabra escrita, tendremos que ser capaces de arrancar al lector de su asiento y meterlo en la piel de nuestro protagonista.

Cómo escribir novelas de terror

No voy a teorizar sobre cómo escribir una buena historia de terror. Evidentemente, si nuestra historia no es buena, o no está bien escrita, o no da miedo, o no engancha, o no es original…, la atmósfera va a importar bien poco. Pero supongamos que tenemos La Historia y centrémonos en la atmósfera, que es a lo que hemos venido. En primer lugar, recordemos que la atmósfera es puramente emocional, y esas emociones se transmiten a través de sensaciones. Por eso no podemos limitarnos a exponer una situación, sino que tenemos que describirla (o, mejor, sugerirla) a través de la percepción de su protagonista.

Un ejemplo práctico

Comparemos este párrafo:

«Diego estaba asustado y tenía frío, se encontraba de noche en un bosque y alguien le miraba escondido entre los árboles».

Con este otro:

«La noche era húmeda, la luna apenas salvaba la maraña vegetal y su pálido resplandor no acertaba a iluminar los árboles, desde los que alguien acechaba a Diego, observándole…».

Evidentemente he empleado más palabras, pero he descrito, a través de sensaciones, los sentimientos de Diego, la situación en la que se encuentra y el ambiente que le rodea. Al decir que es de noche, por ejemplo, estamos transmitiendo un mensaje directo, pero si utilizamos la luna para crear imágenes, además de ese mensaje estaremos aportando información sensorial extra. Esas imágenes también estimularán la imaginación del lector, lo que le ayudará a meterse en la historia, empatizar con el personaje y, por lo tanto, sentir lo que él siente.

Los adjetivos en el terror

Los adjetivos son claves para crear la atmósfera de nuestra historia, pero tampoco podemos abusar de ellos. Los adjetivos no pueden usarse libremente (ese derecho es exclusivo de Lovecraft), pero combinándolos con otros recursos nos permitirán conseguir descripciones más complejas. Habrá que cuidar mucho los adjetivos que utilicemos, ni muy rebuscados ni muy simples, y tampoco deberemos repetirlos. Los adjetivos, además, no solo servirán para describir el paisaje, sino también el ambiente y los sentimientos del personaje. Sirva como ejemplo el principio de La caída de la casa Usher, de Edgar Allan Poe, traducido por el gran Francisco Torres Oliver:

«Durante todo un día cerrado, oscuro y silencioso de otoño en que las nubes se cernían opresivamente bajas en el cielo, había viajado solo, a caballo, por un camino monótono de la comarca, y por fin, cuando ya el atardecer se poblaba de sombras, llegué a la vista de la melancólica Casa Usher».

Describir a través de los sentidos

Como ya hemos dicho antes, la información sensorial es muy importante, y muchas veces la olvidamos a la hora de describir. Está muy bien que digamos que hay un árbol, una casa, una persona o un mueble; está muy bien que describamos su tamaño, su forma, su color o su apariencia, pero ¿por qué limitarnos a los estímulos visuales?

Podemos, además de describir algo físicamente, decir cómo suena, a qué huele, cuál es su tacto si el personaje lo toca, o qué imágenes inspira, recuerda o sugiere. Podemos, también, humanizar los objetos, como la casa Usher, que se presenta con una descripción humanizada y adquiere una simbología que se desarrolla a lo largo de todo el relato y aumenta los niveles de lectura de este. Una cosa es lo que leemos, y otra lo que eso significa o representa.

Atmósfera ambiental

Todos los lugares tienen su propia personalidad, y en las historias de terror es muy importante saber explotarla. Un bosque, una mansión o hasta un barco, todo puede sumar a la hora de conformar una atmósfera que nos ayude a crear un clima propicio para los terrores con los que estamos trabajando. Si tratamos al lugar en el que transcurre la historia como un simple escenario, será difícil que para el lector llegue a ser algo más que eso, pero si somos capaces de captar su esencia y transmitirla, tendremos un personaje más, quizás el más importante de toda la narración.

El castillo de Drácula

En la primera parte de Drácula, por ejemplo, cuando Jonathan Harker está atrapado en el castillo, este resulta ser una extensión del conde; un lugar secreto y misterioso que fascina pero que sirve como cárcel del desdichado protagonista. La sensación de opresión es casi asfixiante, y al final llegamos a sentirnos como si nosotros mismos estuviéramos atrapados entre sus muros, sabiendo que moriremos tarde o temprano, pero desconociendo exactamente cuándo.

Los lugares, por lo tanto, son nuestros principales aliados a la hora de crear la atmósfera que perseguimos. Cualquier lugar tiene una historia, unas características, una simbología, un trasfondo… y más nos vale esforzarnos (y leer mucho) para extraer todo lo que puede aportarnos.

