Corrección ortográfica de textos y edición. Diferencias abismales
La corrección ortográfica de textos no tiene nada que ver con editar un libro. Este artículo lo escribí hace un tiempo y ahora he decidido ampliarlo porque el tema da para mucho.
Corrección ortográfica de textos no es edición
Debido a la desinformación que existe en el sector editorial respecto a los conceptos y los términos que lo representan (significante y significado), es habitual que alguien me pida una edición cuando de lo que está hablando es de una corrección ortográfica y de estilo, y a la inversa. La diferencia es abismal.
En este sector existe una maraña de conceptos que hace que todo parezca lo mismo. De hecho, según la RAE, corregir engloba a todas las revisiones que voy a definir a partir de ahora. Tócate…
Lo que está claro es que después de escribir un libro y corregirlo hasta la saciedad, llega la hora de que otros se ocupen de él.
Pasos para publicar un libro
Así que para empezar, voy a intentar separar, por su orden lógico, los pasos a dar para que un libro esté en perfectas condiciones para publicarse y tener alguna oportunidad en el mercado editorial.
Son los siguientes:
- Escritura.
- Corrección del autor: hasta que le sangren los ojos. Esto significa unas cuantas pasadas y búsquedas desesperadas de lectores beta entre tus parientes y allegados. Si ves un tropel humano corriendo sin orden ni concierto, detrás (con seguridad) trota un autor buscando ojos para su obra.
- Edición: mejora de la capa profunda del texto (el contenido) desde los cimientos (el proceso suele durar unos meses).
- Lector cero: comprobar que todo esté en su sitio y funciona después de que el editor haya puesto todo patas arriba (suele pasar).
- Corrección de estilo: trabajamos la selección de palabras y cómo se organizan.
- Corrección ortográfica: las palabras, la puntuación y los acentos son los que deben y están bien escritos.
- Enviar la obra a la editorial o agente que consideres, tras hacer una buena investigación y la correspondiente propuesta editorial; tal y como te hayan indicado.
- En caso de querer publicar tú, ha llegado la hora de la maquetación y diseño de portada: vamos a ponerlo guapo. Si no diseñas o maquetas, mejor que se lo encargues a alguien que sepa hacerlo muy bien.
- Nueva corrección ortográfica y revisión total de la maqueta: mil ojos no son suficientes.
- Impresión y/o subida a la plataforma que elijas.
El autor y la lectura automática
Después de todos los pasos que acabo de desgranar, es posible que te cuestiones lo siguiente: ¿Qué hace el autor, si necesita a tanta gente?
El autor es el creador, el Rey Sol de todo el proceso y él que manda. Todos trabajamos para que su obra brille. Y así tiene que ser, porque de él nace la fuerza creadora, la belleza de contar soberanamente un hecho. El resto es organizar, limpiar, preservar y pulir.
La persona que ha escrito la obra ha conseguido sacar de su cabeza esa historia que le corroe las entrañas y solo con palabras ha logrado que el lector vea en su cabeza aquello a color y en 4D (me quedé en el 3D, pero lo mismo ya hay otro), ¿te parece poco?
A pesar de todo ese chorro de creatividad, de esa historia maravillosa, de ese pensar hasta morir para que todo cuadre, llega un momento en que su cabeza se sabe de tal manera lo que ha escrito que deja de leer; pierde el norte y no es capaz de valorar si el lector lo están entendiendo todo tal y como él lo ha diseñado; y aunque le encanta la historia tal y como la tiene en la cabeza, no es capaz de comprobar si realmente la ha pasmado de la misma manera en el papel, con todo ese 4D y toda la mandanga.
Y, a veces, ocurre que te llegan libros que comienzan de la misma manera que si el dueño de una casa se hubiera empecinado en construirla con la entrada por el baño. A él le parece perfecto, tiene su lógica, porque le encantan los baños y considera que así puede lavarse las manos y ducharse nada más llegar a su hogar. Vamos, una casa perfecta para las pandemias, pero…
Hay un pero de los gordos. A sus familiares y amigos, con suerte, puede que también les encante la casa, pero a las visitas puede ser que no les apetezca oler determinados efluvios nada más entrar y ni te cuento a los ligues de una noche.
En definitiva, y sin hacer tanta sangre, en el caso de un libro, sucede que, muchas veces, el autor está encantado con la obra, pero cuando llega al lector todo se desmorona porque no encuentra ninguno de esos hallazgos maravillosos que había creado el autor.
