Qué es ser editor
¿Qué es ser editor de libros? ¿Por qué todo el mundo confunde la palabra editor? ¿A qué se dedica un editor? A todas estas preguntas intentaré dar respuesta en este post que se va a convertir en un segundo en una pataleta en toda regla. Mucho mejor que convertirme en la abuela que corona la entrada, vamos, digo yo.
Qué es ser editor de libros
Me dedico a editar libros. Mi especialidad es el editing. Y, sí, se denomina con un anglicismo, así que empezamos bien. De tal manera que dedico más de ocho horas al día a analizar y arreglar libros. Recomponer su estructura, sus personajes, su tono, su verosimilitud, su ritmo… y un largo etcétera. En definitiva, a mejorar su calidad. Cómo empiezan, cómo acaban, si las tramas se sostienen, si todo está en su sitio… Llegados a este punto, creo que no es mucho pedir si digo que me gustaría que los demás supieran de qué hablo cuando les digo que soy editora. ¿No? Pues Ja.
— ¿Quién es el editor?
Y todo esto viene porque también se denomina editor al profesional encargado de imprimir libros o al que los maqueta o diseña su portada. Además, también se llama así a la persona que hace la corrección ortográfica y de estilo. O al profesional que hace todas estas cosas a la vez. Haberlos haylos. También al dueño de una editorial. Además de a todos los otros que contempla la RAE, que aquí está la madre del cordero (que, según la Academia, es una locución adverbial aceptada y se utiliza para advertir que vienen curvas).
El caso es que cuando yo digo que me dedico a editar, la gente piensa que hago alguna de esas cosas, o todas, excepto la que de verdad hago. Y da rabia. No porque me considere mejor que nadie. Las profesiones arriba enumeradas tienen un valor insustituible en el proceso. De hecho, a veces, también soy correctora ortográfica y de estilo (cuando no he hecho el editing del libro, claro) que me parece algo maravilloso y que tiene un mérito estratosférico, por cierto. Lo mismo que el resto.
Lo que pasa es que si quieres que tu interlocutor sepa de verdad a qué te dedicas, tendrás que echarle una buena disertación al respecto. Viendo su cara de circunstancias que te indica que está olvidando cada palabra casi antes de escucharla. Y es que editor de libros, en la acepción a la que yo me dedico, es una profesión rara. Aunque sea mi el pan de cada día es desconocida para la mayoría de la gente, incluso para muchos escritores. Y lo sé por experiencia:
— Hola, Yolanda, ¿qué tal, cuánto tiempo sin verte?
— Bien, genial.
— Muy bien, ¿y a qué me dijiste que te dedicabas concretamente?
Es más común de lo que podría parecer. Por enésima vez le tengo que explicar todo. De hecho, tengo un speach que mi mente repite como un papagallo cada vez.
— Ay, hija, mira que me lo has explicado veces, pero no logro entender qué haces con los libros.
Y así…
Explicarle a todo el mundo lo que haces cada vez, es cansado, cansino y agota hasta al que te escucha.
— Venga, no te enfades, si nos encanta que nos lo expliques cada vez que te vemos, jajaja
Y lo peor es que de toda esa desinformación y esa maraña de conceptos se aprovechan los desalmados. Y da rabia que suceda esto en un campo donde todos (los conceptos) deberían estar perfectamente diferenciados.
Y que me perdonen los académicos y las académicas (aunque de estas últimas hay pocas, por desgracia), pero la confusión viene porque, efectivamente, como podéis comprobar en la foto, cuando vamos a la RAE, nos encontramos con que en el sector de las palabras, precisamente, nadie ha tenido a bien de buscar una que defina cada una de las acepciones. Todos somos editores, pero nos dedicamos a cosas muy distintas.
¿A qué se dedica un editor?
Desde mi percepción (y aquí barro para casa), un editor, no es aquel que publica un libro prácticamente terminado, es el profesional que contribuye a darle forma de manera significativa. Y esta contribución no se centra en la parte ortográfica o de estilo (y pongo este ejemplo porque es uno de los que más se confunde con lo que yo hago).
Un buen editor hace todas las lecturas posibles del libro y estudia todos sus elementos. Desde la trama a la construcción de personajes. Es quién certifica que todo funciona o, por el contrario, quien te cuenta que debes darle otra vuelta y dónde darla. En definitiva, mi trabajo consiste en hacer que un libro sea tan bueno como le sea posible. Que un autor potencie al máximo todas sus virtudes. A eso me dedico. Una de las profesiones más apasionantes que existen. Eso sí, tiene un pequeño lío de conceptos. Lo superaremos.