Conclusiones

Si conseguimos crear una buena atmósfera nuestra historia ganará muchos enteros. A través de esa atmósfera podremos transmitir emociones al lector que de otra manera se perderían por el camino. Crear una buena atmósfera es parte del proceso de escritura, y aunque no existen fórmulas mágicas más allá de la calidad de la escritura de cada uno, podemos poner atención en las descripciones, los adjetivos, la información sensorial o el espacio narrativo. Hay, por supuesto, muchas más variables a tener en cuenta, pero podemos empezar por cuidar estos pequeños detalles para ir mejorando la atmósfera de nuestros relatos.

Cómo empezar una novela o no hacerte el harakiri con tu libro

abril 9, 2021/por Yolanda Barambio

Cómo empezar una novela.  Nadie tiene la fórmula exacta de cómo hacerlo, a veces, un mal inicio no enturbia una buena novela, pero como no queremos arriesgarnos, es mucho mejor calibrar bien cómo vamos a comenzar.  Y lo que está claro es que hay inicios que son una caída libre en toda regla. 

Cómo empezar una novela

Qué necesita el lector para seguir leyendo, para entender en esas primeras líneas que ese es el libro que quiere leer en ese momento. Piensa en los principios de esos libros que te han emocionado. Qué tenían.

Para arrojar un poco de claridad en este tema, pasaremos por algunas claves que te ayudarán a valorar si tu inicio merece la pena y luego te contaré cinco formas de empezar de las que debes huir, a no ser que tengas una buena justificación para comenzar por ahí. Vamos allá.

Algunas claves para empezar una novela

Es muy difícil enumerar todo aquello que hace que el lector siga leyendo (entre otras cosas porque no hay un lector, hay millones que les gustan trillones de cosas distintas). Aún así, desde mi experiencia, como lectora compulsiva y como editora, hay algunas claves que debes tener en cuenta porque funcionan.

De hecho, lo primero que hago antes de trabajar con alguien es leer las primeras páginas de su obra (sea ensayo o narrativa). Esos primeros párrafos me dan infinidad de datos sobre el autor. Así que mira si es importante saber cómo hay que escribirlos.

Algunas claves: 

  • Es fundamental pensar en qué momento presentar al personaje ante el lector. Lo que haga debe ser interesante y despertar preguntas o empatía.
  • El personaje debe hacer cosas. La acción es muy importante. No es necesario que se mueva sin parar, pero debe transmitir acción. Sobre todo, porque el lector necesita componer una escena para comenzar a vivir el libro, así que debes buscar esa escena lo antes posible.
  • El inicio es parte del libro, no una sucesión de fuegos artificiales. Debe tener sentido que la historia comience por ahí.
  • Enséñale al lector aquello que llevas dentro en ese inicio. Eso tan original que le vas a ampliar en el resto del texto. 
  • Dar los datos prioritarios necesarios a partir de los que se compone sin fisuras la historia que viene a continuación.
  • Cuida hasta el extremo lo que cuentas y cómo lo cuentas. Las frases exactas. Debes hacer una selección de palabras exquisita en esa parte del libro. Es lo primero que le estás enseñando al lector, cuídalo hasta el extremo. 
  • También es importante cuidar la atmósfera que creas en esas primeras líneas, a veces, aunque no se diga nada especialmente interesante en estos párrafos, ese ambiente arrastra al lector a querer saber más. 
  • Como indico abajo, piensa en un microrrelato, qué tiene que tener para enganchar al lector, un inicio es muy parecido. 

A continuación te dejo algunos inicios interesantes para que veas lo que te acabo de contar: 

«Cambió de canal y vio en la pantalla una casita de muñecas  que bailaba en el aire, unida por un hilo casi invisible a un gancho de grúa. En el plano no se veía qué había debajo de aquel juguete. Tampoco lo necesitaba. La identificación fue inmediata. A su lado las dos maletas cargadas con toda la ropa que había podido embutir y las ganas de huir de toda aquella desidia.»

“Esta vez no voy a elegir mal, tampoco es tan difícil. Total, conocer a alguien, ver si cuadra más o menos conmigo y, eso sí, cerciorarme de que no sea un cerdo infecto. Para eso no tengo que ir al psicólogo. Como mi amiga Marta, que no le ha servido para nada,  su marido recién estrenado es un gilipollas redomado. Por cierto, no debería pensar estas cosas cuando estoy a punto de tocar el timbre de su casa.»

“Llevaba una eternidad esperando a que se desangrara en la bañera, no pensaba manchar el suelo; ya había experimentado lo que hace la sangre en las baldosas. La semana pasada tuvo que invertir medio sueldo en blanqueante para juntas”.

