La tristeza de los ángeles o la maravilla del diálogo libre. Reseña
La tristeza de los ángeles (Salamandra) es la segunda entrega de la Trilogía del muchacho de Jón Kalman Stenfánsson y uno de los clásicos de esta época, sin duda. Comencé la saga por esta novela, a ciegas, y conforme iba adentrándome en sus profundidades heladas el asombro era continuo.
La tristeza de los ángeles, una novela luminosa
Aún no he abordado la primera parte ni la tercera, pero solo con esta novela sé que no me equivoco al asegurar que es una joya de la literatura de nuestro tiempo, no solo por su estructura, repleta de descripciones que podrían ser un pozo sin fondo, pero que en esta pluma se convierten en una aventura colosal. También porque en ella se encuentran personajes que no necesitan tener un nombre, como el protagonista de toda la trilogía, para conseguir que vivas dentro de ellos.
Grades hallazgos
En su lectura se necesita un lápiz bien afilado porque no paras de subrayar frases y momentos mágicos que te trasladan a la inmensidad islandesa y a la de tu propio corazón.
«Los caballos piensan mucho, son los filósofos del reino animal».
«La sorpresa y lo inesperado son fuerzas físicas que remueven el aire y crean electricidad en la vida…»
«… cuando el dolor invade sus vidas, y es cierto, las palabras no son más que piedras inertes, trapos viejos y raídos. Y también pueden ser malas hierbas, venenosas y dañinas, madera podrida que ni siquiera sería capaz de soportar el peso de una hormiga, mucho menos una vida humana. Sin embargo, las palabras son una de las pocas cosas que tenemos a mano cuando todo parece habernos traicionado. Tenlo en cuenta. Y tampoco olvides nunca algo que nadie entiende: que las palabras más insignificantes y las más inimaginables pueden, de un modo inesperado, soportar un peso enorme y alentar la vida para salvarla de los precipicios más vertiginosos».
«No se dice ni una palabra (…) sobre lo que a veces sucede entre dos seres humanos, invisible pero más fuerte que todos los imperios, más fuerte que todas las religiones y tan bello como el cielo, ni sobre las lágrimas, que son pececillos transparentes, ni sobre las palabras que le susurramos a Dios o a esa persona que nos importa más que nadie…»
«Los dedos rara vez se aburren».
«El espacio que separa la vida y la muerte es tan pequeño que cabe en una sola palabra».
«… dijo el hombre que más que hablar parecía disparar un fusil; pues algunas palabras son como balas y algunas personas como fusiles».
El libro está plagado de hallazgos que te tocan y te descubren.
Texto fluido
Una de las características que me ha fascinado de la lectura es el uso de los diálogos libres, todo es texto corrido. La narración se mezcla con la voz de los personajes y sus acotaciones sin ninguna marca que lo indique (hay grandes maestros de este tipo de narración, acabo de leerme La ciudad, de Lara Moreno, que merecerá una reseña aparte).
Es una forma de narrar difícil de conseguir, pero cuando se hace bien es un placer entenderlo todo a la perfección, sin que nada interrumpe tu lectura.
Este tipo de diálogos ayuda a que el lector se adentre mucho más profundo en los personajes, ya que los vive tal y como asiste a una conversación en su vida real, en la que nadie abre guiones cuando habla.
La naturalidad se impone, haciendo que fluyas por el libro con una ligereza que acaba siendo un punto más para afirmar la maestría del autor.
Asaltos de ternura
Otro de los puntos fuertes de La tristeza de los ángeles es la forma tan descarnada de presentar algunas escenas, sorprende que entre tanta nieve y hielo, los personajes se mantengan latentes y cálidos, mostrando su yo más recóndito aunque no quieran.
El humor siempre presente
También es tremenda la capacidad para el humor que tiene la narración, hay escenas que, aunque están revestidas de una gravedad a vida o muerte, consiguen llevarte hasta la carcajada de una manera gloriosa (si la has leído seguro que estás pensando en esos cuarenta ojos que miran atónitos a dos extraños que acaban de entrar en un refugio para animales. Y ya no hago más spoiler, hay que leerla).
Conclusión
Para rematar, La tristeza de los ángeles entraña todo lo bueno de una obra literaria redonda:
- Buenos personajes
- Un título evocador.
- Una trama cuidada.
- Capacidad plástica en el lenguaje y selección de palabras exquisita que ayuda al lector a colocar las piezas del puzle con lo mínimo posible.
- Descripciones deslumbrantes y heladoras.
- Pensamientos que te clavan al papel (o la pantalla).
Y me quedo corta. Ve a por ella, no te arrepentirás.
Faltaría una buena portada; no sé si va de nieve, paseo por la nieve, buscar algo en la nieve con un farol… Hay gente que compra por lo que ve en la cubierta exterior.
Hola, cuánto tiempo, la portada se compensa en un instante, nada más comenzar a leer la delicia te atrapa. Prueba y verás. Un abrazo enorme.