Elementos de la narración: el tiempo y el espacio
Elementos de la narración: el tiempo y el espacio en una novela son fundamentales para crear adicción y que el lector no se pierda. Ambos son los responsables de que lea sin pensar en nada y se abandone a tu trama.
El espacio narrativo: dónde están tus personajes
Un error en alguna de estas dos variables y esa burbuja que te ha costado tanto de conseguir explota en las narices del lector. En dos formas: lo pierdes tú y él lo hace dentro de la narración. Por eso, estos dos parámetros son una de las claves para que tu novela sea adictiva.
Hay pocas situaciones más desconcertantes que la de estar leyendo y de repente no saber dónde están los personajes ni cuándo encuadrar lo que se está contando. Respuesta mecánica: volver a la página anterior o más allá para ver qué ha pasado.
Un error de base que desmonta la trama de una novela. Una pena porque el lector estaba enganchado, pero si tiene que buscar las referencias para situar a los personajes, sale de ese universo que te ha costado tanto construir para él.
El lector debe meterse dentro de la trama y no pensar en nada más. Vivir dentro de los personajes sin plantearse qué hace allí, tal y como vivimos nosotros el espacio y el tiempo.
Hagamos lo que hagamos, sabemos en qué día estamos y dónde. La sensación de angustia de perder estas dos referencias es tal que hace que nos replanteemos todo. Lo mismo ocurre cuando estamos leyendo y el autor pierde a sus personajes en estos dos ejes vitales.
Elementos de la narración: ¿dónde estoy?
El lector debe confiar en el autor, dejarse llevar por sus palabras e incluirse en ese universo que le propone sin resistencias. Eso es fluir. Eso es lo que tiene que conseguir un escritor.
En el momento que le fallas al lector, comienza a cuestionarse tu pericia para construir ese universo y deja de tener sentido seguir leyendo.
¿Te meterías en una casa medio derruida a dar un paseo? Pues eso. En este caso, no es que te metas, es que a mitad de paseo, descubres que se está cayendo a trozos. ¿Qué haces? Huir.
Solucionar este tipo de errores es sencillo, en principio. Lo complicado es detectarlos desde la perspectiva del autor. ¿Por qué? Porque él tiene muy bien definidos estos parámetros.
En su cabeza todo funciona a las mil maravillas. Por eso, cuando revisa ni siquiera cae en dónde se necesita un refuerzo en este sentido.
Para facilitarte un poco la tarea, aquí te dejo una serie de errores y soluciones. Vamos allá.
—Mira, Manolo, llevo dos noches sin dormir y no hay forma de saber dónde se encuentran tus personajes, los pobres van como pollo sin cabeza.
La solución rápida
A veces, el escritor piensa que solucionará este problema incluyendo al inicio de cada capítulo la fecha y el lugar. Puede ser, pero hay que tener en cuenta que el lector cuando está dentro de ese capítulo, no se acuerda de esos datos que no están anexionados a nada. Muchos ni los leen, así que no suele ser la forma de solucionar este problema.
Aunque quieras utilizar este recurso, deberás pensar en cómo sitúas a los personajes dentro de la narración. Es mucho más efectivo añadir una referencia espacial o temporal antes de comenzar un párrafo que este recurso arriba indicado.
La magia de los objetos
Una buena salida está en los propios objetos. Los puedes utilizar de nexo entre una escena y otra.
El recurso es tan fluido que consigue que el lector no solo se quede con el cambio temporal y de escenario, sino que también se maraville de que lo hayas utilizado. Eso sí, sin abusar. En literatura todo tiene que ser equilibrado.
Lo hace divinamente, por cierto, Laura Esquivel en algunas escenas de su libro Cómo agua para chocolate. Por ejemplo: una bandeja que deja la protagonista cuando se acaba una escena y recoge otro personaje en el inicio de otra. A muchos días de distancia y en un espacio diferente. El objeto actúa como hilo conductor.
Solo una palabra
Aunque la herramienta de los objetos es maravillosa, si no sabes utilizarla o tienes resistencias, busca la sencillez. Suele ser lo que mejor funciona.
Este problema se soluciona con un par de palabras, consiguen unir los hilos de la trama y hacer que el lector en su mente pase de una escena a otra, de un lugar a otro, de un momento a otro, sin pensar en nada más que lo que le sucede a los personajes.
Recursos como:
- A pesar del paso del tiempo…
- Después de dos semanas…
- Entró en el comedor…
- Mientras caminaba hacia…
- Durante la sesión….