Si te fijas en todos he buscado que puedan ser un buen microrrelato. Eso es lo que tienes que pensar con tu inicio, ¿sería de los buenos?, si piensas que no, busca otra forma de hacerlo. 

El inicio de un libro debe tener todos los ingredientes necesarios para arrastrar al lector. Un buen personaje, lanzar preguntas que le interesen, enfrascarlo en un mundo que sea lo suficientemente apremiante para que quiera saber más; descubrirle pensamientos que tiene y aún no ha verbalizado o ser lo suficiente original como para engancharlo.

Estos son algunos de los ingredientes, pero aún hay más. En literatura siempre hay más. De hecho, una de las proezas de un buen libro es que siempre esconde fórmulas mágicas que ni siquiera el autor conoce.

Cómo no comenzar un libro

Y, sobre todo, a veces, lo importante es no caer en los inicios que se sabe de antemano que son fallidos.  A partir de ahora te hablo de determinados inicios que debes evitar tanto como echarle agua a un gremlin.


Vamos al grano:

Si llueve, corro

Dios mío, o eres lo más, o no comiences ni uno solo de los capítulos de tu libro con el tiempo. No. Al lector le importa muy poco si hace sol o llueve a cántaros.

A no ser que tus personajes sean víctimas de un tifón, es mejor que comiences por otro lado. El lector aún nos sabe nada de ellos para quererlos y sufrir por su vida o si cogen un constipado;  o para extasiarse con los rayos de luz que se reflejan en su cara. ¡Señor, mátame pronto!

Cómo-empezar-una-novela.-Cinco-malos-inicios

—Pues nada aquí estoy remando en mi jardín con la palangana de tender la ropa. Al autor le ha dado por empezar con una inundación sin venir a cuento y aquí me tenéis, entretenida.

Tus ojos aún no me dicen nada

Una descripción interminable. El lector no quiere saber al detalle cómo es el lugar donde arranca tu novela. ¿Eres Clarín? Pues no lo intentes.

Aún no sabe nada de lo que le vas a contar y la mejor manera de que salga volando es que cuando abra tu libro lo introduzcas en un rosario de quietudes. Las descripciones son malas consejeras y, sobre todo, en el inicio de un libro.

No, tampoco son buenas para describir al personaje central. Volvemos a lo mismo, no lo conoce, le importa poco cómo sea, a no ser que tenga «una nariz  que sacaría el primer premio en una exposición de zanahorias». ¡Viva Benedetti!

Y estamos tan a gustito…

Aquí no pasa nada. Si en tu inicio tampoco, mal vamos. El inicio de un libro debe arrancar preguntas atrayentes en la mente del lector.

Debe enamorarlo hasta que quiera quedarse a vivir allí.

Si el personaje está echado en el sofá viendo la tele, el gato ronronea a su lado y un pez da vueltas en una pecera, solo eso, no vamos a conseguirlo.

Eso sí, si el pez salta continuamente fuera, hasta el punto de jugarse la vida cayendo en el lomo del gato, lo vamos teniendo mejor.

Y si, además, el personaje piensa que menuda vida de mierda lleva, aún mejor. Si encima, de repente se le cae el techo encima, lo hemos conseguido. ¡Jugando con el peligro!

Cómo-empezar-una-novela-y-no-dormir-al-personal

—Voy a cambiar de canal porque hasta yo, que soy el protagonista, estoy aburrido. El lector seguro que ya ni está.

Como pollo sin cabeza

Estrés. Nos vamos al lado contrario. Lo del techo podría ser hasta excesivo en según qué lecturas, fíjate tú.

Me refiero a esos inicios sin pies ni cabeza que no paran de poner al lector y al personaje en situaciones inverosímiles. De lanzar preguntas a lo tonto me lo bailo que luego el escritor no sabe contestar ni por ensoñación divina.

Los inicios que marean tampoco son los mejores. Lo más probable es que el lector cierre más pronto que tarde el libro con ganas de sentarse y beber agua, para pasar el trago. 

No da para más

El personaje es tonto, cursi, repipi… No da para más. Sé que es difícil imaginar que alguien, conscientemente, pueda hacer algo así, pero eso sucede muchas veces cuando no se conoce bien al personaje y sin querer se presenta en sociedad ya defenestrado.

Aunque, este punto me genera dudas, porque mira Frodo lo lejos que ha llegado…

Como ves, no es fácil comenzar un libro, pero es importante que conozcas bien qué tienes que contar y busques la manera de presentarlo atractivo para que tus lectores quieran seguir leyendo. Sin falsos artificios y con mucha verdad.

Para terminar os dejo un artículo donde hacen un repaso por algunos de los inicios más memorables de la historia de la literatura. 

 

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