Javier Pellicer. Leones de Aníbal. Entrevista
Javier Pellicer acaba de publicar Leones de Aníbal (Edhasa), una novela ambientada en la segunda guerra púnica, cuya originalidad es su punto de vista: el de los mercenarios que siguieron al líder cartaginés a través de los Alpes.
Javier Pellicer: «Una historia sin personajes potentes está coja»
Javier Pellicer me concede esta entrevista entre feliz, por estar de promoción con su nueva novela, y cansado porque lleva ya todo el día hablando y contestando a las mismas preguntas (los periodistas somos muy previsibles en estos casos). Eso sí, sus respuestas denotan profesionalidad. Sabe cómo hacer una entrevista. No en vano lleva muchas horas de vuelo capitaneando su propio blog y haciéndolas él también. Tiene grandes artículos dedicados al oficio de escribir. Algo que también trasciende a su forma de crear y al resultado. Lo puedes comprobar por tu cuenta y riesgo porque además de esta, Pellicer ya lleva a sus espaldas varios premios y algunas novelas más.
Eso no quita que siga ilusionándose con su oficio. Al día siguiente, tenía la presentación en Valencia y estaba emocionado por poder debatir con sus lectores sobre esta obra de la que se siente muy orgulloso (eso se nota).
Por todo lo que te acabo de contar, me interesaba entrevistarlo. Creo que puede aportar una visión experta sobre cómo escribir y que su trayectoria puede ayudar mucho a otros que ahora empiezan. Así que con ese objetivo os dejo con mis preguntas y sus buenas respuestas:
¿Qué se va a encontrar el lector cuando abra Leones de Aníbal?
Mucha aventura. Me gusta crear historias con un ritmo muy vivo porque, al fin y al cabo, vengo de la novela fantástica y de ciencia ficción y me gusta que haya el ritmo de novela.
También va a encontrar una historia épica y, sobre todo, una novela de personajes. Me gusta mucho desarrollar los personajes. Además, encontrará la narración de una aventura grandiosa y épica como es la del viaje de Aníbal. La excusa para desarrollar mi argumento propio y mis personajes ficticios.
Contexto histórico
En la novela anterior saltaste a un periodo inmediatamente previo al de Leones de Aníbal. ¿Por qué te interesa ese periodo histórico?
Yo no había escrito nunca novela histórica, ni siquiera en relatos. Asumí este reto a propósito porque quería probar algo nuevo. Enfrentarte a ese tipo de proceso tan diferente al de la fantástica o al de la ciencia ficción requiere mucho esfuerzo. Un control muy grande de la época y de la cultura que vas a retratar.
La historia antigua, al ser una época que no es tan conocida, te deja las lagunas suficientes para tener un poco de libertad a la hora de crear el argumento. Tienes que ser fiel a lo que se sabe, pero también te da la oportunidad de rellenar esos huecos con ficción.
Creo que este es el paso evolutivo natural de pasar de la fantasía a la novela histórica antes de meterte, por ejemplo, en épocas más conocidas como la Guerra Civil o la Segunda Guerra Mundial, de las que hay información prácticamente al minuto. Las otras te permiten un poco más de libertad. A pesar de eso, el proceso de documentación es potente.
La documentación y sus alegrías
En relación al proceso de documentación, ¿fue una alegría o una pesadilla no encontrar datos históricos que refrendaran esa época?
En parte es una liberación. Es verdad que hay veces que te preguntas qué pasó y necesitas saberlo y en ese aspecto es complicado.
Es una época que no tenemos los detalles, pero sí el contexto general bien representado gracias a los historiadores grecorromanos y a la arqueología. Nos ha dado mucha base para recrear esa época. Lo que pasa es que conocemos el contexto general pero no los detalles. No conocemos qué ocurrió un día y una hora en concreto o cómo se solucionó este tema. Entonces, allí el autor tiene un poco de libertad, siempre respetando la coherencia.
Proceso creativo
¿Cómo es tu proceso creativo? ¿Ha cambiado desde que comenzaste a escribir?
Más o menos, yo antes era mucho de brújula. Un poco a lo loco. Eso sí, cuando te enfrentas a la novela histórica tienes que tener un proceso de gestión y de organización muy diferente. Te obliga a pasar mucho tiempo documentándote. A anotar mucho y a tener un concepto más profesional de la creación de la novela.
Principalmente busco la idea, luego creo una primera sinopsis argumental lo más detallista posible y en torno a esta sinopsis argumental voy buscando la documentación que necesito.
Voy desarrollando la trama principal como si fuera un árbol. Después, inicio el proceso de los personajes. Le doy mucha importancia a los personajes. Creo que una historia sin personajes potentes está coja. Una mala historia con buenos personajes se puede salvar, pero una historia buena con personajes mediocres está abocada, en mi opinión, al fracaso. Por lo menos a mí, principalmente, no me gusta.
Leones de Aníbal
Has construido a los tres protagonistas principales, que siguen a Aníbal, pero sin focalizar la novela en él.
Sí, partimos muy recientemente de las novelas de Posteguillo que narran la segunda guerra púnica. Además, a mí lo que me interesa más de las grandes figuras es cómo afectaron a la gente que las siguió y que estuvo en contacto con ellas.