Cómo ves, hay miles. Las dejo aquí solo para que veas lo sencillo que es. Con un poco de cuidado este error fatídico se soluciona rápido.
Demasiados datos
Si perder al personaje por falta de datos es grave, también lo es pararlo en seco en la lectura porque se dan demasiados.
Si el lector ya está situado, no insistas. No des fechas o edades innecesarias.
Si a ese dato que ha podido ser secundario a lo largo de la trama, a mitad de libro lo vuelves a destacar de forma muy concreta (a veces, mucho más exacta que la referencia que empleaste antes), te expones a que el lector caiga en la tentación de comprobarlo. Te has cargado la escena.
Y si encima descubre que se te ha ido la mano (ocurre), ni te cuento.
Esto sucede, en muchos casos, porque el autor quiere que el lector se entere de que ha hecho una buena investigación y que tiene controlada la sincronía de los personajes o de las fechas (pasa mucho en novelas donde conviven varias generaciones o hay saltos en el tiempo constantes).
El autor piensa que así el lector se va a fiar más de él, pero lo que consigue es justo lo contrario.
Se generan dudas innecesarias. Además, cuando los personajes y las escenas están bien situados (con una palabra, a veces, basta) el resto de datos al respecto suele sobrar. Es mucho mejor dejar al lector que se componga la historia como más le guste.
Malas referencias temporales
Otro error común: los lapsus en la concordancia. Se escurre un «ahora» o un “hoy” en una narración en pasado y aunque el lector no se dé cuenta, en su mente algo chirría.
Por eso hay que tener cuidado con las palabras que están cargadas con connotaciones de tiempo y espacio. Es necesario asegurarse de que están en línea con lo que se está contando.
—Eso no estaba ayer ahí, nos han engañado.
Saber componer una escena
Si no se claves para que tu novela sea adictiva también puede pasar que el lector se despiste y hasta los propios personajes también lo hagan. Es fundamental que tenga las referencias principales del tiempo y el espacio en cada una de las escenas para poder componer en su mente aquello que está evocando.
Por ejemplo, tienes dos personajes que van juntos en coche a trabajar habitualmente. Uno de esos días chocan contra una pared peligrosa por lo que sea. Si el lector no tiene conocimiento de esa pared mucho antes de que ocurra el accidente, malo.
De repente, el muro aparece por arte de magia y el lector no entiende nada y los personajes, además, seguro que se van a estampar peor. Entre otras cosas, porque si lo hubieras contado antes, esa pared hubiera creado tensión narrativa cada vez que pasaran por ella.
Conclusión
Los referentes temporales y espaciales son sencillos de aplicar, pero difíciles de detectar. Si no te aclaras, lo mejor es buscar un lector cero (si es profesional, mejor) para que revise la obra y te marque los lugares donde faltan o sobran estas referencias. Con ellas sucede algo curioso. Son como bombas que detonan precisamente (y casi siempre) cuando no están.
Una novela que descuide este detalle cometerá uno de esos fallos poco perdonables, no porque el lector tenga mala leche, sino porque inconscientemente ese universo que has creado para él se desvanece en su mente. Sin querer, comenzará a dudar de todo lo que has hecho y ahí termina la historia.
Ánimo y a por ello.
Cuéntame qué te ha parecido el artículo, me hace mucha ilusión y me ayuda a mejorar.
Si piensas que cometes ese error en tu novela, estaré encantada de ayudarte. Contáctame y hablamos.
Guapísima, Yolanda. Un dato muy importante que tenemos que tener presente para la salud del escrito. Muy buen articulo.
Mil gracias, Lia de mis amores. Un abrazo
Buenas Yolanda:
Esta genial el post muy detalladooñ y con ejemplos muy buenos. Al final a veces me meto tanto en la historia y cuido tanto sus no pierda el ritmo que puedo descuidar ubicar bien las escenas. Después lo reviso y me doy cuenta. Estoy aprendiendo mucho con este blog.Buen puente!!
Gracias, Iñigo, me alegro mucho que te esté sirviendo el blog. Ánimo con esas escenas. Un abrazo
Interesante artículo, como todos los trabajos que tú haces.
Un saludo.
Hola, cuánto tiempo sin hablar contigo, echo de menos nuestros correos diarios, Un abrazo enorme
Buenísimo el post. Reciba un cordial saludo.
Gracias, un abrazo.