José Manuel Pedrós. El silencio de Consolación, su nueva novela
Entrevisto a José Manuel Pedrós, uno de mis autores, que acaba de publicar El silencio de Consolación. Una novela que habla de una mujer sencilla y apasionada a la que, a pesar de querer vivir una vida tranquila, el destino se empeña en ponérselo muy difícil.
José Manuel Pedrós: «No hay que esperar a que lleguen las musas, hemos de ir nosotros a buscarlas. «
José Manuel Pedrós tiene una larga trayectoria como escritor después de más de 20 obras publicadas entre poesía, narrativa breve, novelas y libros de viajes. Su última novela antes de esta fue El códice de María Magdalena, un gran éxito de público y crítica.
Polifacético y perfeccionista siempre intenta que sus novela lleguen al lector de la mejor manera posible. Así, nos encontramos con El silencio de Consolación. Si te gustan las historias sencillas en las que es fácil identificarte con los protagonistas, esta es tu novela. Consolación es una mujer que vivió la transición, un mundo cambiante del que intentará salir indemne, aunque la vida no se lo pondrá fácil. Superación, traición, amor y desamor se van entrelazando en esta trama que conseguirá que quieras a esta protagonista tan real y cercana.
¿Qué te llevó a escribir El silencio de Consolación?
Más de una vez he pensado que alguien, alguna vez, me haría esta pregunta, y por más que he intentado hacer memoria, no he conseguido recordar con exactitud qué fue lo que me llevó a escribir esta novela. Hace más de 20 años que nació el germen de ella, y supongo que, después de escribir La oscura noche del silencio, una novela en la que se mezclaba el independentismo, la política y los errores policiales en el País Vasco, quería escribir algo muy distinto, algo que participara de la sensibilidad y los sentimientos, y creo que esto pudo ser lo que me llevara a iniciar la escritura.
¿Cómo ha sido ponerse en la piel de Consolación?
Para un hombre es difícil ponerse en la piel de una mujer, y creo que por mucho interés que haya puesto, por mucha sensibilidad, o por mucha delicadeza, que haya querido aportar, o transmitir, siempre quedarán algunos resquicios que indican que eso no lo ha escrito una mujer. Aunque si he conseguido algo con lo que se puede identificar el lector, o que sus sentimientos comprendan la personalidad de la protagonista, dentro de ciertas contradicciones que, por otra parte, en todas las personas se dan, si el lector llega a identificarse con el espíritu de Consolación, eso, para mí, ya sería suficiente.
¿Cómo ha sido el proceso creativo?
El primer borrador lo escribí en el año 1996. Ha estado dormido mucho tiempo, pero desde entonces hasta ahora, he hecho cuatro o cinco revisiones más o menos profundas, podando ramas secas y limpiando el tronco. Revisiones en las que he ido simplificando los contenidos, eliminando lo superfluo y dándole más agilidad a la narrativa para que el lector no se pierda, enredado en esas ramas secas que inicialmente tenía. Al final han quedado unas 100 páginas menos, y el resultado es el que ahora presentamos.
¿Cómo ha sido trabajar con El Tintero Editorial en la edición de la novela?
Muy agradable. Creo que es necesario que exista una conexión entre el autor y el editor (o la editora, en este caso). Si no existe una simbiosis o una correspondencia biunívoca entre ambas parte, es posible que el resultado no sea el más adecuado, y aquí sí que ha existido esa conexión, o esos lazos, entre Yolanda y yo, por lo que espero que el resultado final haya sido el más óptimo.
¿Cómo ves tu evolución como escritor?
Aunque uno no es el más indicado para hablar del desarrollo de sí mismo, puedo decir que mi evolución, según creo, ha ido hacia un plano cada vez más sencillo, más transparente, más diáfano y más comprensible. Algo que, en realidad, es lo que desde hace más de 20 años he ido buscando. Yo empecé escribiendo poesía y fui creciendo hacia un estilo cada vez más metafísico, o más filosófico (más oscuro, en resumen), mientras profundizaba en el interior del individuo como ente, y eso hacía que mi poesía fuese, como ocurre a menudo, de difícil comprensión y, por lo tanto, de complicada aceptación. Llegó un momento que decidí derivar mi escritura hacia la narrativa, para buscar, por encima de todo, la simplicidad, la sencillez y la comprensión. Y en eso, modestamente, estamos.
¿Qué consejo le podrías dar a alguien que está empezando en este mundo de la escritura?
Que trabaje sin descanso, que se forme previamente de una forma adecuada y que lea todo lo que sea necesario. No hay que esperar a que lleguen las musas, hemos de ir nosotros a buscarlas. Si aparecen, bien, pero si no aparecen de momento, cuando lleguen que nos pillen trabajando.
Cuéntanos alguna manía que tengas para escribir.
En realidad, creo que no tengo ninguna manía a la hora de escribir, como tampoco tengo un horario estricto, aunque es cierto que las tardes me cunden más que las mañanas; pero igual estoy ante el ordenador por la mañana que por la tarde, incluso algunos días por la noche o muy temprano, casi de madrugada. Lo único que se necesita es un lugar donde uno esté concentrado, donde no haya demasiados ruidos externos para que el silencio y la soledad nos acompañen. Si esto último son manías, pues esa sería la respuesta.
¿Qué te gustaría que pensara el lector cuando termine de leer El silencio de Consolación?
Lo más importante para mí es que, tras la lectura, piense que le ha quedado algo positivo. Que ha comprendido la sensibilidad de Consolación, sus problemas, sus sentimientos; y aunque alguna vez haya sido contradictoria en ciertos análisis, eso forma parte de la profundidad del ser humano. Si, además, el lector (o la lectora), ha disfrutado con la lectura, ha pasado un rato ameno y entretenido y le han divertido ciertas situaciones, al margen de los dramas que le suceden a la protagonista, pues mucho mejor. Yo solo he pretendido crear una historia sencilla que no tiene ninguna base real, pero podría, perfectamente, haberla tenido.
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