Fichas de personajes: cinco preguntas para hacerlas
Fichas de personajes, por qué y cómo hacerlas. Datos prioritarios para que tu cabeza sea capaz de plasmarlos y que evolucionen de una manera orgánica sobre el papel.
Cómo hacer fichas de personajes
Sé que soy pesadísima con los mapas y con las fichas, pero es que para escribir se deben tener determinados conceptos muy claros en la mente.
No conocer a los personajes que hay que moldear es un error que luego se nota en la lectura, sí o sí.
Y es que ser capaz de dibujar el arco de un personaje es muy complicado (te dejo un artículo que habla de esto) y un gesto es capaz de desmontarlo desde los cimientos, así que toda la información que recabes, para que tu cabeza la trabaje bien, es poca.
Confeccionar fichas aporta veracidad y coherencia a la novela. Toda la información que se tiene en las fichas no se utiliza, pero tu cerebro la tiene y le ayudará a que todos los personajes hagan, digan y piensen lo que deben de acuerdo con unos parámetros lógicos dentro de la novela.
Es clave para caracterizarlos y adecuarlos a la historia y que resulte un relato coherente en todos los sentidos.
Uno de los secretos de saber mostrar es conocer a fondo a tus personajes, porque sin contarlo explícitamente sabrás cómo mostrarle al lector cómo son en cualquier momento de la novela.
Lo mejor para hacer estas fichas de personajes es hacerte preguntas.
¿Cómo es su físico?
Aunque muchos de estos elementos no los muestres en la novela, tienes que conocerlo, porque así podrás encajar todas las piezas de manera coherente. Porque, tal vez, no digas que tiene un pelo muy largo, tal cual, pero si lo tiene tendrás que dejarlo traslucir en todo aquello que afecte.
Además, si lo tienes bien definido físicamente, será más complicado que te confundas o se desdibuje en tu mente. Nunca cometerás el típico error de cambiarle el color de ojos o de cabello a lo largo de la novela.
En la ficha debes indicar cómo es su constitución ósea, rasgos físicos, qué edad tiene y cómo se relaciona con su cuerpo.
Enmarca al personaje dentro del universo de la novela y del entorno en este sentido.
¿Cómo habla?
Aquí tenemos a la madre del cordero. Porque tu personaje tendrá diálogos y deberás diferenciarlo del resto, así que saber cómo habla — qué registro, qué tono tiene y cómo evoluciona a lo largo de la trama— es fundamental para hacer un buen arco.
No solo te tienes que fijar en lo cotidiano: formación o extracción social; sino que debes tener en cuenta también detalles como coletillas o dejes que tenga solo ese personaje.
Sin abusar, por supuesto, pero todos tenemos una manera de expresarnos que es única. Y si quieres que tus personajes también lo sean tendrán que tener la suya.
Para eso es fundamental que tu mente tenga registrados todos esos puntos a tener en cuenta, así cuando confeccione los diálogos y las escenas, conseguirá no equivocarse.
¿Cómo piensa?
También es muy importante. Su pensamiento indica cómo es su personalidad y esta define su arco.
Además, en este caso, es muy importante que tengas en cuenta que debe evolucionar a medida que avanzas en la trama.
Un personaje redondo debe mostrar un desarrollo a lo largo de la trama, al menos en lo que registra en su mente. Todas esas inflexiones debes tenerlas claras antes de comenzar a escribir.
El personaje debe adaptarse a las circunstancias que lo rodean, reaccionar a ellas y posicionarse.
Confeccionar una ficha con todos los detalles en este sentido será prioritario para diseñar su arco, primero en tu mente y luego en la novela.
Aquí también hablamos de las características psicológicas que lo definen. ¿Cómo es su forma de ser, qué hechos han influido en su vida, qué resortes lo hacen saltar, qué no soporta, qué quiere, cómo quiere, hasta qué punto es resiliente, es una persona activa o pasiva? Y un largo etcétera que te ayudará a definir su papel en la historia.
¿Cómo se mueve?
Estoy de acuerdo contigo en que esto es rizar el rizo.
Es complicado plasmar cómo se mueve un personaje, pero siempre hay algo que lo caracteriza respecto al resto y será bueno que sepas distinguirlos unos de otros en esa forma de moverse, de gesticular o de estar en una escena.
