Nada que no sepas. María Tena. Reseña
Nada que no sepas, Premio Tusquets 2018, es una novela que te llega al alma. Profunda y en la que encuentras frases de esas que se quedan en el hipotálamo.
Nada que no sepas hace una disección del amor y la amistad
Si me lees, sabes que cuando me gusta una novela, el paso siguiente es destriparla (te dejo el enlace a Irene, de Lemaitre). Es decir, sondear en su interior para encontrar los hallazgos que me han hecho amarla. Aquí te dejo algunos de los que he encontrado en la última novela de María Tena, un premio Tusquets más que merecido.
Nada que no sepas arranca en la infancia. Ese universo en el que todo está borroso y se sufren las calamidades porque sí. Con la frustración que genera el desconocimiento y la falta de control sobre uno mismo y el entorno. Una niña que al convertirse en mujer busca respuestas. En el trayecto, el lector siente esa evolución de la mente y de la vida.
Un buen inicio para una novela
La primera frase del libro nos indica que esta lectura será un trayecto. Una transición y una aventura dentro de uno mismo. «Yo vengo de un lugar de donde siempre había que irse». Una maravilla de inicio que presagia una lectura deliciosa, aunque no exenta de tensiones y puntos crudos que el lector vivirá con el corazón encogido gracias a la prosa, clara y, a veces, clarividente, de María Tena. Rápida y efectiva.
Una crisis matrimonial la impulsa a volver, aunque eso implique irse. Así, la protagonista busca en una huida encontrarse a sí misma. Descubrir en qué se sustenta su pasado y ponerle nombre a lo que le sucedió a su madre. Sanar, en definitiva, ante tantas pérdidas.
Lugares en los que quedarse a vivir
En la lectura se irán encontrando perlas. Lugares donde nuestra mente ya ha estado, aunque no se acuerde, como le ocurre a la protagonista. Que desde esta perspectiva se interpretan como hallazgos que nos hacen volver a nuestro interior para organizarlo un poco mejor. Casi como si Marie Kondo hubiera estado allí. Hablan de lo que ya sabemos, pero que nos encanta que nos lo cuente otro. Lugares luminosos donde nos quedamos a vivir que nos hacen reflexionar sobre nuestra propia vida.
Y este es un acierto de las novelas universales; aunque nada de lo que se cuenta en sus páginas lo haya vivido el lector; aunque no puedas trasladar a tu vida ni una sola de las acciones de la protagonista. Las emociones que encierran te llegan al fondo del alma como si María Tena las hubiera escrito pensando en ti.
Saltos en el tiempo
Es una novela intimista, pero que, además, ofrece un contexto que se contrapone u opone, a veces. Dejando que el lector encuentre por sí solo las diferencias entre la sociedad uruguaya y la española del franquismo. Y cómo han ido evolucionando hasta nuestros días. La línea del tiempo narrativa salta constantemente, a través de los recuerdos, sin que por ello el lector se encuentre perdido en ningún momento.
Nada que no sepas evidencia un buen manejo narrativo y, sobre todo, que su autora tiene mucho que aportar a la literatura. Para mí, personalmente, ha sido todo un descubrimiento. Si aún no has leído este libro, no dudes, ya me lo agradecerás. ¡Hasta la semana que viene! 🙂
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