Me interesa mucho el desarrollo de los personajes, ver por qué hicieron lo que hicieron y cómo les cambió la historia, que en este caso es el viaje de Aníbal, y ver las relaciones que hubo entre ellos.
La interacción de personajes es muy enriquecedora para el autor e imagino que también para el lector. Entonces, el interés era ese, no focalizar en Aníbal y hacerlo en los personajes que le siguieron para dar un enfoque diferente que me interesa mucho.
La importancia de tener un agente literario
¿Cómo consigues que Déborah Albardonedo sea tu agente?
Yo tenía otro agente, pero se fue distanciando de la literatura y acabó dejándolo. Me encontré sin agente de la noche a la mañana después de haber publicado ya mi primera y mi segunda novela. Estaba un poco perdido, no sabía por dónde tirar.
Tenía algunos autores colegas como Ivan Mourin, que hace thriller y trabaja en varias revistas. Él estaba con Déborah desde hacía mucho tiempo. Me puse en contacto con él y me dijo que probara de contactar con ella porque estaba buscando gente nueva. Contacté, le envié Leones de Aníbal, le gustó bastante e hicimos una colaboración juntos.
De momento, estoy supersatisfecho con ella, se mueve mucho, cuida mucho a sus autores y está en contacto con buenas editoriales.
¿Tú crees que para un autor que empieza ahora es fundamental tener un agente editorial?
Yo creo que sí, depende también del camino que quiera seguir porque hay diferentes caminos.
La gente que tira por la autopublicación es evidente que no necesita a un agente literario, pero los que tiran por la publicación tradicional creo que deben tener un agente sí o sí para alcanzar buenas editoriales.
Lo que pasa es que el agente es tan complicado de conseguir como la editorial, o quizás más, porque editoriales hay muchas, pero agentes hay muy pocos, y agentes profesionales menos aún. Entonces, en ese sentido yo he tenido mucha suerte con Déborah y no puedo estar más que agradecido de todo lo que ha conseguido.
Proceso de corrección de una obra
¿Cómo llevas el proceso de corrección? ¿Utilizas a alguien más aparte de ti mismo o a lectores cero?
Sí, tengo pocos lectores cero porque soy un poco paranoico. No me gusta que la novela llegue a mucha gente antes de ser publicada, pero tengo dos o tres en los que confío mucho. Mi agente es la que al final va a decir si el libro ya puede ir a la editorial o si se tiene que retocar o cambiar un poco el enfoque. Es interesante tener a alguien que te saque del punto de vista del autor, que está viciado. Es tu novela, tu hijo, y no lo quieres retocar, pero tienes que darte cuenta de que, al fin y al cabo, aunque escribes para ti, también escribes para el lector y necesitas puntos de vista externos.
¿El editing como un proceso más de corrección?
Yo me dedico profesionalmente a hacer editing y me sorprende mucho que la mayoría de escritores no conozcan este proceso. ¿Qué opinas?
Claro, es que estamos en un proceso de cambio y el sistema está cambiando poco a poco. La manera de publicar, la manera en que el autor crea su obra está cambiando también con Internet. Han aparecido figuras nuevas, como los editing y los community managers y el autor todavía tiene que conocer un poco ese mundillo. Hay mucha gente que todavía no lo conoce.
A los que me preguntan, siempre les digo que se informen bien, conozcan su oficio y jueguen con todas las herramientas que tengan a su disposición, que no se enfoquen simplemente en lo conocido, que busquen. Hay nuevas figuras, gente como los correctores, los editores y los servicios editoriales.
Deben informarse de todos los caminos que tienen y tomar unas decisiones fundamentadas en la información que, al fin y al cabo, cuando uno se mete en un oficio nuevo tiene que saber; tiene que conocer el oficio antes de empezar a profesionalizarse.
El lector
¿Qué te gustaría que pensara el lector cuando acabe de leer Leones de Aníbal?
Me conformo con que se sienta entretenido durante el tiempo que la lea, que no sienta que ha perdido el tiempo y, evidentemente, si le gusta, si le encanta, si le fascina, pues mucho mejor. Tenemos que olvidar el objetivo de querer que sea una obra maestra y cambiar la historia de la literatura. Es todo mucho más sencillo, le tienes que gustar al lector.
Si al lector no le duele haberse gastado su dinero en ti, eso ya es para mí la mayor satisfacción que un autor puede recibir. No hace falta que me analice la novela, con que me diga sinceramente que se lo ha pasado genial, yo tengo suficiente.
¿Tienes ya nuevos proyectos entre manos?
Sí, mi agente ya tiene el próximo manuscrito y lo está valorando. Veremos si lo podemos meter y dónde hacerlo, si hay que cambiarlo o retocarlo.
¿También es novela histórica?
No puedo decir mucho todavía porque estas cosas no se pueden contar mucho. Es novela histórica, pero tiene un poco de mezcla con mitología y nos vamos un poquito más atrás en el tiempo. Todavía tenemos que ver, a lo mejor hay que hacer algún cambio.
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