Cualquier detalle será suficiente, porque como te decía antes, aquí lo esencial no es que lo plasmes todo, es que tu cabeza lo tenga claro, para que luego cuando ponga en movimiento ese juego de personalidades sea capaz de elegir en cada momento ese detalle de cada uno que los diferencia de los demás.
¿Qué hitos marcan su trayectoria?
Incluso antes de lo que se cuenta en la novela. Hacer una escaleta con la vida de cada personaje es muy importante porque los situamos en el mapa de la novela y porque sabremos en qué momento se transforma y así calibrar su arco de una manera lo más orgánica posible.
¿Con qué personajes hay que hacerse tantas preguntas?
Pues mínimo hasta los secundarios, inclusive. Aunque te parezca que ese personaje que solo aparece en tres escenas no es importante, lo es.
Cuántas veces un secundario ha librado del horror a una novela. No tengo dedos en las manos. Los secundarios son fundamentales para darle vida a tu novela. Por eso tu cerebro necesita conocerlos tan bien como a los personajes principales.
Para elegir la mejor manera de presentarlos en cada momento y conseguir que el lector los quiera en poco tiempo. Así que, si cabe, es necesario conocerlos más que a los protagonistas.
Siempre que tengas que elegir en literatura (y en la vida) cuanta más información tengas antes de hacerlo mejor elección harás. Eso es así.
Ray Bradbury decía que construía sus personajes para que hicieran su propia vida.
Las fichas de personajes son uno de los recursos para escritores más eficaces para que tus personajes sean capaces de crear esa magia y vivir con independencia. Y, así, definirlos y adecuar sus acciones de manera magistral en el papel.
Un ejemplo de ficha de personaje
Una posible ficha de personaje debería tener estos ítems:
- Datos personales: nombre, edad, lugar de nacimiento y donde vive, como mínimo.
- Características físicas: definirlas al menos en las más destacadas, si se pueden buscar fotos mucho mejor, aunque tampoco hay que dejar que eso te mediatice. Que luego hay gente que se emperra en un famoso y resulta que todos los conquistadores de las novelas románticas tienen la misma cara y eso es lo más horrible que te puede pasar. Hazme caso.
- Ocupación: qué hace, le gusta, disfruta de su trabajo, qué inconvenientes tiene y cómo afecta a la trama.
- Su pasado: cómo era antes. Qué experiencias le marcaron para ser quién es ahora en la trama. Mejores y peores momentos. Afinidades u odios con otros personajes, aunque solo aparezcan de oídas.
- Su futuro: qué va a vivir después de la acción de la novela.
- Aspiraciones: qué objetivos tiene. ¿Son reales? ¿Está comprometido con ellos, se ve capaz de cumplirlos, cuenta con los medios adecuados, qué trabas tiene?
- Familia y amigos: relaciones afectivas, situación familiar y cómo se desenvuelve en el medio. Qué rol ocupa.
- Psicología, política y moralidad: define su forma de pensar. ¿Analítico, despreocupado, traidor, leal, íntegro, corrupto, matices? ¿Se involucra en causas personales o sociales, qué remueve su conciencia? ¿Tiene algún límite moral? ¿Le importa comportarse de forma correcta con los demás? Define con qué ideales y valores simpatiza.
Te dejo un enlace del Pinterest de la escritora Ana García Cruz, en concreto a una página donde hay infinidad de fichas de personajes, me ha parecido muy interesante para que te inspires a la hora de confeccionar las tuyas.
Y tú, cómo haces fichas de personajes. Cuéntamelo.
En mi caso utilizo fichas de caracteres de los antiguos juegos de rol, cuando jugaba a finales de los 80 (D&D, Lord of the rings, Imperio Cobra, etc.) Antes de cada partida se debía recrear el background del personaje, y de algún otro PNJ. No sé si para una novela romántica se podrían reusar…
Hola, me parece una gran idea, cualquier método que funcione en tu cabeza, es perfecto. Eso sí, aunque sea una novela romántica es fundamental crearlas porque precisamente en las novelas donde la protagonista es la vida cotidiana, donde la cercanía debe ser la norma, es más difícil aún centrar el arco del personaje, puesto que su creación no depende de grandes gestas, sino de esa forma de ser única. Y eso hay que hilarlo muy bien. Así que para cualquier novela, necesitas conocer hasta el extremo a los personajes que la van a hacer funcionar. Mil gracias por tu comentario. Un abrazo.