El arte de contar la vida cotidiana: Adela Castañón. Dame mi nombre
El arte de contar la vida cotidiana en literatura. Adela Castañón lleva buscando la perfección en la escritura desde hace mucho. Esta es su primera novela, pero tiene callos en los dedos de darle a la tecla, siempre buscando cómo plasmar la vida.
Adela Castañón y su obsesión con mostrar la realidad
En esta reseña me centraré en analizar algunos aspectos fundamentales de su trama. Para que no solo sea una posible nueva lectura para ti, sino que si estás escribiendo aprendas cómo conseguir plasmar determinadas técnicas y qué resultados se obtienen con ellas.
Así que comenzamos.
La prosa de Adela Castañón se caracteriza por intentar abarcar todos los matices posibles, por eso Dame mi nombre es una novela en la que se ven reflejados un crisol de sentimientos encontrados.
Esta novela demuestra que nuestras vidas, a veces, aburridas, pueden dar un giro inesperado y brutal, si el destino se lo propone.
Pablo, Ana, Andrés, Verónica o Juan Luis recorrerán las distintas fases de un drama que aunque parezca imposible, sucede. Constelaciones familiares que se van cruzando y convierten la vida de estas cinco personas en un chocar constante de reproches, enseñanzas y evoluciones personales.
Un complicado mapa sentimental que en Dame mi nombre está medido y cuidado hasta el extremo. Con el fin de que su lectura sea una delicia y emocione a sus lectores desde las primeras páginas, porque se sienten reflejados a pesar de, en su mayoría, no haber vivido nada de lo que se cuenta. Ese es el objetivo. En realidad lo es en todos los libros. Y en aquellos dedicados a la vida cotidiana, hay que medir bien esta sensación.
El arte de contar la vida cotidiana y sus técnicas
Si te acercas a este libro para aprender, te diré que en él se han utilizado muchas de las técnicas dedicadas a plasmar escenas vividas, para ello se ha elegido y trabajado un narrador en tercera persona omnisciente, aunque cercano a los personajes, para poder ir mostrándole al lector qué siente cada uno de ellos, poniendo el foco en aquellos aspectos que de verdad iban a destacar esa vida cotidiana en cada caso con sus peculiaridades específicas.
Adela Castañón desechó la primera persona porque un solo personaje, no podía contarlo todo. Y en el caso de usar varios narradores, el juego de voces que se establecía no encaminaba la lectura a esa cotidianeidad fluida.
El cambio constante de narrador le viene bien a obras que quieren profundizar al máximo en los personajes. En este caso, ese era uno de los objetivos, pero lo más importante era la interacción entre todos, sus relaciones, y que el lector fuera un espectador lo más objetivo posible, de ahí el narrador omnisciente.
Y como uno de los objetivos de Castañón con este libro era reflejar también ese sentir de los personajes en cada momento de la trama, se opta por esa tercera persona muy cercana, como se ha dicho antes. Y al mismo tiempo, se trabaja para calibrar bien el ritmo y medir la contención de cada escena. Por eso era fundamental no dejar ir la imaginación, si esto suponía irse de la realidad, tan contenida y sorpresiva como es. Así que en las correcciones posteriores al proceso creativo, la autora ha ido siguiendo todos los hilos que recorren este tipo de escenas para cerciorarse de que cada una estaba en su sitio.
Diálogos orgánicos
Además, otra variable enmarcada en el arte de contar la vida cotidiana y que se ha medido hasta el extremo en Dame mi nombre, son los diálogos. Adela se ha preocupado de que cada personaje tuviera un tono propio y que la naturalidad invadiera cada intervención, teniendo en cuenta que en literatura que algo parezca orgánico es lo menos natural del mundo y requiere un sin fin de horas de trabajo.
Otro elemento que se ha estudiado con mimo es la selección de las escenas: cuándo mostrar y narrar. Una estructura bien determinada y pensada para que el lector pueda seguir la lectura mientras su mente va fabricando escenas que se desarrollan de la mejor manera posible. Una selección que hace avanzar la trama en todo momento.
Para concluir, Dame mi nombre es una novela trabajada y mimada. Un puñado de vida cuyo principal objetivo es que disfrutes de la lectura.
Espero que la reseña te haya revelado un nuevo libro que añadir a tu lista de lecturas y que si estás en medio de la escritura de una novela, el ejemplo te haya servido para mejorar tu proceso creativo. Ya me cuentas si es así. Estoy deseando leerte.
Buenas Yolanda:
Adela es una persona con una sensibilidad especial y su libro estará impregnado por esta. Me lo apunto para la lista, por lo que cuentas le ha quedado bordado . Gracias Yolanda!
Preciosa tu reseña. Dan ganas de adentrarse en el libro ya para descubrir a esos personajes y conocer la historia.
Gracias, Lía, no te defraudará. Un abrazo enorme y a por todas con el tuyo.