Es más, muchas veces, son precisamente esos hallazgos únicos que tiene el autor los que expulsan al lector de la obra, porque de tanto tenerlos claros, no ha sabido plasmarlos.
Y es que por muy bueno que seas, necesitas los ojos de varios profesionales para perfilar esa historia.
Ha llegado el momento de que las visitas te pongan en tu sitio y te digan que podrías haber construido el baño un poco más adelante, que de recibidor no lo ven ni medio normal. Pues eso.
Diferentes tiempos
Y una vez que tenemos claro que necesitamos de otros para perfilar la obra, vamos a diferenciar a los distintos profesionales que pueden intervenir en ella.
Un libro necesita todos esos procesos que he enumerado al inicio y son tan diferente unos de otros que no los puede hacer la misma persona ni se pueden llevar a cabo a la vez (por si hay algún supermán en la sala).
Es necesario seguir ese orden y te recomiendo que no te saltes ningún paso, muchos van directamente a la corrección ortográfica, ni te cuento las carencias que tienen esos libros, se los huele, a veces, con solo leer la sinopsis. ¿Para qué quieres que no haya ni un acento mal puesto, si tu personaje ha nacido muerto?
Además, es aconsejable que la misma persona no haga más de un proceso, como decía antes. Cada profesional se ocupa de una función (como mucho el que corrige ortografía puede hacerlo también con el estilo, pero tengo mis dudas). El fontanero no suele ser el mismo que revisa la perfecta caída de las cortinas
Si me dedico a revisar que los personajes tenga un buen arco o que la trama no haga aguas, habré leído tantas veces tu obra que no veré las comas mal puestas, ni si se han utilizado bien los tiempos verbales. Por supuesto que corregiré infinidad de errores ortográficos y de estilo, pero no puedo certificar que el texto esté limpio de ellos.
Conozco la historia casi tan bien como el autor, de manera que llega un punto que eso me incapacita para corregir más allá. Mi cerebro pone el automático y se salta todos los errores que no sean mi especialidad.
Como ves publicar un libro no es solo escribirlo, arreglarlo un poco e imprimirlo o subirlo a una plataforma digital.
Desde luego que puedes hacerlo así, pero entonces lo más probable es que cuando lleguen las visitas (siguiendo con la metáfora de una casa de que da mucho juego para este tema), se encontrarán ropa interior, en los peores casos usada, en mitad del comedor. ¿Cómo es posible que no la haya visto nadie hasta ahora? imagino que por la misma razón que los calcetines entran emparejados a la lavadora y salen viudos.
Y el pensamiento del autor siempre es el mismo: incredulidad. No es posible que esto esté ahí, pero sí. Esa ponzoña que hay en medio de la sala es tuya, generalmente, y nadie se ha percatado de que estaba ahí hasta que el libro está publicado. Pasa en las mejores familias, ni te cuento si te saltas pasos.
Edición y mejora del texto
Vamos a comenzar por la edición. La mejora de la capa más profunda del texto.
El proceso que se inicia después de que el autor esté tan exhausto de corregir su texto que llega a la conclusión que no puede más.
Este proceso se centra en revisar y arreglar los cimientos y la distribución para que puedas vivir en ella de maravilla.
Un editor se dedica, con los metros útiles que tienes, a buscar la forma de que aquello sea un palacio renacentista (o del estilo que quieras), en el que todo funcione como en un hotel de cinco estrellas.
Y una de las grandes diferencias con una corrección ortográfica o de estilo, es que en estas no se cambia la estructura del libro ni el arco de la evolución de un personaje o el funcionamiento de una trama. Y, cuando editas, sí.
En la edición, todo depende de los errores o bondades que se vayan descubriendo, pero la idea es potenciar todo aquello relacionado con la historia o el contenido que se le ha pasado al autor. Mejorar todos esos elementos para que el libro brille como nunca.
En definitiva, cuando editamos un texto mejoramos su estructura, trama, tono, inicio y final, personajes, hilo conductor, equilibrio entre las tramas y todos los elementos que construyen el tema o la historia que sustenta la obra.
La edición, o mejora, es el primer proceso recomendable porque al autor se le pasan mil detalles (y no tan detalles que algunos son dinosaurios) que pueden hacer incomprensible lo que cuenta.
—Señora, ¿quién puso las cañerías?