Así que todos los años le pido lo mismo a los Reyes Magos. Que cuando me pregunten a qué me dedico y diga que soy editora; el interlocutor sepa, a la primera (por soñar… ), de qué estoy hablando. Todo lo contrario de lo que suele ocurrir:
— Ay, qué chulo. ¿Y cuántos libros publicas al año?
Es tal la desinformación respecto al término que convertirse en un editor es algo que debe suceder por arte de magia, porque a nadie se le ocurre que existamos. Hay gente que me dice:
— Bueno, no es tan malo, así tampoco se plantea nadie cómo ser un editor de libros.
Pues mira por donde, sí hay competencia (por cierto, encarnizada), fíjate tú. Y está bien, así nadie se duerme en los laureles, todo sea dicho., Aunque no deja de ser una pena que una figura tan importante para la calidad literaria, tan necesaria en los tiempos que corren, esté tan olvidada, tan perdida y poco reconocida.
— No mires que viene.
— Yo no lo soporto más, de verdad, todos los días igual.
— Sí, como vuelva a explicar qué es ser editora, la mato.
Y diréis que se me ha ido la cabeza, pero es que es así. Nadie es capaz de crear una obra maestra por sí solo. Necesita de los ojos de otros. Un libro es una de las obras de arte más colectivas que hay. De hecho, lo ideal sería que todos esos profesionales que también se denominan editores participaran de una manera u otra en su creación (edición, lector cero, corrección ortográfica, de estilo, maquetación y diseño de portada… ). Y quien no quiera reconocerlo… Allá él.
Así que sirva este artículo de reivindicación de una profesión apasionante y mágica. Impresiona navegar por la mente de otra persona. Ayudarle a extraer todo el potencial que tiene dentro. Me encanta ser editora. He nacido para esto y donde vaya, aunque me resulte bastante penoso en algunos casos, seguiré diciendo y explicando a qué me dedico. Con gusto y paciencia. De hecho, lo podré hacer (sobre todo, con paciencia) porque tengo un blog donde me desfogo de vez en cuando. Gracias por ser mi pañuelo de lágrimas.
¿Sabías que existía esta profesión? Por favor, dime que sí.
¡Hasta la semana que viene!
Ser editor es uno de los oficios más bonitos del mundo. El editor es el profesional que ayuda a sacar el libro del útero del escritor. El que le invita a la vida. Con el fórceps de la maquetación y otros utensilios que él conoce bien, el editor, afanoso, consigue que las palabras vean la luz. También el editor —eso creo— indaga, hurga, escarba, metódicamente, en las entrañas del escritor hasta llegar lo más cerca posible al alma de esa materia en gestación que va a ser arrojada a los lectores. Si es hábil, el libro, unido por una leve embriaguez con el editor, se dejará moldear por tan amorosas manos. Y lo más importante, se hospedará en el lector para siempre.
Carlota Gastaldi.
Qué maravilla Carlota. Es preciosa tu definición. Mil gracias por el comentario.
Lo que creía que era un editor: alguien todopoderoso e inalcanzable que decide si un manuscrito se publica o no, alguien muy ocupado al que los pobres escritores no consagrados (esos tienen pase VIP) tratan de llegar suplicando una oportunidad.
Lo que creo que es un editor después de conocer tu blog: alguien muy GENEROSO, y con mucha fé. Alguien capaz de leer un proyecto de libro, pensar «vaya mierda, ésto no hay por dónde cogerlo», y aún así tener fé en el autor y estar dispuesto a ayudarle a convertir su proyecto/sueño en realidad.
Hay que ser de una pasta especial, y te admiro un montón por ello. De verdad.
Muchas gracias por tu comentario. Si es que para mí ser editora es fluir, no tiene más secreto. Además, he decir que la palabra editor tiene muchas acepciones, desde luego. De todas formas, los que se dedican a elegir obras para publicarse en las editoriales tradicionales tienen un papel importantísimo en la calidad de todo lo que se publica y su trabajo es, a veces, muy ingrato. Ellos también apuestan por escritores desconocidos y les apoyan para poder publicar. Lo que ocurre es que el mercado está muy saturado y es complicado elegir, además hay que tener en cuenta que las editoriales tienen una línea a seguir que es difícil no atender.