—Pues yo que soy como MacGyver
La necesidad de un lector cero
Creo que soy miope perdida de las veces que he leído burradas como que antes de publicar, solo es necesaria una corrección ortográfica. O que a algunos les da miedo que el corrector les cambie su estilo o que no leen para no contaminarse. Y también a muchos expertos (es un suponer) afirmando sin atisbo de duda que el lector cero es el último paso antes de publicar la obra. Y digo yo, ¿si ya has hecho la corrección ortográfica y de estilo, quién va a supervisar el texto que cambies después del lector cero? ¿O piensan que este profesional se va a limitar a decir: muy bien, me gusta?
Cada capa tiene que corregirse a su tiempo, no se pueden saltar pasos ni cambiarlos de orden porque en este caso sí alteras el producto.
Después de la edición viene el lector cero. Y dirás, ¿si ya has editado la obra, para qué quieres a otro profesional que te cuente si funciona bien respecto a los lectores? Porque un editor no tiene la visión de un lector cero y menos después de haber trabajado en la obra.
Un lector cero certifica que esa obra se entiende a la perfección y que al lector le encanta pasar el tiempo en ese universo, el editor a esas alturas ya está demasiado involucrado en la obra para verla desde fuera.
De hecho, yo después de un editing, contrato a un lector cero para que haga su trabajo, porque considero imprescindible esa perspectiva desde los ojos del lector. Y que la haga un profesional que tenga los conocimientos necesarios para que no se le escape ninguna alarma porque es el que se encarga de ver que todo está en su sitio y funciona.
Aquí te dejo un enlace por si quieres ampliar más sobre el tema.
Corrección de estilo
Después del lector cero, llega el momento de la corrección de estilo. Muy diferente de la ortográfica, aunque muchas veces se piden juntas, pero tampoco son lo mismo.
Una corrección de estilo tiene su base fundamental en que el texto en cuestión tenga una buena selección de palabras, en el orden adecuado, para que la mente del lector disfrute de la lectura y vuele sobre ese libro (en la fluidez entran muchos otros factores, pero este es muy importante).
Una vez que la estructura es la correcta, los personajes son redondos y un largo etcétera (edición y lector cero), llega el corrector de estilo y comienza a hacer que aquello se parezca a una casa de verdad. Crea el clima de hogar.
Una corrección de estilo se ocupa de las imprecisiones del vocabulario, los fallos del estilo, errores sintácticos, de concordancia o incorrección en el uso de los tiempos verbales. Le da lustre a la economía comunicativa del texto, para que sea lo más exacto posible, entre infinitas funciones.
Corrección ortotipográfica
Y, por fin, llega la hora de la corrección ortotipográfica (sí, también se llama así, aunque tiene matices con respecto a la ortográfica, fíjate qué cosas).
Este proceso consigue que el texto esté impoluto de errores ortográficos, además de que las grafías estén en su sitio y los signos de puntuación cumplan la ley a rajatabla y no rompan filas por donde les dé la gana.
Así mismo, se ocupa de que los acentos sean fieles y nunca se vayan con otras o desaparezcan, entre otras muchas funciones.
Después, se nota que por ahí ha pasado alguien para ordenar la casa hasta que todo esté en su sitio. Ha sacado el jarrón que estaba por equivocación en la nevera, ha metido los calcetines en el cajón y ha tirado la basura.
Es un trabajo muy duro y exigente. Corregir un texto ortográficamente me parece un ejercicio titánico que tiene un mérito estratosférico. Que no se te escape nada en este sentido es casi imposible.
Y es que aún así, llegan las visitas y se encuentran aquel calcetín, el mismo que escapó del bombo de la lavadora, debajo del sofá, el muy bandido.
Conclusión
Escribir un libro y publicarlo es algo muy serio. Uno de los trabajos más colectivos que existe porque es muy difícil atender a la vez a todas esas capas del texto de las que acabo de hablar. De hecho, no conozco a nadie que sea capaz de hacerlo. Si hay alguien en la sala que levante la mano para investirlo como la eminencia de las letras que es de inmediato.
Como has podido comprobar, existen grandes diferencias entre todas estas ediciones, correcciones y lecturas, sobre todo, porque no trabajan los mismos elementos del texto. Escribir un libro es atender a tantas variables que es complicado conseguir la cuadratura del círculo uno solo y tampoco solo con un profesional.
Todos los libros deliciosos que puedes encontrar en el mercado han pasado por todos estos procesos, con seguridad, desde el inicio de los tiempos.