Por otro lado, normalmente, en mi caso, hay una selección previa. Trabajar en una obra y con un autor requiere meses, por lo tengo que ver que vamos a llegar a buen puerto y se van a cumplir en cierta medida las expectativas del autor. Tengo que ver el diamante por pulir para que comience a trabajar en un libro. Hacer otra cosa sería dar falsas esperanzas a alguien y que pierda mucho tiempo, esfuerzo y dinero en una obra que tal vez necesita demasiado para llegar a lo que el autor quiere. Los buenos mimbres deben estar ahí, aunque haya que pulir mucho. Y también te digo que quien manda es el autor: si quiere aprender y potenciar su obra al máximo, estamos en sintonía. Escribir un libro requiere mucho esfuerzo, sea bueno o malo el resultado, y eso nunca hay que pasarlo por alto. Respetar esa dedicación y ese amor al arte es una de mis máximas. Lo que me lleva a ser sincera siempre, aunque, a veces, duela. Un abrazo 🙂
Siempre he pensado en un «editor» como el que edita una novela, es decir, quien, después de haber sido revisada, después de tener la novela lista, se encarga de crear el libro en el formato adecuado con una portada interesante y publicarla a través de una editorial o similar. El editor no toca el contenido porque ya lo han echo otros; es como una jerarquía de necesidades por las que hay que pasar para poder ver la obra en la estantería de una librería. Me gusta saber que existe el «editing» como lo describes y que es algo que no tiene nada que ver con lo que yo creía. Hay un batiburrillo de confusos nombrecitos para definir ciertos trabajos que hay que hacer con una obra y no siempre están claros. Gracias por el artículo.
Hola, por desgracia hay una maremágnum de acepciones de la palabra editor que hace complicado saber de cuál se habla cada vez. En mi caso, mi trabajo sería de editor de mesa, el que ayuda al autor a sacar todo lo que tiene dentro de la mejor manera posible. Y es corriente que muchos escritores no conozcan la existencia de esta figura profesional y más cuando trabaja de una manera independiente como yo. Ese profesional existe en algunas grandes editoriales, pero no en todas. Así que somos como una rara avis, pero haberlas haylas. UN abrazo,
Me considero afortunada por haber coincidido con Yolanda en persona en la MOLPEcon de hace un año. En aquella preciosa reunión que organizó Ana González Duque tuve la suerte de compartir mesa con ella y recuerdo que le comenté que igual un día nos hablábamos más a fondo. Y ese día llegó, y ahora estamos en los comienzos de un trabajo común, calentando motores para el «editing» de mi novela. Para mí fue una suerte descubrir esa faceta de la profesión, porque siempre había soñado con algo así, y hablar con ella fue como empezar a creer que las hadas existen. Así que me encanta ser una esquinita en este pañuelo de lágrimas que tanto me ha hecho sonreír. ¡Gracias por todo, un besazo, y seguimos colaborando, que esto promete!
Hola, Adela, qué gusto leerte, muchas gracias por el comentario. En nada, vamos a ello. Un abrazo enorme 🙂
Hay multitud de profesiones y aún más la cantidad de personas que trabajan en cada profesión. Y en todos los lugares donde hay mucha gente suele haber de todo, buenos, malos y regulares. He tenido la suerte de trabajar con Yolanda en uno de mis libros, y además de ser trabajadora, es una gran profesional, lo hace muy bien.
Ay, Alejandro, me he puesto roja. Fue un placer enorme trabajar contigo, aún echo de menos a Roque, no creas. Un abrazo enorme
Me ha encantado tu artículo. Soy escritora, y debo decir que me he enamorado de la edición. Más adelante me encantaría dedicarme a la edición de libros también.
Gracias a ustedes las obras brillan en su totalidad, es como presentar un diamante en bruto y ustedes lo pulen sacando lo mejor. Gracias por su gran labor, los escritores les necesitamos más de lo que pudiéramos decirlo o reconocerlo. Pero es así, son necesarios, siempre. ¡Un abrazo!
Hola, Karla, qué voy a decir yo de esta profesión que amo, es lo que más me gusta hacer en el mundo y lo que, honestamente, sé hacer mejor, así que no te puedo contar más que cosas divinas de ser editora. Aunque no es un camino de rosas. Es una profesión vocacional porque solo ese gusto por la literatura hace que compensen las largas jornadas, los horarios extenuantes y esa dedicación exquisita que debes tener con tus autores. Se requiere mucho mimo y cuidado para hacer una buena edición, además de saber surfear por la mente del autor y armar tramas en cualquier punto y momento que la obra lo requiera. Con todo, para mí, es la mejor profesión del mundo. Un abrazo enorme, muchas gracias por el comentario y te deseo lo mejor si te decides por ello.
¡Hola, gracias por la explicación!
Para ser sincera, era una más de las que pensaba que editar era «poner bonito el libro y publicarlo». Pero, desde que tengo uso de razón, leo muchísimo más que la gente de mi edad, adoro tener mi biblioteca, tocar y oler mis libros y cuidarlos como oro en paño. Admiro tanto la obra literaria como la obra física y, al ser consciente, quise saber más del mundo editorial. Esto me llevó a conocer la magia del editor y me tiene tan enamorada que quiero dedicar mi vida a ello, a dar ese empujoncito que los propios escritores no pueden darse, ser sus ojos y guardiana.
Pero,como bien dices, mucho me temo que es complicado entrar en este gran universo de conexiones emocionales.
Hola, Ana, dedicarse a surfear por las mentes y ayudar a que se plasmen en el texto es una profesión llena de recovecos y peligros, aunque también de maravillas. Mucho ánimo con ello 🙂
Hola! A mi me encantaría ser editor y siempre le he tenido miedo a editar la ortografía y escritura, mi fuerte es el arco de los personajes y los hoyos en la trama. ¿Entonces si quiero buscar trabajo de editor para la historia, personajes y trama, que busco exactamente para que no se confunda con la ortografía y prosas
Hola, necesitas formarte mucho, a fondo, porque ser editor requiere de técnica y mucha formación. Es difícil diagnosticar novelas, saber cómo arreglarlas y que funcionen a la perfección. Y no hay ninguna formación específica para eso. Se aprende a fuerza de leer mucho, estudiar diversas disciplinas (desde literatura a estructuras sintácticas, es inabarcable, la verdad), tener un vocabulario muy amplio, conocer bien el imaginario colectivo, cómo funciona la imaginación y los diferentes perfiles de lector tipo. Y me dejo muchos detalles esenciales, por eso no hay una formación específica. Además a todo esto hay que añadirle experiencia. Como ves no es sencillo, pero sí posible. Mucho ánimo.
Hola, Editing, Yolanda Barambio.
Leí tu pataleta y tienes razón. Cuando no se nos reconocen méritos nos da gastritis o ulceras. Antes que nada, los editores y correctores (editing) deben ser sinceros y nunca engañar a un autor soñador. Si tiene talento, decírselo, y si no, también. Posiblemente no nació para eso. Solo anhela fama y dinero sin tener el potencial.
Cuando escribo me olvido de todo y atiendo la voz del corazón. Es tan absorbente escribir un libro que me rasco la cabeza cuando al final me dicen: «te falta lo principal»: perfeccionarlo. Y Pateo mi escritorio exclamando, «¡Qué carajos! Si mi libro lleva 50 auto correcciones!». Ahora que te he leído comprendo la situación. Necesitamos 100 ojos que vigilen nuestra obra antes de publicarla. Va de por medio nuestro nombre.
Antes del 2000 solo oía hablar de correctores de estilo, ortográficos, maquetadores, diseñadores gráficos, lectores cultísimos. Los periódicos los tienen siempre. El oficio se ha sofisticado y multiplicado tanto. Tal vez por ello no obtienen el debido reconocimiento. Que la palabra editing (anglosajona) no sea tan popular. Los famosos autores, con quienes haz trabajado, deberían mencionarte en su obra. Gradualmente se te reconocerían méritos. Chance y alguien venda millones de copias, como Harry Potter, y te hagas famosa. Lo digo en serio. Ya no te preguntarían con ojos de lince: «¿a qué te dedica realmente?». La verdad se confunden ambas actividades.
Sin duda debes amar mucho el arte literario para ser editing, ( diferenciándolo del publicalibros). Los dos trabajan con los sueños del escritor: proyectarse, ganar plata y ser famoso. Quien afirme lo contrario miente. A partir de Internet nacieron muchas profesiones novedosas. Una terminología desconocida. Marketing, Editing, Redes sociales, ingeniería en sistemas, maquetadores, etc. Perdona mi ignorancia pero creo que anteriormente el trabajo de Editing lo hacían las editoriales. Tan duchos en ganar dinero que un autor sin potencial ni lo regresan a ver. Si el libro es comercial les vale madres que sea un perfecto desconocido o literato famoso. Bisnes son bisnes. Escribir es hacer magia, circo, maroma y teatro. Conquistar el corazón de los lectores no es fácil. Hay tanta competencia. Podemos Trasmitir conocimientos, experiencias. Inspirar, ilustrar, divertir, y por qué no, trascender. Bueno, eso cree un soñador nato.
Un placer leerte.
Gracias por tu comentario, el sector ha cambiado mucho, pero en el fondo lo importante permanece. Si publicas que sea una obra bien hecha y sin fisuras, no solo a nivel de estilo y ortografía, sino que tenga sus bases bien asentadas al suelo. Hay obras que no tienen ni una errata, pero son imposibles de leer y disfrutar porque no tienen ni una sola variable en su sitio.
Un abrazo,