Así que crea lo mejor que puedas, corrige hasta la extenuación y después déjate aconsejar y aprende de todos los profesionales que pasen por tu obra. A tu paso por el mercado editorial encontrarás mucho agradecimiento. Los lectores buscan obras en las que no se pasen el tiempo colocando piezas que tú no has sabido encajar. Buscan disfrutar y solo se consigue trabajando todas las realidades que encierra un libro.
¡Hasta la próxima!
Excelente la clase como nos tienes habituados. Lo mejor que tiene es que estimula y alienta
Hola, Ignacio, qué gusto encontrarnos, mil gracias. Un abrazo gigante y me alegro infinito que te estimule. ¡A escribir! 🙂
Más claro, imposible. Y estoy completamente de acuerdo por razones obvias, ya que cuando me puse en contacto contigo me explicaste perfectamente qué era lo que creías que necesitaba mi novela (el famoso «editing») y estoy más que contenta de haberte hecho caso y de que estemos trabajando en ello juntas. Porque es verdad que si leo los capítulos que llevamos revisados y los comparo con los originales es algo así como mirarme al espejo recién levantada, o después de una buena cucha, un buen desayuno y un maquillaje cuidado. ¡Abrazos!
Muchas gracias por el comentario, Adela. Es un gusto enorme trabajar contigo y con esas novela genial. FLuir con una obra es maravilloso y es lo que estoy haciendo con la tuya y contigo. Besos y seguimos 🙂
Interesante artículo, de forma clara y explícita he comprendido también de forma clara los pasos que hay que dar para publicar un libro. Aún así, a los tontos como yo nos pasa lo que decía Groucho Marx: «Hay muchas cosas más importantes que el dinero, pero cuestan tanto». Aún explicándolo bien, no damos una.
Ay, Alejandro, cuánto tiempo sin leerte, eres más listo de lo que dices, mucho más, y espero que lo de publicar, al menos, lo hayas practicado con esa obra que tenemos pendiente. Un abrazo enorme y no sabes la alegría que me ha dado encontrarte por aquí. Un abrazo gigante 🙂
Me ayudo muchisimo este articulo. Aclaro mis dudas y me animo a corregir y leer mi libro por veinteava vez. Muchas gracias!
Hola, Nohra, no sabes la ilusión que me hace que me digas eso, mucha suerte con esa veinteava corrección, dale duro. Un abrazo y nos vemos por aquí.
A pesar de lo extenuante que parece el proceso, me lanzo a él sin dudarlo. Vamos a ello
Y tanto, a por todas. Nos vemos el miércoles. Un abrazo.
Son esos artículos tuyos, claros y completos que enamoran, la fuerza y la profesionalidad que transmites. Feliz de conocerte.
Mil gracias, Lia, yo también estoy encantada de haberte conocido y poder trabajar codo con codo en esa maravillosa obra que vas a regalar a los lectores dentro de poco. Un placer.
Mira, la verdad estoy confundido. Un libro necesita tantos profesionales para alcanzar un mínimo de perfección, como un gran modisto para sacar el modelo perfecto. La mayoría de escritores noveles no tienen dinero. Tampoco la garantía que el libro se venderá. Necesitan varios miles de euros o vender parte de tu patrimonio. Hipotecar las escrituras de tu casa. O te autoeditas con resultados inesperados. Una interrogante que me late desde hace décadas, ¿Cómo le hicieron Shkespeare, Miguel de Cervantes y Víctor Hugo para trascender con la literatura?
UN cordial saludo.
Muy buena pregunta, la verdad es que en la historia de la literatura no se dice nada de las ayudas que recibieron los clásicos, pero seguro que la tuvieron, porque una persona sola no es capaz de ver la total extensión de su obra, eso seguro. Lo que no hay que tener es prisa y sí mucho respeto por lo que se está haciendo. Sin correr a todo se llega y de la mejor manera. Un abrazo y gracias por tu comentario.
Magnífica y documentada exposición. Impresionante. Pero me pregunto, ¿cómo el autor, tras invertir sus ahorros en folios y demás accesorios puede soñar con sufragar el costo de ese proceso imprescindible que tan sabiamente expones? ¿Cuál sería el coste de seguir todo el proceso? Al final se venderán 1000 ejemplares como mucho…
Saludos/
Hola, no hay un coste para todos igual porque depende de como sea el texto y los trabajos que requiera. Para evaluar cada presupuesto necesito leer un par de capítulos del texto y saber qué dimensiones tiene para calibrar el tiempo que necesitaremos para trabajarlo. Es un proceso muy personalizado para que sea tan eficiente como para que la obra se potencia y el autor evolucione. Un abrazo y mil gracias por tu comentario.